Muchos hispanos le temen a la vacuna contra COVID-19

No le tienen confianza y prefieren esperar a ver las reacciones en los primeros vacunados

Muchos hispanos tienen miedo a ponerse la vacuna contra COVID-19. (Getty Images)

Muchos hispanos tienen miedo a ponerse la vacuna contra COVID-19. (Getty Images) Crédito: Joe Raedle | Getty Images

Claudio Óscar Granados, un padre de familia de 30 años edad, a quien el coronavirus le ha pegado dos veces y ha sufrido pérdidas familiares a causa de la pandemia, no titubea ni siquiera un segundo para decir que sí se pondrá la vacuna contra COVID-19 en cuanto esté disponible. Pero no todos los hispanos están tan decididos como él, y más bien se encuentran llenos de temores.

Sin embargo, Claudio Óscar quien ha sufrido el coronavirus en carne propia, se pregunta qué más le puede pasar.

“A mi y a toda mi familia nos ha dado. Además perdimos a mi suegro, y su papá que vino a verlo desde México cuando supo que estaba grave, acaba de morir a los 85 años también de COVID. Nunca se imaginó que le tocaría enterrar a su hijo; y que aquí pasaría sus últimos días de vida”.

Por todas estas experiencias dramáticas, Claudio Óscar no tiene ningún temor a vacunarse contra COVID-19. Es más, está deseando hacerlo, por su propia protección y la del resto de su familia, su esposa e hijos quienes también han sido víctimas de la pandemia.

Pero no todos los hispanos piensan igual que él. Pedro Rodríguez, quien trabaja en la cocina de dos restaurantes, no oculta su miedo a la vacuna contra COVID-19.

“¿Qué si me pondría la vacuna?… es una pregunta difícil de contestar. Por el momento, no me la voy a poner. Lo haré más adelante cuando mire que todos se la aplican y que no hay ningún efecto secundario”.

De 54 años de edad, Pedro reconoce que teme que la vacuna le vaya a perjudicar en lugar de ayudar. “No sea que al ponérmela no funcione y que el virus se me desarrolle más”, externa.

Pfizer eleva al 95 por ciento la efectividad de su vacuna. (EFE)

Este inmigrante mexicano no padece de enfermedades crónicas, pero sí de apnea del sueño, un trastorno que hace que mientras duerme, la respiración se detenga, por lo que tiene que usar una máquina que le ayuda a respirar por las noches.

“No me ha pegado COVID-19, pero la vacuna me da miedo porque temo a posibles consecuencias. Se oyen tantas cosas. Hasta que puede incluir un chip del gobierno para controlarnos”.

Pero también dice que le preocupa que se desate una mortandad entre las personas vacunadas contra COVID-19.

Lucy Ugalde no oculta tampoco su miedo por administrarse la vacuna contra COVID-19. “Ya que mire que la gente no tiene secuelas, me la voy a poner. Voy a esperar que pase el tiempo. Al fin que yo no salgo de mi casa, y no estoy expuesta“.

Lucy anda en los 72 años, perdió un sobrino a causa de la pandemia, y tiene una hermana en Arizona hospitalizada desde hace semanas también por COVID.

Pero aún así, comenta que no quiere arriesgarse a la vacuna. “Luego, luego no. Voy a esperar a ver los resultados. Se dicen muchas cosas. Alguien me contó que a una enfermera que se la pusieron, le dio parálisis facial. No sé si sea cierto, pero más vale que me espere”.

El doctor Ilan Shapiro está deseando vacunarse contra COVID-19. (Cortesía Dr. Ilan Shapiro)

El doctor Ilan Shapiro, director médico de los servicios de salud de Altamed, afirma que se vale tener miedo a la vacuna contra COVID-19, lo que no se vale es hacer chismes.

Lo que deben hacer es vacunarse contra la mentira porque la vacuna contra COVID-19 ha sido probada en miles de personas en nuestra comunidad. Yo mismo estoy esperando que me la pongan. Estoy en la tercera línea de prioridad para aplicármela porque yo no trato directamente con enfermos de COVID”.

Recalca que la vacuna contra COVID-19 es segura, y como todos estamos expuestos, deberemos aplicárnosla.

“Contra el miedo, lo mejor es preguntar. La vacuna contra COVID-19 es como cualquier otra. Los reportes indican que puede presentarse un poco de malestar tras aplicarla y algo de enrojecimiento en el brazo. Pero es mejor eso a terminar en el hospital enfermo de coronavirus con un tubo en la garganta”.

El martes 15 de diciembre, el Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles, confirmó 86 nuevas muertes y 11,194 casos de COVID-19. Se trata del número más alto de decesos reportados desde el repunte del verano.

Hay además 4,403 personas con COVID-19 actualmente hospitalizadas,  y 21% en las salas de cuidados intensivos. Las hospitalizaciones se han incrementado 4 veces desde el 16 de noviembre, cuando se tenían 1,049 personas ingresadas en los hospitales por coronavirus. El 15 de diciembre había 4,400.

De acuerdo a información estatal, a la región del sur de California le queda 1.7% de la capacidad en las salas de cuidados intensivos.

De los primeros en recibir las vacunas en Los Ángeles serán los adultos mayores de los asilos. (Agencia Reforma)

En total desde que la pandemia irrumpió, han salido positivos a COVID-19, 543,769 personas en el condado de Los Ángeles, y 8,431 personas han fallecido.

El primer embarque de 82,875 vacunas llegó a Los Ángeles el lunes 14 de diciembre, y ese mismo día se vacunó a la primera enfermera, y se distribuyeron en los hospitales de cuidados intensivos que sirven a pacientes con COVID-19.

Un segundo embarque de vacunas se espera que arribe más adelante durante el transcurso del mes para suministrarla al personal de salud y residentes de los asilos junto con trabajadores de cuidado médico y de servicios de emergencia.

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