Nuevas familias para más de 150 niños

En el Día Nacional de la Adopción, la corte de LA oficia una ceremonia virtual para finalizar el proceso de cientos de menores

Anita Telles junto a sus dos hijas de 9 y 8 años de edad. / fotos; suministradas

Anita Telles junto a sus dos hijas de 9 y 8 años de edad. / fotos; suministradas Crédito: Cortesía

Un total de 158 menores de edad ya son parte de 105 familias que este sábado completaron el proceso final de adopción y fueron parte del vigésimo segundo Día Nacional Anual de la Adopción y cuidado de crianza temporal del
Departamento de Servicios para Niños y Familias (DFCS) del condado de Los Ángeles.

Con la ayuda de 11 oficiales judiciales voluntarios de la Corte Superior del condado angelino, abogados pro-bono de la Alianza por los Derechos de los Niños, Public Counsel y personal del DFCS se lograron completaron los procesos de manera legal.

“El Día Nacional de la Adopción es un evento anual conmovedor que muestra el impacto de la adopción en las vidas de niños y familias en todo el condado de Los Ángeles”, dijo el juez Eric C. Taylor, presidente del Tribunal Superior del condado de Los Ángeles.

“La Corte se enorgullece de continuar esta tradición anual y desea a todas las familias recién formadas una maravillosa temporada navideña que comienza con este nuevo capítulo en sus vidas”.

Una de esas nuevas madres legales fue Anita Telles, quien es también abuela paterna de Meleana, de 9 años, y de Kaleana, de 8. La mujer peleó en los tribunales hasta lograr la adopción de las niñas.

“Ellas sufrieron negligencia”, relató a La Opinión, Anita, quien a sus 56 años de edad es asistente certificada de enfermería y vive en la ciudad de La Puente. “Yo no quería que ellas estuvieran más tiempo en el sistema”.

Entre los 158 niños adoptados, 31% tienen 10 años o más y 57% son grupos de hermanos —hubo 35 grupos de dos o más hermanos— el 63% fueron adoptados por familiares y el 37% de los niños llegaron a hogares de personas que no son sus familiares pero que abrieron su corazón y decidieron amarlos y adoptarlos como hijos suyos.


Telles tuvo a su cuidado a Meleana y Kaleana desde que eran bebés.
Anita Telles dijo estar feliz de haber finalizado el proceso legal para estar con sus niñas

Cada año aumentan las adopciones

El primer Día Nacional de la Adopción se inspiró en los esfuerzos innovadores de Michael Nash, exjuez presidente del Tribunal de Menores de Los Ángeles.

En colaboración con Alliance for Children’s Rights, PublicCounsel y el DCFS, el juez Nash abrió el tribunal los sábados y comprometió los esfuerzos voluntarios a abogados pro-bono para finalizar un gran número de adopciones atrasadas.

Basado en el modelo del “Sábado de adopción” de Los Ángeles, creado el 18 de noviembre de 2000, Alliance for Children’s Rights y otros organismos nacionales organizaron el primer Día Nacional de la Adopción en 2007, cuando nueve ciudades abrieron sus tribunales el sábado antes del Día de Acción de Gracias para finalizar 1,100 adopciones de niños que vivían en hogares de crianza.

A medida que se afianzó este esfuerzo, el número de ciudades participantes creció de 17 en 2001 a 340 en 2009 y a 400 en 2018. De igual manera se incrementó el número de adopciones. De 1,500 en 2001 a 4,835 en 2009 y a 5,200 en 2019.

Historias que tocan corazones

“He visto y presidido muchas adopciones a lo largo de mi carrera; demasiados para contar”, dijo a La Opinión la jueza presidente del Tribunal de Menores, Akemi Arakaki.

“Cada una me recuerda la importancia de encontrar familias amorosas para los niños que merecen la estabilidad y la permanencia que brinda la adopción”.

El proceso de adopción es la culminación de muchos sistemas que trabajan juntos en el mejor interés del niño. El trabajador social del DCFS, los abogados, las organizaciones sin fines de lucro que brindan asistencia legal gratuita y otros servicios, los jueces y el personal de la corte y, finalmente las familias adoptivas.

Una historia particular que tocó profundamente el corazón de la jueza Arakaki ocurrió hace años.
Una jueza que se había retirado regresó para ayudar en la finalización de un caso de adopción donde estuvo involucrada por mucho tiempo.

“Tenía que ver con un joven con discapacidades de desarrollo que necesitaba de un tutor”, recordó. “A pesar de sus discapacidades, estaba claro que ese joven sabía lo que estaba sucediendo”.

Al final del proceso, aquel padre adoptivo rompió a llorar y el hijo adoptado se inclinó de su silla de ruedas para abrazarlo.

