Tras Superar Trabas de ‘Gigantes Verdes’, Nace una Coalición para Tierras Públicas

“Pensé que alguien estaba haciendo el trabajo. Fui ingenuo.”

La contaminación afecta desproporcionalmente a las comunidades latinas y afroamericanas en el sur de California. / foto: archivo.

La contaminación afecta desproporcionalmente a las comunidades latinas y afroamericanas en el sur de California. / foto: archivo.  Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia

El activismo ambientalista de los últimos años ha sido la historia de dos ecosistemas distintos y estratégicos, a veces en conflicto, pero que se apoyan mutuamente en sus objetivos. La palabra clave es “ampliamente”.

Los “gigantes verdes”, como se conoce a las grandes ONGs ambientalistas, llevan mucho tiempo recibiendo el grueso de los fondos para el clima y la conservación por parte de donantes y grupos filantrópicos, y con ello la atención del público en general.

Los grupos comunitarios de primera línea, que conforman informalmente el movimiento de justicia ambiental (EJ, por sus siglas en inglés), viven en medio de una multitud de toxinas de diversas fuentes, y están en la vanguardia de la defensa del cambio. Han perseverado sin defensa y apoyo constantes de los grupos tradicionales con sede en D.C., cuya atención se ha centrado principalmente en asuntos de interés global a largo plazo.

Y también han llegado a este lugar sin una voz propia que los unifique.

En esta encrucijada se encuentra Juan Pérez Sáez, director de campañas sobre energía y clima de The Wilderness Society, uno de los actores de los Gigantes Verdes D.C. También es el co-presidente de la recientemente creada Coalición para las Personas, las Tierras Públicas y el Clima (o Coalición) una voz emergente de partes interesadas.

Pérez Sáez ha estado muy consciente de los innumerables problemas de justicia ambiental que existen en tierras públicas y sus alrededores, y del impacto desproporcionado que tienen en las comunidades de color. Sabía que las tierras y reservas indígenas eran destino de vertederos industriales, de minas de uranio y carbón contaminando corrientes de agua, de fuga de plaguicidas de plantas químicas y de residuos tóxicos.

Pero cuando planteó por primera vez la necesidad de una colaboración conjunta con todos los distintos interesados en materia de tierras públicas, supuso que ese grupo ya se había formado.

“Pensé que alguien estaba haciendo este trabajo. Fui ingenuo”.

Ese vacío lo ha llenado rápidamente la recién fundada Coalición para las Personas, las Tierras Públicas y el Clima.

En diciembre del 2019, The Wilderness Society reunió a 14 organizaciones sin fines de lucro que representan a personas del rubro de actividades al aire libre, ambientalistas latinos y comunidades dependientes en combustibles fósiles para discutir los valores en común en la intersección del cambio climático y las tierras públicas.

La Coalición, que ya cuenta con más de 20 miembros, incluye una amplia gama de comunidades afectadas. Grupos como Central Valley Air Quality Coalition y Better Wyoming y aportan un alcance considerable y voces diversas a una misión ya de por sí ambiciosa.

“Todos los miembros de la Coalición trabajan de alguna manera en estos temas, pero hasta ahora no estábamos hablando entre nosotros”, dice Pérez Sáez. “No ha habido coordinación”.

En años pasados, no fue posible realizar una campaña constante, obstaculizada en gran medida por participantes en Washington, que ayudaban ocasionalmente, pero que estaban lejos de los problemas en cuestión, agregó.

“El movimiento ambientalista es muy diverso”, añade. “Diferentes acentos, diferentes partes del país. Pero nada de esto se había traducido en un movimiento a favor de las tierras públicas liderado por comunidades de bajos recursos y de color y sus aliados”.

Utilizando una metáfora de béisbol para resumir la dinámica de poder en el ámbito ambientalista: “Ellos (los Gigantes Verdes) aprendieron tan bien el juego de D.C. que dejaron atrás a los jugadores clave. Los mejores jugadores seguían en la banca. No conocen a los jugadores que tienen en el equipo”.

Se refiere a la Coalición como “representante de todos los desvalidos”.

“Todos sabemos dónde golpea la contaminación”, dice Pérez Sáez. “Comunidades Negras, obreras, indígenas, latinas, de bajos recursos. ¿Por qué la gente que trabaja en el clima no habla de esto?”

La misión de la Coalición incluye un compromiso “con nuestros objetivos comunes de inspirar voces, fortalecer las economías sustentables, honrar y preservar la cultura y el patrimonio, y fomentar el manejo de la tierra”. Cada miembro de la Coalición tiene una historia y una perspectiva únicas que compartir con la base de conocimientos y la voz “colectiva”.

              “Las ciudades dejarán de funcionar”

La necesidad existente es palpable, dijo el miembro de la Coalición Nate Martin, Director Ejecutivo de Better Wyoming, y quien nació en el llamado Estado de los Vaqueros. “Gran parte de nuestro trabajo se enmarca en una ‘transición justa’”, explica Martin.

“La industria de los hidrocarburos es esencialmente dueña del gobierno de Wyoming. Es alucinante. Llevamos años perdiendo puestos de trabajo en el sector del gas y el petróleo y los políticos no han hecho nada”.

Wyoming depende casi por completo de ingresos procedentes de los impuestos que paga el sector y conforman la mayor parte de su presupuesto estatal. Con la disminución de los ingresos han disminuido los servicios, y los legisladores han tardado en reconocer un futuro que seguramente dependerá de algo más que del petróleo y el gas.

El Estado no ha hecho ningún intento de corregir esta nueva realidad. No se ha pedido a nadie, ni siquiera a la emergente clase millonaria, que comparta la carga.

“Hemos recortado mil millones de dólares del presupuesto estatal”, dice Martin.

