Cuál fue el origen y el aspecto de Cleopatra, una de las mujeres más poderosas de la historia
La falta de información confiable sobre Cleopatra, ha alimentado debates durante años sobre cómo era la reina de Egipto
Eternizada en la imaginación popular como una mujer de piel blanca y ojos azules por la actriz británica Elizabeth Taylor, Cleopatra ha provocado debates durante siglos en torno a su astucia política, su belleza, su identidad y su legado para Egipto.
La controversia a su alrededor revivió esta semana con la revelación de que la monarca de Egipto será encarnada en el cine por la actriz israelí Gal Gadot, conocida por su papel de la “Mujer Maravilla”.
“Esperamos que las mujeres y niñas de todo el mundo que aspiran a contar sus historias nunca abandonen sus sueños. Haremos que sus voces sean escuchadas por y para otras mujeres”, dijo Gadot, al anunciar la película a sus 43 millones de seguidores en Instagram.
La película, aún sin fecha de estreno, será dirigida por Patty Jenkins, directora de “Mujer Maravilla”.
Por un lado, muchos celebraron una producción liderada por mujeres que debería evitar los clichés de seducción de películas anteriores.
Por otro, muchos criticaron la elección de la actriz para el papel, pues se acusa de blanquear la figura histórica, descendiente de una dinastía griega vinculada al rey macedonio Alejandro Magno, pero probablemente de origen étnico mixto.
Para muchos, debió ser una actriz de origen africano o árabe.
Pero ¿cuál es el verdadero origen y la historia de la última gobernante de la dinastía ptolemaica, la cual gobernó Egipto desde el 51 a.C. al 30 a.C., trajo prosperidad y paz a un país en caída y supo sacar provecho político de unir a dos generales romanos?
Para la historiadora británica Mary Beard, las miles de representaciones de Cleopatra a lo largo del tiempo están “basadas en una peligrosa serie de deducciones a partir de pruebas parciales o descaradamente poco fiables”.
Se sabe tan poco sobre ella que Beard sostiene que Cleopatra debería aparecernos hoy como “la reina sin rostro”.
Origen y linaje
Cleopatra VII nació alrededor del 69 a.C. en Egipto. Su nombre, de origen griego, significa “grande como el padre”.
Él fue el faraón Ptolomeo XII, pertenecía a una línea de monarcas de la dinastía ptolemaica iniciada en el año 332 a.C. Ese año, Alejandro Magno dirigió a las tropas griegas y macedonias en una batalla que liberó a los egipcios del dominio persa.
Alejandría se convirtió en la nueva capital de Egipto.
La ciudad era “la capital de las palabras helenísticas y griegas, donde estaban los libros de escritores muy importantes del pasado. Y vemos cómo la nueva cultura griega se asocia con la antigua tradición religiosa egipcia, que existía desde hacía 3,000 años”, explica el egiptólogo Christian Greco, del Museo Egipcio de Turín, Italia.
Cuando Alejandro Magno murió en el 323 a.C., su reino se dividió. Y aquí es donde la posición de gobernante de Egipto fue reclamada por Ptolomeo I, hijo de un noble macedonio que inició la dinastía ptolemaica.
A partir de ahí, Egipto sería gobernado por sus descendientes hasta la muerte de Cleopatra VII, en el año 30 a.C., más de 300 años después. Egipto se convertiría en uno de los reinos más poderosos del mundo y uno de los últimos en ser dominados por los romanos.
Esta mezcla de pueblos y lugares, junto con la falta de información confiable sobre la dinastía ptolemaica y Cleopatra, ha alimentado debates durante años sobre la reina de Egipto.
Después de todo, ¿era macedonia, griega o norafricana? Todo indica que era de origen étnico mixto.
Según investigadores del Instituto Arqueológico de Austria, los análisis de los huesos de una hermana de Cleopatra mostraron en 2009 que la reina egipcia era, en parte, africana.
La conclusión se extrajo después de identificar el esqueleto de su hermana menor, la princesa Arsinoe, hallado en una tumba de más de 2000 años en Éfeso, Turquía.
La evidencia obtenida al estudiar las dimensiones del cráneo de Arsinoe indica que tenía algunas características de los blancos europeos, los antiguos egipcios y los africanos negros.
Pero también hay otras cuestiones de identidad involucradas en el debate.
Según Maria Wyke, profesora de latín en el University College London (UCL), existe un gran desacuerdo sobre si Cleopatra podría ser considerada egipcia.
