Se desmoronan obras del Programa 3×1 por falta de mantenimiento en México

El abandono del Programa 3X1 que se quedó sin fondos desde que llegó la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, está provocando que en poblados como Las Animas, en Zacatecas, obras de alcantarillado estén en total abandono.

Residentes de Las Animas peticionan solucion mediambiental al gobierno de Mexico.

Residentes de Las Animas peticionan solucion mediambiental al gobierno de Mexico. Crédito: Martha Ofelia Jiménez/ Hermandad Mexicana | Cortesía

MEXICO.- En cuanto despunta el alba, Crino Jiménez, un ex migrante de 77 años, toma un baño y se viste para huir de su casa en el poblado de Las Animas. Quisiera tomarse un café, almorzar y  trabajar en las tierras de cultivo que tiene junto a su casa, donde sembró maíz; en cambio, tiene que irse a sentar a una banca a Nochistlán, la cabecera municipal.

“No puedo estar en el pueblo, me da mucho asco”, cuenta en entrevista con este diario.

En Las Animas se rompieron los tubos del alcantarillado hace medio año. Desde entonces los habitantes de esta localidad ubicada al sur del estado de Zacatecas ven pasar un torrente de agua negra que escurre desde las coladeras loma abajo salpicada de heces fecales.

El aroma a cloaca es tan intenso que ni siquiera se puede comer, duele la cabeza, marea, dan ganas de vomitar. Invade todo el ambiente, entra por las casas y negocios, se cuela por la nariz y pocos resisten el tufillo que provoca una especie de sacudida en el cerebro, como si inhalaran veneno.

Entonces mayoría de los pobladores, muchos de ellos ex migrantes que cumplieron sus sueños de regresar a su lugar de origen, prefieren poner pies en polvorosa hacia las poblaciones vecinas. Crino Jiménez se va a Nochistlán y espera que “un día de estos” la presidencia municipal lo arregle.

Aguas negras brotan en las calles de Las Animas
Aguas negras brotan en las calles de Las Animas (Foto cortesía Gardenia Mendoza).

Hace unos días, mientras descansaba en una banca del jardín municipal vio pasar a Martha Ofelia Jiménez, activista de la Asociación de Clubes Nochistlenses en Los Angeles, con un oficio para entregarlo al presidente municipal Antonio Durán.

Iba presurosa y molesta. El mantenimiento del alcantarillado es responsabilidad del municipio aunque haya sido idea de los migrantes y éstos hayan patrocinado parte de la obra a través del extinto programa 3×1.

En el documento, Martha Ofelia Jiméez, como representante de uno de los clubes de oriundos Las Animas, explicó la situación de la comunidad de manera formal aunque el alcalde estaba al tanto de a través de charlas informales.

Palabras más, palabras menos, reiteró que el drenaje se tronó y ahora los animeños viven entre la inmundicia. Martha Ofelia Jiménez lo sabe porque visita constantemente Las Animas desde Los Angeles desde que sus padres se mudaron. Prefieren estar en Zacatecas aunque tienen documentos para vivir en California.

El cariño por las raíces se lo heredaron a los hijos como muchos otros migrantes a los suyos que crearon las federaciones y los clubes que desde Estados Unidos que patrocinaron obra pública en México hasta que el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó sin fondos al programa 3X1.

Para sacar a Las Animas de la pobreza y la marginación, los migrantes en Los Ángeles organizaron charreadas y bailes y daban donaciones para recabar el 25% del presupuesto que requería una obra púbica según el 3×1.

Este programa respondía a la iniciativa de la diáspora obligando a la federación, el estado y los municipios a dar otro tanto de dinero por cada peso que aportaban los oriundos. Con ello los pobladores en México y los migrante decidían a qué darle prioridad.

Generalmente era para infraestructura como pavimento de calles y carreteras, potabilización de agua, rehabilitación de espacios públicos…

Los animeños hicieron eso y más: becaron a muchachos y formaron así a médicos, ingenieros, dentistas y abogados para que no tuvieran que emigrar por dinero y correr el riesgo de morir en la frontera.

“Si no hubiéramos hecho todo eso, los pueblos de los migrantes estarían como al comienzo del Siglo XX”, dice Martha Ofelia sobre los tiempos de la Revolución. “Y para allá estamos regresando”.

Antes de las inversiones de los migrantes, Las Animas tenían una gran fosa séptica que delataba su presencia desde kilómetros alrededor.