Los ingresos tienen que venir de alguna parte. “Todos los caminos conducen a la reforma fiscal” es el pilar central de la plataforma de Better Wyoming.

La deliberada falta de preparación del Estado y su continua negación han forzado una mayor dependencia en un sector paralizado, y con ello se han paralizado las ciudades.

“¿Cómo es una comunidad de primera línea?”, se pregunta Martin. “Normalmente, se piensa en términos de racismo ambiental, pero esta es una situación extraña; estamos cerrando escuelas y hospitales. Las ciudades dejarán de funcionar”.

La negativa a ver este futuro es, para Martin y su pequeño equipo, la misma actitud que están decididos a transformar, aunque sea lentamente.

Mi trabajo es “derribar la resistencia”, dice Martin.

Better Wyoming aporta una perspectiva –y una población– diferente a la Coalición. Pero aporta lecciones fácilmente transferibles.

Martin señala ciertos “destellos de esperanza”, ligeros cambios de actitud que los miembros de la Coalición podrán reconocer pronto en sus propios viajes.

“Tal vez la gente viva en una ciudad donde se explota el carbón, pero como que ya están leyendo las señales, y empiezan a entender el potencial de desarrollo de las energías renovables, y están diciendo: ‘Sabes qué, es completamente extraño y desconocido para mí, pero estamos en un estado productor de energía y si es carbón o si es petróleo o si es eólica o solar, podemos mantener nuestra identidad’. Hay un verdadero orgullo por dotar de energía a Estados Unidos”. Quizás sea el comienzo de una transición justa.

“A menos de tres kilómetros de distancia, la esperanza de vida varía por más de una década”

El doble papel de Pérez Sáez en The Wilderness Society y la Coalición le permite ver las posibles afinidades entre ellas.

“No se trata sólo de defender la conservación y el medio ambiente”, afirma. “Tenemos que defender la justicia social y la reforma migratoria a nivel regional, estatal y local”.

Esta visión desde fuera, la interconexión de injusticias acumuladas, es fundamental para el espíritu de la Coalición.

“No todo el mundo puede permitirse un abogado para demandar al gobierno federal”, dice Pérez Sáez. “El proceso de la manera en que se toman las decisiones, cómo se gestionan las tierras públicas es complicado. Todo está en inglés. Y no puedes hacer comentarios si no tienes acceso a Internet o no hablas el idioma”.

“No creo que tengamos una solución única sobre cómo manejar los paisajes. Necesitamos una solución que se concentre en las personas. En todas estas comunidades de color, su relación con la tierra es muy singular.”

Cynthia Naha, Directora del Departamento de Recursos Naturales de los Pueblo de Santo Domingo, una tribu reconocida por el gobierno federal, no es actualmente miembro de la Coalición, pero ve un gran potencial de colaboración.

Se siente optimista de que la Coalición, a diferencia de los socios anteriores, será “consciente de las exigencias únicas de una tribu reconocida a nivel federal”.

“Se trata de la confianza. Somos una comunidad basada en una reservación sin salida al mar”. Así que, por definición, dice, “están poco representados”.

“Muchas organizaciones han llamado a nuestra puerta y tienen financiamiento por un año para hacer esto o aquello. Queremos construir nuestras comunidades sustentables para que sean duraderas”.

También está jugando a largo plazo Catherine Garoupa White, directora ejecutiva de la Coalición para la Calidad del Aire del Valle Central (CVAQ), una red de 70 organizaciones que buscan restaurar el aire limpio en el Valle de San Joaquín en California.

“Una de las cuencas atmosféricas más contaminadas de Estados Unidos”, dice Garoupa White. “Nuestro condado más al sur, el de Kern, es uno de los principales productores de petróleo de Estados Unidos.”

CVAQ, como la Coalición, une a los que saben con los que ayudan.

“Nuestro éxito ha sido poder ampliar lo que está ocurriendo a nivel de las comunidades de base y conectarlo con el nivel del Distrito del Aire del Valle de San Joaquín, que es una agencia increíblemente poderosa. Conectamos a las partes interesadas de la comunidad con los responsables políticos”, dijo Garoupa White. “Las organizaciones ambientales más grandes no están tan arraigadas en la comunidad”.

Las partes interesadas a las que se refiere Garoupa White son “las comunidades de color y de bajos recursos”.

“Se observa un patrón discernible de permisos y decisiones de uso de la tierra y de redlining (negación de acceso) que dan lugar a una mayor concentración de los peores (contaminantes) en las comunidades más pobres.

“En Fresno, a menos de dos millas de distancia, la esperanza de vida varía por más de una década”.

La interconexión, una de las principales preocupaciones sistémicas de la Coalición, se manifiesta en esta parte de California.

“La acumulación de capas”, como la denomina Garoupa White, “de contaminación, logros educativos, brutalidad policial, inseguridad alimentaria, ha estado desconectada durante un tiempo” del escenario ambiental más amplio, careciendo de capital político en temas como el cambio climático, el aumento del nivel del mar y otros temas similares.

Repitiendo un tema conocido, Garoupa White dice: “He experimentado con demasiada frecuencia a los Gigantes Verdes que llegan como en paracaídas de último minuto y piden cosas a los grupos comunitarios locales sin la reciprocidad de estar ahí para nosotros y nuestros problemas, cuando hemos necesitado que alguien aparezca y rinda testimonio en nuestras audiencias. No ha habido un intercambio equitativo. Mientras que esta Coalición establece el espacio para ser recíproco”.

Como resume Pérez Sáez: “Ahora, con la Coalición, tenemos responsabilidades y poder conjuntos. La relación de cada uno con la tierra es diferente, pero la relación de cada uno es igual de importante.”

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