“En el siglo XIX, hubo un debate sobre si tenía sangre egipcia, en parte porque hay muy poca, si es que hay alguna, información sobre su madre o abuela. Pero a fines del siglo XX, la pregunta no era si Cleopatra era egipcia en el sentido genético, sino si era negra”.
“Esto surge principalmente en la década de 1990 con el afrocentrismo, con Egipto como punto de partida. Así, Cleopatra se convirtió en la personificación de una mujer poderosa en el origen de la historia africana”, continúa.
“Por lo tanto, reivindicar a Cleopatra como negra con una base histórica o no es irrelevante. Reivindicarla como negra se convierte en un importante contraataque contra los prejuicios de género y raza y la apropiación de Cleopatra por parte del hombre blanco del mundo occidental a lo largo del tiempo”.
Según Joyce Tyldesley, profesora de Egiptología en la Universidad de Manchester y autora de “Cleopatra: La última reina de Egipto”, la monarca “manipuló la religión egipcia para ser vista como una encarnación viviente de la diosa Isis, lo que le permitió consolidar por completo su posición de poder”.
Y, para Tyldesley, esta manipulación de la religión tiene la clave del gran misterio que la obsesionó mientras escribía su libro.
“Había una pregunta que me perseguía todo el tiempo: ¿Cleopatra se consideraba egipcia? Creo que sí, era reina de Egipto. ¿Qué más se habría considerado? Su padre era rey de Egipto, una de sus hermanas había sido reina. Creo que se consideraba egipcia, aunque no era una nativa, sino una egipcia griega”.
Según ella, cuando los griegos se establecieron en Egipto, había dos poblaciones viviendo una al lado de la otra y ambas estaban comenzando a familiarizarse con la cultura de la otra.
“Sobre todo, Cleopatra estaba empezando a ejercer la cultura egipcia, especialmente en términos de religión. Otros ptolomeos hicieron algo similar antes, en menor medida, pero es muy interesante que ella utilice una base egipcia para promocionarse”, explica.
Además, existen intentos científicos de reconstruir los verdaderos rasgos de Cleopatra, que le dieron un rostro disociado del imaginario popular eternizado por la cultura occidental.
En 2009, la arqueóloga y egiptóloga británica Sally Ann Ashton utilizó imágenes grabadas en artefactos antiguos, como un anillo que data de la época de su reinado, para recrear el rostro de la reina egipcia.
Su obra apunta a una mujer de etnia mixta, con rasgos egipcios y de herencia griega.
El poder por encima de la belleza y la seducción
Durante mucho tiempo, Cleopatra fue retratada como una bella reina de Egipto que sedujo a los romanos; fascinó al filósofo francés Pascal e inspiró obras de Shakespeare, pinturas de Tiepolo y varias películas de Hollywood.
Pero para Tyldesley, de la Universidad de Manchester, es necesario dejar a un lado todo este imaginario popular para entenderlo.
“No era esa seductora glamorosa que parece gustar tanto a los directores. No hay evidencia de que tuviera más de dos parejas sexuales: Julio César, a quien le fue fiel hasta su muerte, y Marco Antonio. Creo que nos gusta verla así (como seductora de varios hombres). Hay algo atractivo en eso, pero es muy injusto“, sostiene.
“Era una mujer muy inteligente. Gobernó durante más de 20 años y logró eludir el dominio romano sobre Egipto, algo que de alguna manera fue una amenaza durante todo su reinado. Además, recibió una nación de su padre que estaba en la pobreza y la llevó a recuperarse económicamente”.
Hay otra característica de la reina egipcia que es discutible. Gracias a Shakespeare, Tiepolo y las actrices que vivieron en el cine, desde Elizabeth Taylor hasta Amanda Barrie, la imagen moderna de Cleopatra es asombrosamente hermosa, pero no hay pruebas.
“No tenemos muchas imágenes de ella, y las que tenemos están muy estereotipadas. Son clásicas, parece una reina griega o romana. Estaban allí para representar ideas de la realeza, en lugar de mostrar cómo se veía realmente”, dice Tyldesley.
“La gente tiende a pensar que las monedas con su efigie son más realistasy si las miras, no es particularmente hermosa, ya que tiene nariz y mentón muy grandes. Pero entonces, ¿qué tan preciso puede ser un retrato de una moneda?”, señala.
