Edgar Ramírez se siente “muy americano” y “muy contento” por el TPS para Venezuela
El actor venezolano nos habló en esta entrevista de Yes Day, su primera comedia tras dos décadas de carrera, de las familias multiculturales, de su capacidad para actuar en diferentes idiomas, de su alegría por la aprobación del TPS para los ciudadanos de su país y de su intención de nacionalizarse estadounidense
Desde el inicio de su carrera a principios de siglo, Edgar Ramírez ha actuado en decenas de películas, en distintos idiomas y países. Pero hasta ahora nunca había participado en una comedia. Gracias a una invitación de Jennifer Garner, se quitó la espina con “Yes Day”, en la que ambos son un matrimonio que siempre están diciéndole que “no” a sus tres hijos hasta el punto de que sienten que se están convirtiendo en una familia amargada.
Para recuperar la alegría, la pareja decide que durante un día completo harán lo que quieran los niños, un “yes day” que los pequeños reciben con tanta sorpresa como incredulidad. ¿Sobrevivirán los padres a un día entero de locuras diseñadas por sus hijos?
Para hablar de esta película que ahora estrena Netflix pudimos charlar con Ramírez, quien se encuentra recorriendo las Montañas Rocosas, “un viaje de esos que sólo un momento como la pandemia te permitiría hacer”. El actor, que el 25 de este mes cumplirá 44 años, nos habló del reto de hacer comedia, de las familias multiculturales, de su capacidad para actuar en varios idiomas y de la reciente aprobación del TPS (Estatus de Protección Temporal, por sus siglas en inglés) para los ciudadanos de su país, Venezuela, que se encuentran en Estados Unidos.
Pregunta: “Yes Day” es una comedia que debió de ser divertida de rodar…
Edgar Ramírez: Fue maravilloso. Pero fue bastante trabajo. Es la primera vez que hago una comedia y me di cuenta que hacer comedia es algo muy serio. Hay una musicalidad, un ritmo, que es muy distinto al drama. Sobre todo en esta comedia americana que tiene mucho de la screwball de los años 50, donde se corta el aire de los diálogos. Es un juego completamente diferente. Pero lo chévere es que hubo una química maravillosa entre todos. Desde Jennifer Gardner, que es la responsable de que yo me haya metido en este lío, es maravillosa. Miguel Arteta, nuestro director, es increíble. Y los niños. A pesar del “trabajón”, fue muy divertido. Llegó un momento en que no te podías creer que estabas yendo a trabajar, porque estabas yendo a divertirte. En mi caso, una vez que coges el ritmo, ya era irte a jugar con tus amigos.
P.: Es una familia bicultural. Tú haces de padre hispano y les hablas a los chicos a veces en español, sobre todo para reñirles.
E.R.: Yo no vengo de una familia multicultural, pero por el trabajo de mi papá viajamos mucho de niños y viví la experiencia de crecer junto a familias biculturales. Y cuando hay una emoción fuerte, sea positiva o negativa, siempre regresas al idioma madre. En muchos países de América Latina, sobre todo en el Caribe, tenemos este tópico de que cuando tus papás se molestan contigo te llaman por nombre y apellido. Mi segundo nombre es un nombre antiquísimo por el que se han burlado de mí toda la vida que es Filiberto, el nombre de mi papá. En el momento en que él me decía “Edgar Filiberto”, yo sabía que algo malo estaba pasando. Eso es algo que queríamos integrar en la película. Miguel y Jennifer siempre tuvieron claro que querían una familia bicultural con el padre de origen latino. Es un reflejo directo de la realidad del mundo en que vivimos. Yo vivo en Los Ángeles y la mitad de mi día lo hablo en español.
P.: ¿Y a los niños hay que darles un yes day o es una utopía?
E.R.: Yo creo que es una herramienta terapéutica maravillosa. Y no solo de padres a hijos. Cualquier relación que sea importante para ti merece un Yes Day. Con tu pareja, con tus padres, con tus amigos, con gente del trabajo, contigo mismo. Se trata de suavizar tensiones y restablecer los balances que se pierden naturalmente en la dinámica de cualquier relación. A primera vista la película es familiar, pero también hay una historia de amor y de restauración del balance dentro de la pareja. Mi personaje comienza siendo el cuarto hijo de una familia de tres hijos. Él quiere ser el papá popular amigo de los hijos. Pero termina aprendiendo que debe involucrarse y formar parte activa de la estructura que todo crío necesita cuando lo están educando.
P.: ¿Cómo valoras la reciente aprobación del TPS para los venezolanos?
E.R.: Lo valoro muchísimo. Me convence una vez más del peligro de los populismos. La forma en la que Trump utilizó durante tanto tiempo el caso venezolano para generar polarización y garantizarse el voto de Florida… y al final, pocos días antes de salir de Casa Blanca, amenazó con hacer algo que estuvo capitalizando desde que entró a la Presidencia. Pero realmente nunca hizo nada por nadie. Nunca hizo nada por los venezolanos de manera concreta, y menos por los venezolanos que estaban aquí en Estados Unidos. De modo que estoy muy contento. Es un asunto de derechos humanos. En este caso es bajo la Administración de Biden, pero cualquier administración que tenga un mínimo de respeto por los derechos humanos es lo que debiera haber hecho. El Gobierno de Trump nunca lo hizo. Me siento muy contento porque eso está calmando a muchísimas familias que tenían un miedo enorme de estar en ese limbo legal.
P.: Parte de la comunidad venezolana en Estados Unidos le compró ese discurso a Trump…
E.R.: El conflicto venezolano fue explotado electoralmente por parte de Trump de una manera tan burda, tan grosera… y una vez más hicieron que venezolanos se confrontaran dentro de Estados Unidos. Fue una total y absoluta manipulación. Me siento contento de que comience a verse una coherencia, una lógica, dentro del Gobierno americano. En Estados Unidos la democracia fue probada en estas elecciones y se apostó justamente por la democracia y no por los populismos que tanto daño nos han hecho históricamente a tantos países.
P.: ¿Tú ya tienes la nacionalidad estadounidense?
E.R.: No. No la tengo aún. Es algo que me estoy planteando en este momento. La identidad es algo muy flexible y yo me siento muy americano de muchas maneras. Este país me ha permitido cumplir muchos de mis sueños. Ha sido un país muy receptivo donde me he sentido bienvenido. Y cómo no, me gustaría eventualmente convertirme en americano y así poderme involucrar de manera más directa en el destino político de este país.
P.: Eres un actor que ha hecho el “crossover” con éxito. ¿Cuál es el secreto?
E.R.: No hay secretos. Cada camino es diferente y cada carrera es distinta. Yo siempre soñé con hacer cine en cualquier lugar donde me fuese posible. Hollywood ha sido un mercado y una comunidad donde he sido bienvenido y donde hoy por hoy tengo un puesto en la silla, algo por lo que me siento muy agradecido. De la misma manera que en el cine francés y en el de otros países.
P.: ¿Y prefieres trabajar en un idioma sobre otro?
E.R.: Yo tuve el privilegio de tener una educación y una crianza multicultural, internacional, siempre saltando de un idioma a otro. Para mí es natural. Cuando actúas en francés es un tono, una energía. Cuando lo haces en inglés es otra. En español, en alemán, que son los idiomas que yo hablo. Aún no he tenido la oportunidad actuar en italiano, que es una asignatura que tengo pendiente porque me encanta el cine de Italia. Pero me siento muy afortunado de poder estar cumpliendo lo que siempre soñé, que fue trabajar en distintas cinematografías y en cualquier lugar donde me fuese posible.