Dueños de restaurantes reaccionan a reapertura: ‘las ventas no serán lo mismo’

Quieren que también los dejen trabajar dentro con distancia social, ya que el daño económico ha sido mucho, dicen

La reapertura de negocios tras dos meses de cierre no anima mucho a los propietarios. (Cortesía Tere Salame)

La reapertura de negocios tras dos meses de cierre no anima mucho a los propietarios. (Cortesía Tere Salame) Crédito: Cortesía

Hay días en los que Soledad Hernández no duerme y cuando logra hacerlo, se despierta de cuatro a cinco veces, presa de la desesperación por no poder abrir su restaurante “Mi Tierra” en el área de North Hollywood en Los Ángeles.

La reapertura de restaurantes, salones de belleza y gimnasios anunciada por el gobernador Gavin Newsom a partir del próximo fin de semana, les da un gusto a medias. Lo que en realidad, quieren los restauranteros, es que los dejen vender dentro, con capacidad limitada y medidas sanitarias para prevenir los contagios de COVID-19.

Que nos dejen vender por lo menos afuera nos da gusto porque es una entrada extra de dinero, pero si el mal tiempo sigue y continúa el frío, va a ser muy difícil que la gente quiera comer al aire libre”, dice Soledad.

Y suplica a las autoridades que los dejen funcionar en el interior de los restaurantes al 40% de la capacidad. “No hay ningún reporte que indique que los restaurantes han sido fuente de contagio”.

Soledad Hernández desesperada por la falta de ventas debido al cierre de restaurantes por COVID. (Cortesía Soledad Hernández)

Debido a la leve mejoría en el número de casos y hospitalizaciones por COVID-19, el gobernador Gavin Newsom levantó la orden ‘Quédate en Casa’ en California lo que permite a los restaurantes reabrir para vender comida en los exteriores como banquetas, estacionamientos, terrazas y jardines. Y también autoriza a los salones de belleza a trabajar bajo citas. Sin embargo, deja en claro que serán las autoridades de salud de cada condado las que tendrá la última palabra.

En el caso del condado de Los Ángeles, considerado el epicentro nacional de la pandemia de COVID, la supervisora Hilda Solís confirmó que el viernes permitirán la reapertura de restaurantes para que ofrezcan sus servicios al aire libre. “Para el fin de semana, el condado de Los Ángeles en alineación con el estado, permitirá la reapertura de actividades bajo la categoría morada. Esto incluye la venta de comida en los exteriores”, dijo en un mensaje de Twitter.

Agregó en otro mensaje que ha sido siempre difícil mantener un balance difícil con el devastador dolor financiero. “Los pequeños negocios han enfrentado este dolor por mucho tiempo y mucho no se han recuperado”.

Los restaurantes como Mi Tierra de North Hollywood se han visto severamente impactadnos por el cierre de negocios ordenado a causa de COVID.(Cortesía Soledad Hernández)

En realidad, los dueños de restaurantes ya no soportan más el cierre de sus negocios, y no pueden seguir sobreviviendo de los raquíticos ingresos que les dan las ventas de comida para llevar.

Estamos muy desesperados. No hallo la puerta. Estoy en crisis, tensa y en depresión”, reconoce la propietaria del restaurante Mi Tierra.

De 10 empleados, Soledad ha tenido que quedarse solo con 3 quienes trabajan solo 1 o 2 días a la semana. “Mi hijo y yo trabajamos lo más que podemos para evitar el cierre de este restaurante que hemos tenido durante 20 años”.

A Soledad se le han acumulado las deudas de los servicios de agua, luz y hasta del IRS (Servicio de Recaudación de Impuestos). “Con nosotros, las autoridades son muy estrictas, pero a los taqueros que venden en la calle y se llevan llenos con gente sin mascarillas, no les dicen nada. Tampoco se preocupan por el montón de personas que hay en las grandes cadenas de supermercados. A ellos no los molestan”.

Dice que ella gastó $1,500 dólares en dividir con plásticos las mesas para evitar posibles contagios, y ni así los quieren dejar trabajar. “Tampoco nos quieren dejar de cobrar sus cuotas. Yo acabo de pagar $1,200 por mi permiso anual al Departamento de Salud”.

Vicente Ortiz, dueño de Don Chente’s y El Pescador, molesto por la falta de sensibilidad de las autoridades para los restaurantes. (Aurelia Ventura/La Opinión).

Vicente Ortiz, propietario de los restaurantes Don Chente y El Pescador en Los Ángeles, de los cuales tienen solo dos de cinco en funciones con la venta de comida para llevar, dijo que están hartos. “De un día para otro nos cierran, sin importarles que tenemos mercancía y empleados, y nos acarrean grandes pérdidas. Luego otro día, de la nada nos dicen que ya podemos volver a abrir. Ahorita andamos viendo cómo haremos la reapertura”.

El también chef comenta que es claro que no pueden seguir cerrados. “Ha sido muy difícil. Han jugado con nosotros. Las ventas para llevar, no nos permiten pagar la nómina ni los gastos de operación”.

Y lamenta que aún cuando las autoridades no pudieron probarles que ellos son fuentes de contagio de COVID, y los restauranteros ganaron una demanda contra el cierre forzado, los obligaron a cerrar por dos meses.

“El COVID se ha transmitido por las fiestas y las reuniones de amigos y familiares en las casas, no por los restaurantes”.

Nadia Abrica, líder de los restaurantes en el Valle de San Fernando, dijo que la reapertura de restaurantes solo en exteriores, no les ayudará mucho. (Cortesía Nadia Abrica)

Nadia Abrica, líder de la organización de restauranteros del Valle de San Fernando, SoCal Restaurant Association.org, dice que está exhausta por los meses de lucha y hablar con funcionarios y  autoridades para que los dejen trabajar. “El que nos vuelvan a dejar abrir para vender comida afuera, es mejor que nada, pero sigue siendo algo muy injusto. La venta no va a ser lo mismo. Lo que nosotros queremos, es trabajar dentro, con distancia social y estrictos protocolos de prevención“.

La también propietaria del restaurante Mama’s Licha del barrio de Pacoima en la ciudad de Los Ángeles, afirma que desde antes de COVID, ellos están preparado para preparar y servir comida con higiene y cuidado. “Esta reapertura a medias no es suficiente para todas las pérdidas que hemos sufrido ni suficiente para recuperar las inversiones hechas de $10,000 y $15,000 por poner carpas fuera de los restaurantes”

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