Jóvenes vencen la adversidad y se enfilan a la universidad

Sandra J. fue maltratada por su madre, pero rescatada por el condado de LA y ahora quiere seguir una carrera profesional

Ceremonia de graduación de 2019.

Ceremonia de graduación de 2019. Crédito: Ricardo Cervantes | Cortesía

Un total de 396 jóvenes que han vivido experiencias dramáticas en sus vidas y que viven o vivieron en hogares de crianza se graduaron de la preparatoria y ya van rumbo a la universidad.

Sandra Juárez, de18 años es una de ellas. Junto con su hermana mayor, Sandra, llegó a Estados Unidos cuando tenía ocho años. No conocía a su madre. Su progenitora la había dejado a cargo de sus abuelos en Mazatenango, Guatemala.

Sandra y su hermana dejaron en Guatemala a su padre, y se suponía que la mujer que las trajo al mundo sería su cuidadora y protectora en Estados Unidos. Pero fue todo lo contrario.

“Los primeros días que vivimos con mi mamá todo estaba bien, pero no sé la razón por la que cambió; nos regañaba por todo, nos pegaba casi todos los días, nos encerraba y nos dejaba sin comer…a veces, nos daba aceite en lugar de comida”.

Aquel “infierno” que vivieron no fue por mucho tiempo, porque autoridades del  Departamento de Servicios para Niños y Familias (DCFS) del condado de Los Ángeles las rescataron y las colocaron en un hogar de crianza.

Con el paso del tiempo, Sandra regresó a casa de su madre a la edad de 15 años solo para descubrir que su madre no había cambiado. El comportamiento abusivo de su progenitora la llevó a llamar a la policía en un esfuerzo por protegerse a sí misma y a su hermana.

Chelsea Alvarenga perseveró y encontró el apoyo que anhelaba en el hogar de su hermana adulta.

Ahora, cumplidos los 18 años, esta chica de la clase 2021 se encamina a estudiar una carrera profesional en Servicios Humanos, en la Universidad Estatal de California de Los Ángeles.

“Me gusta la carrera porque me encantan los bebés y en el futuro podré ayudar a los niños que hayan pasado por problemas como los que yo pasé”, dijo Sandra. “Si tienen un pasado como el mío yo podré entender y ayudar”.

Juana Aguilera, portavoz del DFCS conoce a Sandra y admira que la chica haya hecho hasta lo imposible para ganarse el derecho de vivir en un hogar de transición, lo que significa que tiene acceso a programas y servicios especializados.

“Ella es una chica que puede ser feliz y salir adelante; es una gran estudiante, muy trabajadora y cumplirá sus metas”, opinó Aguilera.

De hecho, a través de la División de Servicios de Desarrollo Juvenil (YDSD) en asociación entre el Departamento de Servicios para Niños y Familias,  se ayuda a los jóvenes a hacer una transición exitosa a la vida después del cuidado de crianza. El programa brinda asistencia en las áreas de capacitación para la vida, educación, empleo y vivienda.

“En el último año de preparatoria, nosotros apoyamos con $800 a  los adolescentes de 18 a 21 años para que puedan comprar su toga y birrete, el libro de recuerdo de su graduación, para que asistan al baile de graduación y usen el dinero en lo que necesiten”,  informó Claudia Bustillos, coordinadora de vida independiente en el DFCS.

Después de la graduación, a cada estudiante graduado se le ayuda con una beca y se les otorgan otros $100 o $150 si entregan una copia de su diploma de graduación. Si van a la universidad o una escuela vocacional, se les ayuda a pagar la matrícula de inscripción.

Sandra Juárez es un ejemplo de superación. Estudiará una carrera en Servicios Humanos, en la Universidad Estatal de California de Los Ángeles.

