Mueren más de dos personas cada hora en Los Ángeles a causa del COVID
El sistema hospitalario podría colapsar con el aumento exponencial de contagios y muertes; autoridades de salud hacen llamado para no repetir el error del Día de acción de Gracias con grandes reuniones de personas en la Navidad y año Nuevo.
En un solo día, el más reciente promedio de muertes cada hora por COVID-19 en el condado de Los Ángeles es 2.3 Así lo indica el total de 56 fallecimientos del lunes, según informaron autoridades del Departamento de Salud Pública, cuyo sistema hospitalario podría colapsar si no se detiene la propagación del virus. El total acumulado de fallecimiento es 8,931.
En la última semana, los decesos fueron 233, es decir, un promedio de 33.2 cada día, según las nuevas estadísticas que dio a conocer la doctora Bárbara Ferrer, directora de Salud Pública del condado de Los Ángeles. Desde el 9 de noviembre a la fecha, el promedio de muertes diarias se ha disparado un 269%.
También el número de hospitalizaciones aumentó en un 481% entre el 9 de noviembre y el 17 de diciembre, junto con un aumento del 369% en el promedio de muertes diarias durante ese mismo tiempo
“A medida que nos acercamos a la Navidad y Año Nuevo no podemos permitirnos repetir los errores del Día de Acción de Gracias”, dijo Ferrer, en conferencia de prensa.
Las autoridades y expertos en salud están alarmados por la insensibilidad de las personas que han salido de compras en grandes números a los centros comerciales y comen en los patios de restaurantes, desafiando las regulaciones de control de infecciones.
“Si sigues afuera para comprar un regalo para tus seres queridos o planeas una reunión navideña, entonces estás olvidando la gravedad de la situación que afecta a los hospitales del condado de Los Ángeles, California y la nación”, declaró la doctora Christina Ghaly, directora del Departamento de Servicios de Salud (DHS).
“La gente está muriendo”
“La gente está muy enferma y está muriendo”, agregó. “Y nuestros hospitales pueden no tener el equipo o la capacidad o los recursos para cuidarle de la manera que necesita o espera”. El 52% de los fallecimientos corresponde a personas latinas.
Considerado el epicentro de la pandemia en California, en el condado de Los Ángeles solamente 776 camas estaban disponibles para ser atendidas por personal médico, incluyendo apenas 30 camas para adultos en Unidades de Cuidados Intensivos (ICU, por sus siglas en inglés). El condado tiene capacidad total 2,500 camas en ICU.
En esta región se registró otro récord de 5,709 personas hospitalizadas. De ellas el 21% o aproximadamente 1,200 están en cuidados intensivos.
Los datos se explican como consecuencia de las reuniones que se dieron en el Día de Acción de Gracias, “con gente que no pertenecía a nuestro hogar o demasiadas personas que viajaron y bajaron la guardia”, comentó Elizabeth Vanegaspou, consultora en Salud Publica para el condado.
“No podemos permitir [otra vez] eso”, dijo. “Puede ser que una persona tenga un resultado negativo y no tenga síntomas, pero sabemos que el virus se propaga fácilmente y cuando esté en contacto cercano con otras personas quizás sea distinto”.
Vaticinio de un colapso en hospitales
Según el DHS del condado, desde la semana pasada, los departamentos de emergencia en 70 hospitales aumentaron su capacidad para operar un promedio diario de 2,660 camas en las Unidades de Cuidados Intensivos. De ellas se usaron 996 entre pacientes confirmados o sospechosos de padecer de COVID-19.
La doctora Ferrer también informó de 11,271 nuevos casos de COVID-19. Entre 1 de noviembre y 15 de diciembre, el promedio diario de casos nuevos en el condado aumentó 862%, mientras que casi se triplicó solo en las últimas tres semanas. El total acumulado de casos positivos es 634,849.
“Es una situación difícil, es crítica y es necesario hacer caso a las recomendaciones públicas de prevención, y si se decide hacer la reunión en Navidad, asegurarse de implementar medidas de distanciamiento social, uso de mascarillas y lavado de manos que ayudarían a reducir el riesgo de transmisión”, declaro el doctor Edward Jones-López, Edward Jones-López, experto en Enfermedades Infecciosas de USC.
“Ya no hay camas de terapia intensiva y puede ocurrir algo similar al principio de la pandemia en Italia y España, y puede colapsar la estructura médica” afirmó. “En cuanto a si una persona necesita una cama de terapia intensiva, entubarse o ser transferida a otro sitio, si no hay camas el personal médico tendrá que tomar decisiones muy difíciles en base a quien tiene más probabilidades de sobrevivencia”.
Orden de quedarse en casa se amplía
En una conferencia de prensa, el gobernador Gavin Newsom anticipó que la orden de quedarse en casa que debía expirar en el Valle de San Joaquín, el 28 de diciembre, y para el sur de California, el 31 de diciembre, se alargaría por otras tres semanas.
Para el Área de la Bahía, dicha orden concluiría el 7 de enero el mandatario no especificó si se extenderá.
“En base a las líneas de tendencia actuales, tendremos que extender la orden de quedarse en casa”, dijo el gobernador.
El levantamiento de la orden estatal depende de la capacidad proyectada del número de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos.
Hasta el momento, la capacidad de las UCI, por cada región es: Área de la Bahía 13.7%, Gran Sacramento 16.2%, Norte de California 28.7% y Valle de San Joaquín y Sur de California 0%.
Familias latinas narran su experiencia
En momentos que más dos personas mueren de COVID-19 cada hora en el condado de Los Ángeles, latinos que están contagiados imploran a la comunidad que evite reuniones familiares en Navidad y Año Nuevo para evitar más hospitalizaciones y muertes.
“Es verdaderamente impactante saber que ya no hay camas para más pacientes”, dijo Margarita Gallegos, de 59 años, quien este lunes cumplió una cuarentena en su hogar. Ella, desde el 2 de diciembre fue diagnosticada positiva con el coronavirus.
“Debemos tomar conciencia por la situación que estamos viviendo”, añadió la mujer, una capturista de datos originaria de Guanajuato, México. “Ellos están en la línea de fuego y nosotros tenemos que actuar con conciencia para que ellos no tengan que decidir quiénes de nuestros familiares mueren o no; además, ellos ya están demasiado agotados”.
Margarita cree que contrajo el virus en la empresa distribuidora de aparatos eléctricos para la construcción de Norwalk donde trabaja. Su esposo Adolfo, originario de Morelia, Michoacán, también se contagió y ambos llevaron la infección a casa donde enfermaron a su hijo Edward.
Por su parte, América Alpízar, quien nació en la Ciudad de México, narró a La Opinión que ella, su esposo Adán, su hija y su hijastra en la actualidad están lidiando con la enfermedad de COVID-19.
“Yo comencé con una tos seca el 1 de diciembre, y desde entonces no he podido trabajar”, dijo. “Para la cena de Acción de Gracias estuvo con nosotros mi papá Gustavo, y ahora él se encuentra muy delicado y recibiendo oxígeno, allá en Acapulco; el todavía no puede hablar, pero ya comenzó a comer algo”.
Alpízar, de 45 años, quien se dedica a la limpieza de casas y venta de artículos de belleza para la mujer dijo que no teme a la enfermedad.
“Estoy agradecida con Dios que haya permitido que yo me enfermera; eso me ha permitido estar más cerca de Él y siento que me escogió para dar un testimonio de su grandeza y misericordia”, expresó la mujer. “Me siento fuerte, y aunque en casa estamos todos enfermos, mi hijo Casper no se infectó”.