Niños centroamericanos eran obligados a competir por comida en un centro para menores migrantes de la Patrulla Fronteriza
Una demanda interpuesta por dos adolescentes hondureñas da cuenta de presuntos malos tratos que incluyeron competir por comida, gritos e incluso patadas.
Una demanda interpuesta por dos adolescentes hondureñas, las hermanas Sánchez Villalobos, relata ellas presenciaron cómo los guardias de un albergue para menores de la Patrulla Fronteriza en Texas hacían que los menores “compitieran por comida”, a quienes ellas mismas tenían consolar después de verlos llorar constantemente.
La demanda, de la que hace eco la web de Univision, cuenta que incluso una de las adolescentes fue lesionada por los guardias, pues uno de los oficiales, asegura, la pateó.
La querella la interpuso la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) a principios de semana en una corte federal de Minnesota, en nombre de la joven Kerlin Sánchez Villalobos y su madre, Daysi Villalobos Izaguirre, quien es la representante de su hija menor, solo identificada con las iniciales Y.S.
Para “escapar de la violencia” de Honduras y “comenzar una vida mejor” junto a su madre en Minnesota, las hermanas de 16 y 14 años llegaron a la frontera en junio de 2019 para solicitar asilo. Se les envió al centro de detención para menores en Flint, Texas, del que relatan que “las niñas dormían en una jaula con más de 30 niños asustados, muchas veces en el suelo. Tenían hambre todo el tiempo. Los guardias, con armas visibles en sus caderas, los hacían participar en competencias por comida extra”.
Esas competencias le otorgaban al ganador un burrito extra para la cena, muy codiciado ante el escaso menú que, según las jóvenes, recibieron durante el mes que permanecieron en el lugar: avena fría por la mañana, una taza de fideos para almorzar, pudín o galleta pequeña como refrigerio y, para cenar, un burrito.
La demanda relata: “Los niños hambrientos eran obligados a lanzar una pelota a una canasta, por ejemplo, y el ganador se llevaba un burrito, mientras que los otros niños se quedaban hambrientos. Tanto Kerlin como Y.S. compitieron con otros niños en un intento por conseguir comida para calmar su hambre”.
Además, Kerlin asegura en la demanda que un guardia en alguna ocasión le gritó y la pateó, dejándola lastimada y sin comida. Niegan haber recibido atención médica adecuada y aseguran que los agentes les repetían a ellas y a otras niñas en la jaula que compartían que eran “una carga para Estados Unidos” y otros insultos.
Aseguran que vieron atrocidades como a otra niña siendo pateada repetidamente, o que un niño fue obligado a arrodillarse bajo el sol. También vieron a niños llorando o desmayarse.
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