“Todos, incluyéndome a mí, tuvimos que calmarnos porque estábamos a punto de llorar. Este era un joven necesitado”, añadió la jueza. “Alguien reconoció que necesitaba ayuda y se convirtió en su padre”.

A pesar de los desafíos planteados por la pandemia por el covid-19, la Corte ha finalizado 2,442 adopciones no impugnadas desde marzo de 2020.

“Hay muchos niños que viven en hogares de crianza esperando encontrar familias permanentes y amorosas”, dijo Bobby Cagle, director del DFCS. “En el Día Nacional de la Adopción, estos niños se convertirán permanentemente en parte de una familia amorosa”.

Agregó que, cuando un niño es adoptado, se beneficia “del entorno estable y acogedor necesario para convertirse en un adulto seguro; al abrir sus corazones y sus hogares, los padres adoptivos cambian la vida de estos niños para siempre”.

Justamente ese es el objetivo de Anita Telles con sus hijas adoptadas, Meleana y Kaleana, a quienes tiene en su hogar desde 2016.

“Siempre he sido una persona cariñosa; amo a toda mi familia, a mis hijos y especialmente a mis ocho nietos”, dijo. “Pero estas dos niñas tienen un lugar especial en mi corazón, porque las he tenido y he criado desde que necesitaban que les cambiara los pañales”.

El proceso final de la adopción culminó ayer sábado, después de recibir virtualmente el documento legal que la acredita como madre de las niñas.

“Ya no podía esperar más”, dijo Anita. “Estaba emocionada; finalmente serán mis niñas…Finalmente”.

¿Quieres adoptar?

Para obtener la información del proceso llama al 1(213) 639-4100.

Para reclutamiento de padres adoptivos / de crianza y servicio de renuncia de padres biológicos llama al 1(888) 811-1121.

Servicio de adopción independiente y de padrastros.
1(213) 351-0224.

Puro corazón: pareja adoptó a 5 niños

Desde 2007 al presente, Delia Ortiz y su esposo José Ruiz son padres de crianza en el sistema del Departamento de Servicios para Niños y Familias (DFCS) del condado de Los Ángeles, mediante el cual se han encargado de cuidar a más de un centenar de niños maltratados o descuidados por sus padres biológicos.

De ellos, ya han adoptado a cinco.

Es tanto el amor que tiene para dar esta familia que su propio hijo, José Ruiz Jr., de 37 años convenció a su madre de adoptar a Noah, a quien habían recibido desde los tres meses de edad.

“Mi hijo se enteró que probablemente lo darían en adopción”, recuerda Delia.

“Él estaba en la Marina de Estados Unidos y me comentó que en su trabajo había conocido a muchos muchachos que fueron adoptados y que querían mucho a sus padres”.

Delia, quien es oriunda de Manzanillo, Colima (México), sufría cada vez que algún niño tenía que regresar con sus familias ya que se encariñaba con ellos.

“¿Qué estás pensando? ¿Por qué no lo adoptas?”, le preguntó su hijo. “Madre, en lo que te tienes que enfocar es que ahora lo tienes tú… Todavía no es tuyo, pero puede serlo”.

José y su hermana Noeira, de 33 años, pidieron a su madre que no se preocupara por el futuro de Noah.

“Para eso nos tienes a nosotros, tus hijos; vas a contar con nuestro apoyo para sacarlo adelante”, le dijeron.

Así nació la nueva oportunidad para que Noah tuviera una familia que lo amara y lo cuidara.

Aquel bebé había nacido prematuro, con un sangrado en el cerebro. Supuestamente, su madre biológica no sabía que estaba embarazada, pero consumía drogas.

Una madrugada, Delia recibió una llamada del DFCS. Le preguntaron si tenía espacio en su hogar para recibir al bebé y no lo dudó.

“Y ándele que llega Noah y terminé quedándome con él para siempre”, recuerda esta mujer de 52 años “Me tocó esa bendición porque casi nadie quiere cuidar a este tipo de niños… Solo Dios sabe por qué me lo mandó a mí”.
Su esposo, José Ruiz, un humilde jardinero de Lancaster le prometió que, al salir de su trabajo, le ayudaría a cuidar a Noah todas las tardes.

Delia Ortiz junto a su esposo José Ruiz y sus cinco pequeños niños / fotos: cortesía

El proceso de adopción legal se alargó

La madre biológica de Noah fue a verlo algunas veces. Aparentemente quería recuperar su custodia, pero al darse cuenta de que tendría necesidades especiales decidió no luchar por él.