En 1997, la activista se encontraba en su casa de Las Animas de visita cuando 20 mujeres tapadas con paños rojos le tocaron la puerta. Martha Ofelia abrió  más por miedo que por cortesía y su sorpresa fue mayor cuando supo la causa de la irrupción: querían ayuda para frenar la peste que salía de la fosa séptica y les causaba enfermedades de la piel.

“Les dije que de mi parte haría todo lo posible”, dice Martha Ofelia Jiménez.

Los símbolos

Lo que ocurre en Las Animas es un emblema de la desatención que sufren las obras que se construyeron en el programa 3×1. Efrain Jiménez, coordinador del Consejo de  Federaciones  Zacatecanas en Estados Unidos cuenta que una vez que la obra patrocinada por migrantes se entregaba a los municipios o el estado para su mantenimiento, comenzaba a deteriorarse.

“Los tres niveles de gobierno han sido culpables de que el trabajo de los migrantes poco a poco se esté cayendo”, explica. “A veces la junta estatal de caminos no da mantenimiento a las carreteras o la Comisión Nacional de Aguas abandona las plantas potabilizadoras o el municipio no arregla el drenaje y así con todo”.

El desdén de las autoridades ha sido tal que algunas carreteras como la que enlaza a Las Animas con La Villita volvió a ser de terracería como en los viejos tiempos porque el asfalto poco a poco se  desprendió y, hecho pedazos, impidió el paso hacia las tierras de cultivo a pesar deque el campo es la principal actividad de esta población.

El camino de Corral del Río del Padre desbordada por el Río y sin asafalto
El camino de Corral del Río del Padre desbordada por el Río y sin asfalto (Foto cortesía Gardenia Mendoza).

De ello fue testigo, Rigoberto Jiménez, de 86 años, quien regresó a vivir a Las Animas después de toda una vida de trabajo duro en Estados Unidos, para decepcionarse de su pueblo desarreglado: muchos inmigrantes sueñan con un retiro digno en una población digna con todos los servicios.

Dejan echar a perder todo lo que construimos”, coincidió en entrevista telefónica.

El mensaje lo transmitió su hija al gobernador del estado, Alejandro Tello, cuando acudió a Nochistlán a ver la coronación de la reina de un festejo. Martha Ofelia sorteó la vigilancia del mandatario estatal y le contó los detalles.

—Vine a una fiesta, no a escuchar los problemas—respondió aquel.

Ni el gobernador ni el presidente municipal de Nochistlán han dado su versión al respecto a petición de este diario vía telefónica y correo electrónico.

Se desconoce si han sido negligentes o han tenido otras prioridades o si la federación  le ha dado la espalda presupuestal al estado por estar éste al mando de un partido de oposición.

“No tenemos certeza de porqué abandonan las obras construidas por los migrantes”, concluye Efraín Jiménez.

Un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad explicó que los municipios y estados en México propician el ambiente adecuado para la corrupción en la obra pública por sus frágiles instituciones que cuentan con personal poco profesionalizado y diversas carencias operativas. Además hay prácticas limitadas de apertura y generación de información sobre la gestión y todo resulta en múltiples casos de corrupción local.

“Esta situación ha afectado dramáticamente el crecimiento de México y la calidad de vida de la población”.

Crino Jiménez da cuenta de ello sentado en una banca con su esposa. Espera que el drenaje que se desparramó en su calle como un símbolo de los males del país sea reparado porque ahora mismo no puede usar su propia cocina ni para comer, ¿cómo preparar alimentos con la peste de Las Animas?

Solamente puede regresar por las noches, cuando el sol que cae a plomo en Zacatecas baja su intensidad y relaja el alboroto de aromas de las heces. Entonces toma su auto y desanda el camino como muchos otros. “Es totalmente inhumano e injusto”, piensa Martha Ofelia a bordo de una combi con el corazón roto. ¡Tan lejos de Estados Unidos donde también es ciudadana!

Problemas de sistema

La cancelación del Programa 3×1 vino a matar las esperanzas de que algo de este dinero pudiera usarse para rehabilitación porque, aunque en Zacatecas el gobierno estatal mantuvo su promesa de financiar proyectos, no es lo mismo sin el recurso federal. Además, el  acuerdo estatal con los migrantes es de buena voluntad y hoy por hoy depende de los dineros con los que cuente el estado y del ánimo del gobernante en turno.