“Depende de la habilidad de la persona que hace la moneda, que puede que no la haya visto realmente, y también de lo que quería retratar. Cleopatra puede haber deseado no verse delicada y hermosa, sino poderosa”.
Es probable, entonces, que Cleopatra no hubiera sido increíblemente hermosa, ni una mujer fatal o una manipuladora malvada, sino una política astuta que, al final, tuvo la mala suerte de estar en el lado derrotado de una disputa más grande que ella.
La lucha por el poder
La trayectoria de Cleopatra al frente de Egipto estuvo plagada de luchas de poder dentro y fuera de su dinastía.
Su historia familiar, además, está llena de asesinatos y traiciones. Para algunos investigadores, había que asesinar o ser asesinado para consolidarse en el trono, algo que ella misma vivió después.
Su llegada al poder no estuvo exenta de obstáculos.
Cuando murió el padre de Cleopatra, Ptolomeo XII, las mujeres no podían gobernar sin tener un hombre a su lado. Luego, siguiendo las tradiciones, la solución fue que Cleopatra, de 18 años, se casara con su hermano Ptolomeo XIII, de 10 años, para que pudieran reinar juntos.
Fue cuestión de tiempo antes de que surgieran las disputas.
Años después de asumir el poder, Ptolomeo XIII conspiró contra su hermana para sacarla del poder, lo que la llevó a huir a Siria. Desde ahí comenzó una guerra civil fratricida por el mando de Egipto.
Curiosamente, Roma también vivió una batalla interna por el poder, entre Julio César y Pompeyo, y las disputas terminaron mezclándose.
Prácticamente derrotado, Pompeyo fue a Egipto a buscar el apoyo de Ptolomeo XIII, pero al joven se le aconsejó que no se aliara con Pompeyo y que lo matara para no disgustarse con Julio César.
La estrategia terminó teniendo el efecto contrario. Julio César se puso furioso cuando se enteró del asesinato. Como consecuencia, el general romano fue a Egipto y promovió una tregua entre Cleopatra y Ptolomeo XIII.
El rey no quería rendirse estando al mando de Egipto e hizo otro intento de luchar contra el general romano mientras aún estaba en Alejandría. Pero terminaría derrotado y asesinado durante la llamada Batalla del Nilo.
Gracias a su alianza con Julio César y Roma, la posición de Cleopatra al frente del país era más sólida.
Según algunos historiadores, la reina consolidó su popularidad en Egipto hablando y vistiéndose como una egipcia mientras cumplía con sus deberes oficiales, pero usaba el griego en el ámbito privado. Fue en este momento que decidió ser la encarnación viviente de la diosa Isis.
Cleopatra y Julio César terminaron acercándose amorosamente y pasaron nueve meses juntos en Alejandría, cuando ella quedó embarazada del general romano.
Cesarión nació en el 47 a.C., pero nunca fue reconocido públicamente por su padre.
Nueva tragedia y nuevo amor
Cleopatra se fue con Julio César a Roma, pero cuando el líder fue asesinado por un grupo de senadores de la República en el 44 a.C., ella regresó a Egipto, donde mató a su hermano menor, Ptolomeo XIV, para gobernar el país junto a su hijo.
Pero la trayectoria de Cleopatra no estaría lejos de Roma durante mucho tiempo.
La muerte de Julio César desató una nueva disputa por el mando del Imperio Romano. En particular, entre el general Marco Antonio y el hijo adoptivo de Julio César, su sobrino Octavio.
Cleopatra luego formó una alianza política y amorosa con Marco Antonio.
Para algunos historiadores, la pareja pasó a vivir una vida de lujuria y libertinaje en Alejandría, lo que, para algunos, habría sido una forma de adoración al dios Dioniso. Durante ese período, tuvieron tres hijos.
Desde el punto de vista geopolítico, la asociación con Marco Antonio terminaría siendo el gran error estratégico de Cleopatra.
“Ella simplemente cometió un error y se puso del lado de Marco Antonio, y no de Octavio (que luego se convertiría en el emperador Augusto) cuando pelearon. Y fue un error fácil de cometer. Si estuvieras apostando, no habrías apostando por Octavio”, dice Tyldesley.
Sin embargo, es probable que este error único haya convertido a Cleopatra en la figura mal representada que es hoy. Si hubiera elegido el lado correcto o si hubiera ganado Marco Antonio, la historia pudo haber tratado su figura de manera muy diferente, incluso llevándola a ser olvidada.
