Crímenes recientes cometidos por personas sin hogar despiertan preocupación

Al menos dos crímenes recientes en Los Ángeles cometidos por hombres sin hogar han puesto en el candelero público el tema del desamparo y su relación con el aumento de la violencia.

También es frecuente ver en las redes sociales, publicaciones de angelinos que hacen público que estuvieron a punto de ser atacadas por una persona sin vivienda.

Algunos líderes atribuyen la violencia perpetrada por los desamparados a la falta oportuna de servicios de salud mental.

El 13 de enero, una persona sin hogar, mató a una enfermera del Centro Médico del condado de Los Ángeles y de la Universidad del Sur de California en una céntrica parada de autobús.

Sandra Shells de 70 años esperaba el camión en una parada cerca de Union Station, por las calles César Chávez y Vignes para ir a su trabajo, cuando un hombre sin hogar la atacó y al caer al suelo, se golpeó la cabeza.

Shells, quien tenía una carrera de 30 años como enfermera, murió en el hospital. 

La Policía arrestó a Kerry Bell de 48 años cerca del lugar de la agresión, y fue acusado del asesinato de Shells.

El 13 de enero, Briana Kupfer, estudiante de maestría de la Universidad de California en Los Ángeles fue atacada por un desamparado cuando trabajaba en una mueblería al norte de la avenida La Brea.

Una semana después, tras una intensa búsqueda, Shawn Laval Smith de 31 años, fue arrestado y acusado de apuñalar fatalmente a Kupfer de 24 años.

La estudiante estaba sola en la tienda cuando fue atacada por el desamparado, en una agresión que de acuerdo al agente del Departamento de Policía de Los Ángeles, John Radke fue aparentemente al azar, sin mediar provocación alguna.

De hecho, antes de ser agredida de muerte, Kupfer envió un texto a una amiga para decirle que había entrado a la tienda alguien que le daba malas vibras.

“Desafortunadamente, esa persona no vio el texto de inmediato”, dijo el oficial Radke.

Su cuerpo fue encontrado 15 minutos más tarde de que el texto fue enviado.

Heidi Marston, directora ejecutiva de la Autoridad de Servicios para Personas sin Hogar de Los Ángeles (LAHSA), calificó los asesinatos como tragedias. Pero dijo que es importante no culpar a toda la comunidad de personas sin hogar por la violencia o confundir la epidemia de desamparo con los ataques.

“No va a traer justicia a las víctimas de estos crímenes”, dijo.

De acuerdo con los números de LAHSA, actualmente hay cerca de 63,706 personas que experimentan desamparo en el condado de Los Ángeles, un aumento de 13% con relación a 2019. 

El conteo de la población sin hogar 2021 fue cancelado debido a covid-19, y reprogramado para este año.

Pero debido a la ola de nuevas infecciones provocadas por la variante Ómicron de covid-19, se pospuso para realizarse entre el 22 y 24 de febrero. Inicialmente estaba programado para efectuarse del 25 al 27 de enero.

El último reporte da cuenta de que 14,284 de las personas sin refugio, el 32% del total, informaron consumir drogas, mientras que el 26%, 11,711, reportaron sufrir condiciones de salud mental a largo plazo.

Urge salud mental

Evelyn Alemán, defensora comunitaria y miembro del grupo de voluntarios L.A. River Walkers and Watchers, dijo que el tema del desamparo está fuera de control en Los Ángeles, agravado por la falta de servicios de salud mental oportunos.

“En el río hemos visto a personas con armas y machetes. Y ya hubo un homicidio. Muchos de los desamparados usan drogas o tienen problemas de salud mental, o ambos”, dijo.

El problema es que cuando reportan que alguien anda ondeando un machete, la policía no llega a tiempo porque estas personas sin hogar se mueven mucho.

Pero lo más grave – dijo – es que cuando llaman a los servicios de salud mental, se topan con muchos obstáculos simplemente para poder hablar con alguien en la línea telefónica. 

“Cuando finalmente nos atienden, llegan al lugar una semana después, cuando la persona sin hogar con problemas, ya se fue”.

Alemán dijo que su intención como grupo es prevenir una tragedia, y evitar que una persona sin hogar vaya y mate a un ciudadano inocente, o a otra persona sin hogar, porque también hay violencia entre ellos.

“Es urgente que haya servicios de salud mental más efectivos y rápidos, y que más prevención para evitar una tragedia”.

Alemán cuestionó hasta cuándo van a actuar las autoridades.

“Cuántos homicidios tiene que haber, cuántos asaltos más para que haya un sistema de prevención. Que nos den un número de teléfono donde respondan. No están respondiendo con la urgencia que el problema del desamparo requiere”.

Y recordó el caso reciente de Eduardo Enrique, un inmigrante de 41 años, originario de Perú, quien sufría de severa incontinencia, diabetes, adicción a las drogas, entre otros problemas como no poder moverse, y murió solo en diciembre en el río de Los Ángeles, porque no hubo un sistema de apoyo que lo ayudara a recuperarse y salir adelante.

“Es triste ver como la humanidad ha llegado a estos extremos”

El grupo de vecinos del que ella forma parte se dedica a limpiar el río y la ciclovía aledaña, pero en cada ocasión se encuentran con personas sin vivienda que viven ahí.

“El riesgo de que una persona sin vivienda te ataque siempre ha existido, pero ahora está más presente por el crecimiento desmedido de la población sin hogar y la lentitud para recibir salud mental y el apoyo para superar las adicciones”, dijo.

Víctimas y perpetradores

De acuerdo a un análisis de la agencia de la Prensa Asociada (AP) basado en datos del  Departamento de la Policía de Los Ángeles (LAPD), el año pasado, las personas sin hogar fueron sospechosas de 43 de los 397 homicidios de la ciudad. Se trata del 11%. 

En los últimos cinco años, el porcentaje de homicidios en Los Ángeles en los que una persona sin hogar fue el sospechoso osciló entre el 6.5% y el 12.9%, según el análisis de la AP. 

Sin embargo, la frecuencia de casos en los que una persona sin hogar fue asesinada, ascendió a 10% en 2017 y ha aumentado cada año desde entonces.

El capitán Adrián González de la División de Homicidios del LAPD, dijo que en general, se observa un aumento de las agresiones en la ciudad, por parte de gente que piensa que no hay consecuencias.

“Una discusión puede llevar a un asesinato como vimos el caso reciente de un empleado de Taco Bell, quien tras un alegato con un cliente, éste le quitó la vida”.

El capitán, experto en investigación de homicidios, dijo que no sabe cuáles son las causas de tanta agresividad en el ambiente angelino, a partir de la pandemia.

“Es una combinación de factores, pero la recomendación es no dar pie a confrontaciones. Si andan en la calle caminando y ven a una persona que puede representar peligro, mejor cruzar la calle; y lo mismo cuando andamos manejando, dejemos que otro conductor se nos meta, porque no sabemos qué puede pasar si entramos en un pleito con esa persona”.

Lamentó incluso que en estos momentos, ya ni siquiera se pueda no estar de acuerdo en los temas políticos y seguir siendo amigos o familia.

“Vivimos tiempos en los que ya no se puede hablar ni estar de acuerdo. Ya no es aceptado tener diferentes opiniones”.