Oaxaqueña, más de una década con su imprenta en Lynwood

Nunca imaginó cuando emigró a EE UU convertirse en dueña de su propio negocio

Silvia Galaviz García, el desempleo la lleva a convertirse en empresaria. (Cortesía)

Silvia Galaviz García, el desempleo la lleva a convertirse en empresaria. (Cortesía) Crédito: Cortesía

Silvia Galaviz García, nunca pensó que al emigrar a Los Ángeles, sería dueña de su propio negocio y mucho menos después de quedar desempleada.

“No sabía qué hacer cuando se me cerraron todas las puertas y no encontraba trabajo, pero yo había tomado cursos en diseño gráfico y reparación de computadoras cuando llegué a Los Ángeles, así que se me ocurrió la idea de poner una imprenta en la ciudad de Lynwood, frente a la Plaza México”.

En 2010 abrió su negocio y no solo sobrevivió a los primeros años cuando no tenía ganancias  sino que salió adelante durante lo más crítico de la pandemia, sin despedir a ninguno de sus tres empleados.

Silvia Galaviz García, más de una década con su imprenta. (Cortesía)

Todo comenzó cuando emigró de Oaxaca a Los Ángeles en 2001. “Acababa de terminar la preparatoria y venía a estudiar inglés, pero al año conocí a quien sería mi esposo y padre de mis hijos. Nos casamos y me quedé aquí”.

Encontró empleo como cajera en un supermercado, pero a la vez se inscribió en la escuela para estudiar inglés y tomó cursos de diseño gráfico y reparación de computadoras.

“Cuando me quedé sin trabajo en la marqueta, pasé seis meses buscando empleo de cualquier cosa, sin encontrar nada en gasolineras, mercados y empacadoras”.

Desesperada se le ocurrió establecer una imprenta para poner en práctica lo que había aprendido en los cursos.

“Con un préstamo que me hizo mi esposo, renté un local de 8 por 8 pies cuadrados frente a la Plaza México por la calle Long Beach, y me compré una máquina para imprimir invitaciones para fiestas y fotografías. También sacaba copias y mandaba faxes”.

Al mismo tiempo reparaba computadoras e instalaba programas. “Los primeros tres años fueron muy difíciles. Todo lo que ganaba era para volver a invertir en el  negocio. Hubo días en que no teníamos ni para la comida. Llegué a comer solo pan con agua”.

Pero vinieron tiempos mejores y empezó a ahorrar para hacer crecer la pequeña empresa. “También pedí un préstamo para comprar máquinas y poder hacer banners (carteles) y letreros”.

Silvia Galaviz García recomienda emprender un negocio en algo que nos guste. (Cortesía)

La oaxaqueña ya sobrepasó la década de haber abierto Galaviz Printing en la ciudad de Lynwood.

“Durante la pandemia, cerramos una semana, pero los clientes nos empezaron a contactar para pedir trabajo. Gracias a Dios siempre estuvimos ocupados y funcionamos a puerta cerrada, a través de órdenes por teléfono y en línea”.

Ese constante fluir de los pedidos de impresión, permitió a Galaviz García mantener a sus tres empleados.

Pero reconoce que el miedo que sufrió cuando se lanzó a abrir su imprenta, se apoderó de ella durante lo más álgido de la pandemia. Con mucho esfuerzo una y otra vez logró sobrevivir.

“En la actualidad, ya no reparamos computadoras, nos enfocamos en la impresión de banners, letreros, volantes, menús, postales, camisetas y creamos sitios web”.

Esta pequeña empresaria dice que para mantenerse a flote en las etapas de crisis, le ha servido hacer acopio de  mucha paciencia y ser amable con los clientes. “Si uno se lo propone se puede. Yo personalmente salía a promoverme. Esos primeros años, ahorraba todo lo que podía y solo compraba lo que realmente necesitaba y no más”.

Hoy en día está muy agradecida con Dios por su negocio y seguir trabajando. “Nunca en mi vida, lo imaginé. Todo lo que quería era ser empleada con un sueldo seguro, pero hoy estoy contenta de que el desempleo me haya llevado a tener mi propia empresa”.

Y en esos momentos de zozobra cuando no miraba la luz al final del túnel sin saber si su imprenta daría resultados, dice que su esposo Luis era quien más la animaba. “Él llegaba de su trabajo y me preguntaba cuántos clientes habían llegado ese día. Yo le decía, uno, dos. Él me respondía, vas bien”.

La imprenta de Silvia Galaviz García sobrevive a la pandemia. (Cortesía)

Dice que el deseo de no decepcionar a su esposo, le hacía echarle más ganas a su imprenta. “Él siempre me apoyó con su sueldo a pagar la renta del local en esos primeros meses de apertura”.

Galaviz García dice que su sueño es que de las ganancias de su imprenta salga para tener una jubilación digna y tranquila. 

Y a todos los que se quedaron sin trabajo a causa de la pandemia, les pide que piensen que tal vez es una oportunidad para crear su propio negocio. “La clave es vender algo que les guste. Tengan varias cosas en la mente y échenle ganas”.

Puedes encontrar Galaviz Printing en el 11306 Long Beach Boulevard en Lynwood; y en Facebook bajo @GalavizPrinting

Silvia Galaviz García es madre de tres hijos Ashlee de 15 años, Luis Antonio de 12 años y Dleon de 2 años.

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