“Pero si no quieren estudiar en una escuela tradicional, les podemos ayudar también con cursos de entrenamiento laboral en trabajos de plomería, carpintería, electricidad, cosmetología, flebotomía, etc.…”, expresó Bustillos.  “También se les ayuda con dinero para que compren ropa cuando van a entrevistas de trabajo y les ayudamos para que acudan a clases de manejo y hasta con dinero para que paguen el seguro de un automóvil”.

En un día cualquiera en Estados Unidos,  hay casi 437,000 niños y jóvenes en hogares de crianza. En California, hay más de 60,000 menores en el sistema, y, de acuerdo con datos precisos del DFCS, el departamento del condado de Los Ángeles ofrece servicios 34,338 niños y jóvenes.  De ese total de niños y jóvenes que se ayudan en el condado, 18,808  niños / jóvenes reciben cuidados fuera de su hogar y el 57,8% de los niños involucrados en el sistema de crianza son latinos.

Vencer obstáculos y ser humildes

Durante la celebración virtual, a Sandra y a todos los graduados, la presidenta de la Junta de Supervisores del condado de Los Ángeles, Hilda Solís, les retó para que “rompan barreras y avancen con compasión y siempre siendo humildes”.

“Sé que esto no va a ser fácil; han tenido que navegar por el sistema de cuidado de crianza por su cuenta y adaptarse al aprendizaje remoto y asumir tantas dificultades serias”, dijo la supervisora.

Por su parte, Bobby D. Cagle, director del DFCS, dijo que siempre ha creído que hay un gran beneficio en reconocer cada éxito “éxito porque incluso los pequeños pasos hacia adelante representan un progreso hacia sus metas”.

“Estos graduados se enfrentaron  a circunstancias extraordinarias y superaron  desafíos debido a la pandemia y el clima racial en curso”, expresó Cagle. “Pero todos se mantuvieron  optimistas, a pesar de la tremenda adversidad. Su fuerza y ​​resistencia son inspiradoras”.

Danny Trejo, protagonista de la película “Machete” también les deseó éxito en la universidad.

“Recuerden siempre que tienen un amigo en “Machete”.

Emocionada por ir a UC Berkeley

Chelsea Alvarenga recién cumplió 18 años y aunque no ha decidido si quiere lograr una maestría en Humanidades, Química, Ciencias, Sociología u Odontología, sabe perfectamente que está emocionada por convertirse algún día en alguien grande en la vida.

“Me siento muy positiva”, dijo la jovencita recién graduada con casi 400 estudiantes de preparatoria que forman parte del sistema de crianza del  Departamento de Servicios para Niños y Familias (DCFS) del condado de Los Ángeles.

Chelsea, que reside en Palms, Los Ángeles, ha desafiado las probabilidades, asistirá en otoño a la Universidad de California, Berkeley.

“Hoy no hay clases” eran palabras que Chelsea solía escuchar de su madre mientras crecía. Las razones para faltar a la escuela incluyeron no tener ropa limpia y una falta general de interés en la educación por parte de su madre, quien a menudo decía que tenía “mejores cosas que hacer” o que estaba “demasiado cansada” para llevarla la escuela.

Por si fuera poco, Chelsea y su familia experimentaron la falta de vivienda y el abuso físico y emocional.

“Pasaron los años y nada cambió, excepto mi deseo de estar en la escuela”, dijo Chelsea. Una vez en cuidado de crianza, su destino se transformó. A pesar de experimentar eventos traumáticos en su hogar y de ingresar al cuidado de crianza, Chelsea perseveró y encontró el apoyo que anhelaba en el hogar de su hermana adulta, quien es su guardián legal.

Lograr una asistencia perfecta no solo en el décimo grado, sino también en el tercer y cuarto año de la Dorsey High School fueron grandes logros para Chelsea.

Después de recibir los premios de asistencia perfecta, aprendió algo sobre sí misma:

“Si me dieran un sistema de apoyo y herramientas para tener éxito”, dijo Chelsea. “Aprovecharía cada oportunidad y construiría mi camino hacia el éxito y lograría cualquier cosa que me propusiera”.

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