De esa manera, el proceso de adopción se cumplió en 2016, justo antes que Noah cumpliera 4 años. En la actualidad tiene 7; es decir 48 meses menos que Ezekiel, hijo biológico de Delia.

Noah estuvo atendido por especialistas de la vista y del cerebro. Los médicos pensaban que podría quedar ciego.
Sus venas estaban muy delgadas y no le daban grandes esperanzas de que pudiera ver con claridad por el daño en su cerebro.

“Yo les dije: ‘Hagan lo que ustedes tienen que hacer, porque Dios hará el resto’”, cuenta Delia.

Noah es descrito por su madre como un niño feliz, que sonríe mucho, es inteligente y disfruta de estar en familia.

“Para él es un castigo cuando se le dice que es hora de que se vaya a su cuarto [a dormir]; es muy carismático y tiene un gran corazón”, describió la madre adoptiva del pequeño, que está por cumplir años el 18 de diciembre.

Cuatro hermanos con nueva familia

A la vida de Delia y José llegaron también los hermanitos Lorenzo (8), Alfredo (7), Mayra (5), Emely (3).

De acuerdo con su madre adoptiva, los niños llegaron con serios atrasos en el desarrollo de su lenguaje. Habían sido descuidados de forma negligente. En un principio, no pudo recibir a Mayra.

“Se sentaban en el sofá y de ahí no se movían; ni siquiera se bajaban solos para jugar con los juguetes”, cuenta Delia a La Opinión.

Dos semanas después, los niños comenzaron a sentirse cómodos y a explorar un poco su nueva casa.

“Fue difícil atenderlos porque ninguno tenía comunicación verbal”, expresó Delia. “Con terapias han mejorado, no completamente, pero van bien”.

Delia, su esposo y sus hijos biológicos participan en la motivación de los nuevos miembros de la familia y los hacen sentir en su casa y que no hay diferencia para nadie. Todos son iguales.

“Les decimos que todo va a estar bien y ellos son muy inteligentes para entender cuando se les quiere… Uno piensa que, como son chiquitos no comprenden, pero a veces saben más que uno”, expresa Delia.

“Yo me los he ganado porque les he demostrado amor a manos llenas y como están pequeños les leo cuentos”.

Igual que Ezekiel y Noah, Lorenzo, Alfredo, Mayra y Emely son niños disciplinados. Conocen las reglas sobre la hora de levantarse temprano, desayunar, lavarse los dientes, comer, jugar, disfrutar de un helado o un aperitivo, hacer tareas e irse a dormir.

Delia les prepara desayuno en casa, aunque los niños tienen la opción diaria de decidir si quieren hacerlo en la escuela, dependiendo del menú que les ofrezcan, como pizza o algún pastelillo que se les antoje.

Delia dice que lo más importante para que los chicos puedan desarrollarse es estar en un ambiente con amor.

¿Y cómo hace la familia para alimentar tanta boca?

“Mi esposo tiene su pequeño negocio de jardinería”, respondió Delia. “Trabaja en todo el Valle del Antílope y en Santa Clarita; su clientela es de hace 20 años. Nosotros somos de los que piensan que donde come dos comen tres, y donde comen tres, comen cuatro… Gracias a Dios yo tengo la oportunidad de quedarme en casa y hacer rendir más el dinero”.

Delia describe a “Lorencito” como un niño que siempre anda contento, aunque a veces tiene sus días en que esta callado y le da su espacio, “es muy ordenado y siempre quiere acomodar todo”.

“Alfredito siempre anda buscando en que me puede ayudar, es muy risueño y no tengo problemas para que él solo haga sus tareas, tiene muy buenas calificaciones y no le gusta perder el tiempo”.

De “Mayrita”, afirma que es una niña tranquila, “muy inteligente, tiene muy buen corazón y le gusta compartir todo, y Emely “me salió buena para la manipulación de su hermana mayor, habla más porque no tiene problemas de lenguaje”.

¿Y cómo le hace para repartir tanto amor?

“Ahí sí me la puso difícil”, respondió Delia. “Pero volvemos a lo mismo, uno se gana el cariño de los niños regalándoles amor; eso es lo que necesitan, sobre todo cuando se sienten indefensos y son separados de sus padres. ¿Yo que más les puedo dar? Solo amor”.

Concluye que, si bien lloró muchas veces cuando veía a los niños indefensos y tristes, y regresaban felices a sus casas, después de pasar meses o años con ella, su esposo le decía “hay que dejar esto para que ya no te pongas triste”.

“Pero ahora somos muy felices porque la familia creció mucho”, dice.

“Solo mirándolos que están superando sus necesidades de aprendizaje y lenguaje me motiva a luchar más cada día por ellos, porque acuérdese, lo que no mata, fortalece”.

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