Sin un respaldo en la ley, podría ser que las políticas que traerá David Monreal, el gobernador entrante, del Partido Morena, sea hostil ante la diáspora.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador hizo saber a los migrantes a través de diversos funcionarios de la Secretaría del Bienestar que canceló el programa por considerar que era parte de un engranaje de corrupción y, en lugar de corregirlo, hacerlo más transparente o ponerle candados, simplemente lo eliminó del presupuesto en 2019.

Un año antes, aunque sí se le dio dinero al 3×1, la federación lo desvió para atender a la migración centroamericana con una trampa tecnológica: impidió subir a las plataformas los proyectos de los clubes y federaciones y así cayeron en subejercicio que quedó para uso  a discreción de AMLO.

¿Dos caminos?

Dicen que las comparaciones no son sanas. Pero para una comunidad que tiene un pie en México y otra en Estados Unidos es imposible no hacerlas. La mitad de la población zacatecana vive en el norte (sobretodo en Los Angeles y sus alrededores) y la otra en el sur del Río Bravo y constantemente se estampa con dos sistemas diametralmente opuestos.

En uno le late el corazón y, en otro, la cabeza.

Por ello, quienes pueden, procuran estar una parte de su tiempo en ambos lados y han procurado construir por partida doble. Los clubes migrantes apoyaron, por ejemplo, la edificación de la Unidad Integral  de Salud y Rehabilitación en el municipio de Nochistlán (al que pertenece Las Animas) con dinero de sus recaudaciones para el programa 3×1.

La obra se inauguró con bombo y platillo, asistieron las autoridades. Más de un funcionario lanzó loas y lisonjas a los migrantes a los que llamaron héroes y aplaudieron por la inversión en Nochistlán. El gobierno estatal tomó posesión y todos fueron felices hasta que los migrantes que cooperaron y sus familias requirieron los servicios.

Hace dos años, Rigoberto Jiménez se rompió una canilla. Se cayó mientras labraba la tierra para sembrar maíz y ya no pudo levantarse. Los peones a quienes daba trabajo lo llevaron a la cama de la casa donde hoy no puede vivir por el mal olor y luego vino la familia para que lo curaran en Los Ángeles, donde tiene servicios de salud por ser ciudadano estadounidense.

Allá lo dejaron casi como nuevo con la advertencia de que tenía que tomar terapias de rehabilitación. Eso implicaba quedarse a vivir varios meses en EEUU para asistir a la clínica especializada. No quiso. Si podía hacer la terapia en Zacatecas, donde le gusta estar, ¿para qué quedarse?

Y de alguna manera tenían que sacarle el jugo a su esfuerzo para construir la clínica especializada. Para algo habían trabajado, para algo su hija Martha Ofelia seguía en la lucha por el desarrollo de su lugar de origen. Empacó sus cosas y regresó a Las Animas para presentarse en la Unidad Integral  de Salud y Rehabilitación que se construyó con el 3×1.

“No podemos atenderlo”, le dijeron. “Usted no está afiliado, es migrante, no tiene seguro social aquí. Traiga sus papeles y con gusto”.

No tenía papeles.

Así que regresó a Los Ángeles para la terapia. La tomó por cuatro meses y se regreso a Las Animas. La tierra llama. Dos años después, dos de sus hermanas padecieron lo mismo en un entuerto de sistemas de salud que nadie entiende.

Carolina y María Trinidad Jiménez Oropeza estaban de paseo por el metro de Los Ángeles cuando una escalera se descompuso, ellas se enredaron con los pies y el sistema eléctrico por lo que rodaron varios metros en picada. Se rompieron las costillas y el cuello y el procedimiento fue el mismo: las operaron allá y cuando quisieron tomar la terapia acá se estamparon con la negativa.

—No podemos atenderlas —dijeron.

—¿Por qué? No están afiliadas al seguro social.

— Los migrantes construyeron esto para todos.

—¿Quién?

Martha Ofelia Jiménez dice que el personal de salud no sabe de la inversión de los migrantes porque en la placa de reconocimiento no fueron grabados. “Parece que en México nunca nos darán el reconocimiento de nuestra labor por ayudarle”.

La placa de la Unidad Integral de Salud y Rehabilitación que omite la participación de los migrantes en el proyecto
La placa de la Unidad Integral de Salud y Rehabilitación que omite la participación de los migrantes en el proyecto (Foto cortesía Gardenia Mendoza).

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