La pandemia descubre necesidad de más servicios para inmigrantes víctimas de violencia doméstica

No dominar el inglés y la dependencia económica de la pareja abusadora hace que no pidan ayuda

El empleo de armas durante un incidente de violencia doméstica puede llevar a la muerte. (Archivo/La Opinión)

El empleo de armas durante un incidente de violencia doméstica puede llevar a la muerte. (Archivo/La Opinión) Crédito: La Opinión

Cuando Tina Rodríguez era una niña, tuvo el coraje de llamar al 911 y pedir ayuda para su madre que estaba sufriendo violencia doméstica. Años más tarde cuando habló y se reconcilió con su padre a través de un proceso de justicia restaurativa, comenzó a sanar.

“Tuve la oportunidad de hacer las preguntas que necesitaba hacer y aprender, pero también cuestionarlo sobre si alguna vez pensó en el dolor que nos causó”, dijo Rodríguez, quien ahora es presidenta de la Coalición de California Contra la Agresión Sexual al participar en la videoconferencia “Combatiendo el aumento de la violencia doméstica.¿Pueden las familias sanar?” ofrecida por Ethnic Media Services.

El New England Journal of Medicine revela que una de cada cuatro mujeres y uno de cada diez hombres enfrentan el abuso de su pareja o cónyuge. Pero además reportes anecdóticos apuntan a un aumento dramático de la violencia doméstica desde el inicio de la pandemia de COVID-19.

En el caso de los inmigrantes, de acuerdo a los expertos, la pandemia puso al descubierto que se necesita darles más acceso a intérpretes debido a que no dominan el inglés y eso es una barrera para reportar el maltrato, pero también se requiere proveerles servicios sociales que vayan más allá de llamar a la policía.

Expertos en violencia doméstica hablan sobre el tema durante la pandemia. (Cortesía Ethnic Media Services)

En la actualidad, Rodríguez usa su experiencia de violencia doméstica durante la infancia para conectarse con los sobrevivientes, la comunidad y los legisladores y llevar cambios a las comunidades de escasos recursos. 

“No hay suficiente tiempo para decir cómo nos ayudó hablar de este tema a mi madre y a mi. Me hizo querer enseñar una clase en las prisiones y ayudar a los sobrevivientes de asalto sexual”, relató Rodríguez.

Rodríguez dijo que la prevención de la violencia doméstica no puede existir si no se trabaja el tema de la incapacidad para controlar la ira.

“Debemos ser responsables de educar a nuestros jóvenes, hijas e hijos sobre la violencia porque somos las únicas personas que  sabemos de nuestras experiencias y de lo que cuesta sobrevivir”. 

Pero también hizo ver que deben dar servicios a aquellas personas que tienen impulsos de ira y  cometen abusos. “Nosotros como organizaciones  necesitamos mentores también para que ayuden a esas personas a calmarse y buscar maneras de responder”. 

En su caso, dijo que su padre se ha ofrecido a ayudar como voluntario a su organización sin fines de lucro y trabajan con gente que está en camino de terminar en prisión.

La violencia doméstica aumentó durante la pandemia de Covid-19. (shutterstock)

Violencia doméstica y trauma

Jerry Tello, fundador de la National Compadres Network, una organización no lucrativa que trabaja con los jóvenes para romper con la cadena intergeneracional de violencia doméstica, dijo que para sobrevivir en Compton, el vecindario donde creció, no podía sentir.

Mi papá murió y yo no lloré. Me quedé con ese dolor por dentro. El COVID me recuerda eso, porque no nos abrazamos con nuestros parientes y no nos conectamos”.

En su comunidad, comentó que vio a mucha gente latina y afroamericana terminar en la prisión o que le dispararon y no podían llorar. “¿Qué se hace con ese sentimiento metido?”, pregunta.

Tello cuenta que se mudó de Compton y se convirtió en psicólogo profesional, pero cada vez que a los latinos y negros los tiran al suelo y criminalizan, piensa que se deben buscar programas que atiendan estos traumas generalizados basados en la supremacía blanca y generacional.

Fue así como hace 32 años, se convirtió en uno de los fundadores del programa Los Compadres con círculos de sanación para quienes tienen a su padre en la prisión, los mataron o están deportados. “Tenemos que hacer que la gente que está herida se junte para dialogar. En más del 70% de las situaciones de violencia doméstica, la mujer no quiere que el hombre termine en la cárcel”.

La violencia doméstica es un problema que afecta a toda la sociedad. (archivo)

Violencia y sociedad

La reverenda Aleese Moore-Orbih, directora de la organización California Partnership to End Domestic Violence, dijo que muchos dicen, por qué preocuparse por la violencia doméstica cuando no ocurre en mi familia.

“La violencia doméstica habla de la salud de la sociedad en general. El trauma que uno experimenta tiene un impacto para toda la vida y pasa de una generación a otra. Tenemos generaciones con traumas no resueltos en sus vidas; y como consecuencia, no desarrollan toda su capacidad como seres humanos”.

Señaló que la sociedad en general tiene que reconocer que no se trata de la familia de la esquina sino de la nación y de los derechos y protecciones de la sociedad. 

“Hace poco mi hermano menor me dijo que cuando salía a cenar con sus amigos, hablaban del uso de drogas en nuestras comunidades, pero la violencia doméstica no era parte de la conversación”.

Moore-Orbih dijo que los latinos y afroamericanos son considerados los malos de la violencia doméstica. “Por eso es que debemos ser parte del cambio y buscar apoyos para la sanación”.

La violencia puede ser física, psicológica, verbal, sexual, emocional, económica y laboral.(Shutterstock)

Sin pedir ayuda

Monica Khant, directora de la organización Asian Pacific Institute Gender-based Violence, dijo que muchas víctimas no han podido llamar para pedir ayuda durante la pandemia.

Muchos inmigrantes han incrementado su dependencia en la pareja que gana el dinero, lo que hace que las sobrevivientes no se puedan ir del hogar donde sufren la violencia doméstica”.

Y es aún más difícil para las comunidades inmigrantes que no hablan inglés muy bien y tienen más desafíos para llamar a la policía por ayuda. 

“Cuando logran llamar, la policía habla con la pareja que domina el inglés, lo cual es un problema. El acceso idiomático y depender de servicios de traducción e interpretación para llegar a un hospital ha sido muy difícil”.

Por tanto afirmó que la pandemia ha llevado a organizaciones que abogan por los sobrevivientes de violencia doméstica, a descubrir que se necesitan más servicios lingüísticos y sociales que vayan más allá de los sistemas judiciales tradicionales que ya existen como llamar a la policía y denunciar.

“Cuando uno no tiene un estatus migratorio, eso no se puede hacer”. 

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