Agobiado por las bajas ventas y pensamientos suicidas, comerciante termina en hospital
Los problemas de salud mental aumentan casi al doble como consecuencia de la crisis económica que ha traído la pandemia
A principios de mayo, Joshua Montalvo comenzó a sentir mucha desesperación, se le cortaba el aire y escuchaba voces que lo llamaban a atentar contra su vida. Sus niveles de ansiedad subieron a tal nivel que cayó en el hospital, víctima de un colapso nervioso.
“Llevaba días sin poder dormir, pensando cosas feas. Me venían pensamientos de la violación que sufrí a los 5 años”.
Pero al mismo tiempo, la angustia se apoderaba de él porque las cuentas de sus dos pequeños negocios ubicados en el sur centro de Los Ángeles, no le salían ni tenía lo suficiente para seguir invirtiendo.
“Las ventas no se han podido recuperar desde que estalló Covid-19. Todo sigue muy lento y me sentía muy presionado. Tenía miedo de todo, principalmente de perder los negocios, de los cuales dependían mi madre, mi hermana, sus cuatro niños y yo. Además nos habían asaltado dos veces en plena pandemia”.
Joshua dice que durante esta crisis económica, la gente en lo que menos piensa es en comprar guitarras y osos de peluche que son los productos que él vende en sus dos pequeñas tiendas.
“Ni siquiera cuando me pegó el Covid, el 24 de diciembre, y me puse muy mal, me quería morir. A pesar de las fuertes calenturas que sufrí y la dificultad para respirar, para el fin de año ya estaba bien de salud, aunque muy delgado”.
Pero en mayo cuando las ventas seguían sin repuntar, el nerviosismo hizo presa de Joshua, quien tiene 34 años y lleva 10 años con sus negocios Joshua Montalvo Instruments y Melody Rose La Casa de los Ositos Gigantes. “Yo trabajo desde los 7 años, pero nada ha sido tan duro como la pandemia”.
Dice que el 7 de mayo fue como si el estrés le hubiera bloqueado la mente y apagado la luz en una sola bajada al interruptor de energía. “Si hubiera tenido un arma frente a mi o un cuchillo, no quiero ni pensar lo que hubiera hecho”.
Fue en ese momento que le dijo a su madre que lo llevara al hospital porque estaba teniendo pensamientos muy malos. “Estuve tres días hospitalizado y me remitieron a un centro de salud mental. El diagnóstico arrojó que presentaba una serie de desórdenes mentales. Me dejaron salir con una receta de medicamentos para la ansiedad y la depresión”.
Joshua confía que los medicamentos le ayudaron mucho los primeros días, pero cuando comenzó a resentir los efectos secundarios, decidió dejarlos.
“Me siento mejor. Estoy recibiendo terapia con un psicólogo y haciendo cambios, entendiendo que yo no puedo con todo. Mi hermana se ha ido a Sacramento con sus niños y ya no depende de mí. Ahora solo estamos mi madre y yo luchando por los negocios”.
Pero también esta comiendo más saludable. “Estoy descansando más y haciendo cosas que me gustan. Dejé el café. Antes me tomaba hasta seis tazas y estoy haciendo ejercicio”.
La ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias y los pensamientos suicidas han doblado los niveles que se tenían de estas condiciones de salud mental antes de la pandemia.
Según un reporte del Centro de Control y Prevención (CDC), que encuestó a adultos a lo largo de EE UU a finales de junio de 2020, encontró que 31% de los que respondieron reportaron síntomas de ansiedad o depresión, 13% reveló que aumentaron o iniciaron con el abuso de sustancias, 26% dijeron tener síntomas relacionados con el estrés y 11% presentaban serios pensamientos suicidas en los últimos 30 días
Como en estudios anteriores, esta encuesta mostró que los factores de riesgo de ansiedad y pensamientos suicidas están relacionados con la insuficiencia alimentaria, preocupaciones económicas y soledad.
Luis Pereira, terapista de salud mental del condado de Los Ángeles, afirma que efectivamente el miedo a perder el negocio o la caída de ingresos debido al desempleo o la reducción de las horas laborales durante la pandemia, ha generado mucho estrés en las familias.
“Otra cosa que pasó mucho el año pasado antes de que tuviéramos una vacuna, fue que las tasas de ansiedad se incrementaron, a partir de que la gente no sabía qué iba a pasar con ellos si se enfermaban.
“También aumentaron los conflictos dentro de las familias por estar tanto tiempo juntos sin poder salir, trabajando desde casa y con los niños sin ir a la escuela. Se toleraban menos”.
Pero incluso ahora que muchos han regresado a clases, no ha sido fácil para los menores adaptarse y algunos no han tenido éxito.
En general, sostiene que lo que hemos visto es un aumento de la ansiedad, la depresión, el suicidio y los pensamientos relacionados con querer quitarse la vida.
El terapista Pereira recomienda a quienes sientan que necesitan ayuda de salud mental, llamar al número del condado de Los Ángeles, 800-854-7771 para referirlos a una clínica en donde no necesitan tener un seguro de salud ni ser residente legal o ciudadano ni importa el estatus migratorio.
A nivel nacional pueden llamar las 24 horas del días, 7 días a la semana al 888-628-9454 donde pueden hablar con alguien, desahogarse y recibir un poco de terapia mientras se sienten listos para recibir ayuda.
“En caso de que la situación ya sea alarmante y estén teniendo deseos de querer matarse, deben llamar al 911”.
Una de sus recomendaciones principales, es que si se sienten angustiados deben hablarlo y compartirlo. “Es más difícil que puedan recibir ayuda, si se mantienen callados”.
Y para cuidar la salud mental y prevenir problemas de ansiedad y depresión, aconseja salir a caminar, hacer ejercicio, descansar lo más que se pueda, llevar una alimentación saludable y encontrar la manera de sacar el estrés.
“Esto es diferente para cada persona. Para unos puede ser el arte; para otros, cantar, bailar, el ejercicio, meditar. Tenemos que encontrar lo que a cada uno de nosotros, nos ayude a liberarlo”.
Agrega que algo que ayuda mucho, es mantener las conexiones y relaciones con los seres queridos. “Yo sé que ha sido difícil que nos podamos reunir durante la pandemia, pero si no podemos físicamente, debemos hacerlo por teléfono o por zoom. Tampoco esperemos a hacer algo que nos guste, a que nos den ganas. Debemos hacerlo”.