Latino recibe premio a su labor con las personas con condiciones especiales
Luis Bañuelos es responsable de supervisar a un grupo de adultos con ciertas necesidades físicas, mientras sirven el desayuno y almuerzo a más de 1,000 soldados
Mientras la ciudad duerme, Luis Bañuelos se levanta a las 2 de la mañana para realizar una labor que disfruta mucho; supervisar el trabajo de adultos con discapacidades.
Bañuelos, de 42 años, vive en la ciudad de La Mirada y viaja a Santa Ana, después a Riverside y Mission Viejo para recoger a los trabajadores ya que ellos no pueden manejar. A las 4:30 comienzan su labor como personal de la cocina en la base militar Camp Pendleton en el condado de San Diego.
El hombre de origen mexicano es responsable de supervisar al grupo de adultos mientras sirven el desayuno y almuerzo a más de 1,000 miembros de la militar.
Bañuelos contó a La Opinión que desde muy pequeño se involucró en empleos que ayudan a otras personas. A los 16 años trabajó en un hospital de Pasadena llevando las charolas de comida a los pacientes, después lo ascendieron a supervisor. Posteriormente se transfirió para trabajar en un centro de cuidados para personas de la tercera edad.
Sin embargo, él sabía que quería hacer más por la comunidad con discapacidades y hace más de 15 años obtuvo un trabajo con el Goodwill Center del condado de Orange. Debido a su experiencia con la comida, fue asignado al departamento de la cocina en Camp Pendleton, opción que le agradó mucho. Pero aseguró que el trabajo no es para cualquiera, pues se necesita mucha paciencia.
Trabajar con personas con discapacidades no es fácil pero tampoco imposible, indicó Bañuelos. Añadió que al final de la jornada si alguno de los participantes no hizo bien su asignación o se le olvidó poner algún condimento para el desayuno o almuerzo lo conversan para asegurarse que no vuelva a suceder.
“Yo los superviso para que ellos se sientan independientes”, dijo Bañuelos. “Sé que ellos necesitan asistencia y practica para que puedan hacer bien el trabajo”.
Líder dentro y fuera del hogar
John Wong, de 52 años, vive con sus padres en la ciudad de Riverside y padece de una discapacidad intelectual ligera. Desde hace 15 años trabaja a tiempo completo como asistente de comedor de la Base Marina de Camp Pendleton, y Bañuelos ha sido su supervisor.
Con un lenguaje limitado, Wong dijo que le gusta mucho su trabajo que consiste en preparar la barra de ensaladas, envolver burritos y limpiar las mesas. Pero lo que más le gusta es recibir su cheque para poder pagar sus gastos personales.
Bañuelos dijo que es tanto el tiempo que comparten juntos que ya se sienten como si fueran familiares. En ocasiones los hijos de Bañuelos hablan por teléfono con Wong y lo hacen sentir a gusto.
“Yo les explico a mis hijos qué es lo que hago y cuál es la situación de los participantes”, contó Bañuelos.
Wong dijo que le gusta su trabajo donde se encarga de arreglar la barra de ensalada, sacar la comida y acomodar lo que es necesario.
Esenciales durante la pandemia
Bañuelos dijo que después de años de seguir una rutina para preparar el desayuno y almuerzo para los miembros de la militar, los trabajadores con discapacidades tuvieron que enfrentar un nuevo reto.
El uso de cubrebocas, guantes y el lavado de manos se volvió inevitable. Bañuelos dijo que tenía que asegurarse que los trabajadores se lavaran las manos cada 15 minutos, y durante ese periodo les permitía que se removieran la máscara por corto tiempo para respirar.
Tenían que cambiarse los guantes constantemente y la barra de ensalada cambió por completo. Ahora se sirven platos individuales para evitar la propagación del COVID-19.
“Para Wong fue un poco difícil, pero una vez que lo seguimos haciendo ya se fue acostumbrando”, indicó Bañuelos.
Como buen supervisor, el joven compró diferentes tipos de cubrebocas hasta que consiguió unos que se sintieran cómodos.
El grupo ha trabajado durante toda la pandemia. Para la suerte de todos hace cuatro semanas obtuvieron la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 y este fin de semana recibieron la segunda dosis.
Un premio bien merecido
Arturo Cázares, director asociado de empleo del Centro Regional del Condado de Orange, dijo que desde hace 20 años se está haciendo la entrega de premios “Spotlight Awards” para reconocer el trabajo de las personas que ayudan y apoyan a adultos con discapacidades.
Bañuelos fue nominado debido a su excelencia en el empleo. No ha faltado ningún día en 15 años y siempre se esfuerza para que los participantes estén bien durante su horario de trabajo.
“Cuando me gané el premio me avisaron y yo no sabía de qué era, hasta que después me explicaron que es como ganarse un Grammy”, dijo Bañuelos emocionado.
El joven fue reconocido por tener un profundo cariño y compasión por los participantes del programa y las personas con las que trabaja. Es un mentor dedicado y defensor de los participantes de su programa en el trabajo y también en sus vidas en el hogar.
Como supervisor de su equipo en el Camp Pendleton, Bañuelos ha recibido 15 certificados de Empleado del Mes, 20 certificados de Millas Extra y seis certificados por logros sobresalientes en el desempeño laboral.
El Centro Regional de Orange County (RCOC) creó los Premios Spotlight en 1997. El objetivo es honrar a aquellos en el Condado de Orange que han mejorado la calidad de vida de las personas con discapacidades del desarrollo.
Para saber más acerca de las oportunidades de empleo para personas con discapacidades visite https://www.rcocdd.com/