Biden cancela la emergencia que Trump impuso para construir el muro en la frontera

El muro en la frontera fue uno de las claves de la política migratoria de Trump que Biden está rechazando desde su primer día en la Presidencia

No descartan aumento de las deportaciones.

No descartan aumento de las deportaciones. Crédito: SAUL LOEB | AFP / Getty Images

WASHINGTON – El presidente Joe Biden rescindió la declaración de “emergencia nacional” con la cual el expresidente Donald Trump, logró que miles de millones de dólares asignados por el Congreso para gastos militares se destinasen a la construcción del muro en la frontera con México, informó este jueves la Casa Blanca.

En una carta enviada a la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, Biden dijo que había determinado que la declaración de una emergencia nacional en la frontera sur “no estaba justificada”.

“También he anunciado que será la política de mi gobierno el que no se desvíen más dólares de los contribuyentes para la construcción de un muro en la frontera, y he dispuesto una revisión cuidadosa de todos los recursos asignados o reencaminados a esa obra”, escribió Biden.

La declaración de Trump, asegura el demócrata, “se da por terminada”, por lo que las “autoridades invocadas en esa Proclamación ya no serán utilizadas para construir un muro en el frontera sur”.

La decisión de Biden sigue a otras para cortar lazos con la obra del muro de Trump, como el reciente pedido de su gobierno para que el Tribunal Supremo de Justicia cancelara una audiencia programada sobre la legalidad del muro en la frontera.

La construcción de una barrera a lo largo de los 1,954 millas (3,145 km)  de la frontera de Estados Unidos con México fue una de las promesas más destacadas de Trump en su campaña presidencial de 2016, pero el Congreso rehusó asignarle la financiación que él pedía, por lo que Trump optó por esa declaración de “emergencia nacional” para lograr su objetivo.

El muro fue uno de los principales componentes de la política migratoria de Trump, que incluyó la detención de centenares de miles de inmigrantes indocumentados, restricciones en el asilo para personas que huyen de la violencia o la persecución en sus países, y el envío a México y América Central de decenas de miles de solicitantes de asilo.

Tanto es así que Trump dedicó uno de sus últimos viajes presidenciales a la frontera, y ocho días antes de abandonar la Casa Blanca, Trump se desplazó hasta la localidad fronteriza de Álamo en Texas, donde dijo que la del muro es una “historia de éxito”, por mucho que nunca logró que México pagase las obras, tal y como había prometido.

Por ello y, ante la negativa del Congreso de financiar las obras, Trump declaró a fines de 2018 que había una emergencia nacional en la frontera sur y ordenó el uso de unos $2,500 millones de dólares que el Congreso había aprobado para el Departamento de Defensa, a fin de continuar con las obras iniciadas.

Esa decisión de Trump generó decenas de demandas legales, que han llegado hasta el Tribunal Supremo de Justicia, y esfuerzos de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes para restringir los recursos destinados a la construcción de un muro.

Pero no pudieron impedir que el proceso continuase y se acelerase en los últimos meses del mandato de Trump, cuando se habían construido ya 450 millas (720 kilómetros) de barrera en la frontera.

Desde el día mismo de su investidura, el pasado 20 de enero, Biden prometió una política migratoria “justa y humana” y firmó 17 decretos que anularon decretos de Trump y adelantaron propuestas para la legalización de unos 11 millones de inmigrantes indocumentados.

Uno de los decretos impuso una pausa en las labores del muro fronterizo. “Como todas las naciones, Estados Unidos tiene el derecho y el deber de proteger sus fronteras y su ciudadanía contra las amenazas”, señaló entonces Biden. “Pero la construcción de una enorme muralla a lo largo de toda la frontera sur no es una solución seria”.

La obra, agregó Biden, “es un desperdicio de dinero que distrae la atención de las amenazas genuinas contra la seguridad de la patria”.

Además de la revisión de la legalidad de los fondos ya asignados y los procesos de contratación usados en las obras ya realizadas, Biden pidió una información completa sobre los trabajos en marcha, y la reorientación de los fondos que se habían desviado para el muro.

Con la cancelación de la “emergencia nacional”, Biden sigue soltando lastre de las medidas migratorias de su antecesor, pero todavía tiene una larga y complicada tarea para desenredar la maraña de medias que el republicano aprobó durante su mandato.

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