El aguacate, un tesoro en México: por qué grupos armados vigilan los cultivos día y noche

México tiene un gran tesoro de “oro verde”, una industria multimillonaria. Es el principal país productor y exportador de aguacate en el mundo. Los grupos de delincuencia organizada han querido robar con violencia parte de ese tesoro en los pueblos productores.

Civiles en pueblos aguacateros de Michoacán se han levantado en armas para defenderse. Mientras unos patrullan, otros se van a trabajar y se turnan todos los días.

Michoacán produce cuatro quintas partes del aguacate mexicano y es el único estado en el país que puede vender a Estados Unidos. En 2019 Los Ángeles Times reportaba que una docena de grupos criminales luchaban por el control de comercio de aguacate alrededor de Uruapan, Michoacán, aprovechándose de los propietarios de los cultivos, recolectores y constructores que transportan en fruto.

Pueblos Unidos: campesinos, agricultores y productores de Michoacán armaron su propia fuerza para cuidarse y proteger el cultivo de aguacate

Pueblos Unidos, es un movimiento de civiles armados que se levantó el año pasado en Ario de Rosales, ha establecido 50 puntos de control en carreteras en alrededor de cuatro pueblos para protegerse de día y de noche del crimen organizado.

“Nosotros no somos de ningún cártel, ni autodefensas; somos pueblos que se unieron para hacer el trabajo que las autoridades no han hecho”, dijo uno de los comandantes de Pueblos Unidos a Animal Político.

Pueblos se defienden del yugo criminal

En los pueblos productores de aguacate en Michoacán se ha sufrido secuestro de campesinos y productores; extorsiones de dinero a jornaleros y pequeños productores; cobro de tarifas por hectárea; secuestro diario de camiones de aguacate; así como robo de las cargas e incendios a empacadoras.

Integrantes de Pueblos Unidos dijeron a EFE que un grupo delincuencial les exigía cuotas de hasta 50,000 pesos (unos 2,500 dólares) por cada hectárea sembrada de aguacate.

Los jornaleros tenían que entregar la mitad de su sueldo semanal a los diferentes grupos y organizaciones criminales.

Grupos criminales también limpiaron bosques protegidos para plantar aguacates. Según testimonios recogidos en 2019 por Los Ángeles Times, obligaron a recolectores a trabajar sin paga. A su vez impedían que los jornaleros trabajaran para crear una escasez en el suministro, lo que aumenta las ganancias para los cultivos controlados por los cárteles.

Se ha ejercido la violencia por parte de grupos delictivos contra jornaleros, conductores y dueños de cultivos de aguacate.

Gobierno estatal no simpatiza con Pueblos Unidos, mientras que autoridades locales defienden el movimiento

Israel Patrón Reyes, secretario de Seguridad Pública en Michoacán, advirtió a mediados de este año que los grupos de Pueblos Unidos podrían estar auspiciados por grupos delincuenciales y que sus integrantes serían detenidos de un momento a otro. Sin embargo, los civiles rechazaron la acusación.

Contrario a lo declarado por las autoridades de seguridad estatales, la alcaldesa del pueblo de Ario de Rosales, Irma Moreno, señala a través de Animal Político que en Pueblos Unidos, no ve criminales, sino campesinos, jornaleros y agricultores que defienden sus comunidades del asedio y yugo criminal.

Moreno afirma que a raíz del levantamiento en armas de Pueblos Unidos, se acabaron los robos de camiones de aguacates y se empezó a recuperar la economía.

La Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate del Estado de Michoacán (APEAM) señalo a EFE que en la temporada 2020-2021, Michoacán logró exportar tan solo a Estados Unidos un total de un millón de toneladas de aguacate.

Jornaleros integrantes de Pueblos Unidos señalan que si gobierno los desarma, no tendrán manera de defenderse. Muchas víctimas de grupos delincuenciales han solicitado el apoyo de la organización Pueblos Unidos al no confiar en las autoridades locales, estatales o federales.

Un jornalero que decidió integrarse a Pueblos Unidos, contó a Animal Político que recuerda cómo hace tiempo los mismos policías golpearon a él y su hermano solo por atravesar el pueblo para visitar a sus padres y los entregaron a la delincuencia organizada “nos golpeaban; nos trataban peor que a un animal”.

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