Para Tyldesley, muchas descripciones de Cleopatra como desenfrenada y asesina procedían de autores romanos interesados en mostrar eso.
“Lo que pasó es que muchos de los faraones más antiguos fueron olvidados, pero Cleopatra logró sobrevivir porque era parte de la historia romana, aunque sobrevivió como enemiga de los romanos, descritos por autores clásicos”.
Estos escritores romanos no dañaron a Cleopatra solo por crear un mito a su alrededor, según el egiptólogo. También sacaron algo importante de su historia: su inteligencia.
Por otro lado, los historiadores musulmanes construyeron otra imagen de Cleopatra basada en registros locales, a la que accedieron después de la conquista árabe de Egipto alrededor del año 640 d.C.
Segúneéstos, la reina egipcia era una erudita, científica, filósofa y una política astuta.
“Ninguna tumba en la Tierra encerrará a una pareja tan célebre”
La trágica caída de la reina egipcia ocurrió durante la llamada Última Guerra Civil de la República de Roma.
Marco Antonio y Cleopatra unieron fuerzas para luchar contra Octavio, pero sufrieron una desastrosa derrota en la famosa batalla naval de Accio (cerca de Grecia), en 31 a.C.
Luego, la pareja huyó a Egipto. Mientras Cleopatra se escondía en su mausoleo, su amante partió para su última batalla, en la que fue nuevamente derrotado por Octavio.
Según Lloyd Llewellyn-Jones, profesor de Historia Antigua en la Universidad de Cardiff, el general romano, devastado por el dolor y la vergüenza de la derrota, terminó clavándose su propia espada al enterarse erróneamente de que la reina de Egipto también había muerto.
“Pero Cleopatra todavía estaba viva, se había escondido en su tumba, donde Marco Antonio fue llevado después de herirse con la espada. Finalmente habría sucumbido a sus heridas en los brazos de su amante. En lugar de caer bajo el dominio romano, Cleopatra, rodeada de suntuosas perlas, oro, plata e innumerables tesoros egipcios, se suicidó el 12 de agosto de 30 a.C.”.
Cuando Cleopatra murió, tenía 39 años. Fue momificada y enterrada junto a Marco Antonio, con quien había convivido durante 11 años.
Casi 16 siglos después, el dramaturgo inglés William Shakespeare escribió en la obra Antonio y Cleopatra: “Ninguna tumba en la Tierra encerrará a una pareja tan célebre”.
Pero la ubicación de la tumba es un enigma que aún no se ha desvelado. Si están enterrados en Alejandría, la región se ha vuelto cada vez más difícil de estudiar, ya que la mayor parte de la ciudad ahora está sumergida.
Con la muerte de Cleopatra y el final de la dinastía ptolemaica, Egipto finalmente se convertiría en una provincia del Imperio Romano.
Falsos indicios del suicidio de Cleopatra
Curiosamente, incluso la verdad sobre el evento más famoso de su vida, su suicidio, es incierta. Los estudios más divulgados dicen que indujo a una víbora áspid a morderla.
“Esta cosa de la serpiente es interesante. No hay evidencia para decir cómo murió. Un relato menciona una serpiente y de repente todas las imágenes que tenemos de Cleopatra tienen una serpiente. Pero las serpientes están vinculadas a la realeza egipcia, por lo que podría ser un caso de inexactitud “, dice Tyldesley.
“Lo más parecido que tenemos a un testimonio ocular, que en realidad fue escrito cientos de años después, dice que tenía marcas de pinchazos en el brazo, que pueden ser cualquier cosa, incluso nada. Pero es una historia hermosa”.
Para Wyke, del University College London, el suicidio de Cleopatra tiene una connotación política, más que romántica, sobre la pérdida de su amante.
“Creo que los romanos vieron el acto, no de sufrimiento y tristeza por la muerte de Marco Antonio, sino como un acto de orgullo, un intento de escapar de las consecuencias de la captura, porque sabía que si la capturaban, la llevarían de regreso a Roma, arrastrada por las calles como un trofeo romano y posiblemente sería ejecutada”, sostiene.
“Su muerte parece ser un acto político. Independientemente de la forma que se haya producido, se puede creer que una reina, tan dotada del poder de autorrepresentación, garantizaría una muerte que correspondiera a su autoridad como gobernante de un gran reino”.
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