México va por Reforma Eléctrica como un asunto “de seguridad nacional”

En su propuesta de Reforma Eléctrica, AMLO propone dejar a las empresas particulares con el 46% de la producción eléctrica y a la paraestatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) con el 54%

AMLO busca fortalecer la Comisión Federal de Electricidad con Reforma Eléctrica.

AMLO busca fortalecer la Comisión Federal de Electricidad con Reforma Eléctrica. Crédito: Agencia Reforma

MEXIC0.- El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador quiere el control de la energía eléctrica porque lo considera un asunto de seguridad nacional igual que lo es para Estados Unidos, pero a su manera. 

Y para explicarlo cuenta en su filas con un ingeniero especializado en energía y miembro de las filas de Morena, un interlocutor y orador agudo en los foros de discusión sobre el tema que se abrieron oficialmente desde el 17 de enero pasado con miras a aprobar este año una reforma eléctrica.

Ángel Balderas Puga, investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro, resume que, si todo en la vida es cuestión de enfoques, el del gobierno mexicano es simple: 

“No dejar en manos de empresas privadas el funcionamiento de un país que depende, por mucho, de la energía”, detalla en entrevista con este diario.

“Tal como han ido las cosas con la iniciativa privada en la industria eléctrica en unos años podrían poner de rodillas al país porque controlarían el 85% del mercado y eso no lo puede permitir este Estado”.

La bandera es, entonces, defender “la soberanía” y con ello garantizar que todos los mexicanos tengan electricidad a precios justos en un futuro. ¿Cómo? Dejando a los particulares el 46% de la producción y a la paraestatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) el 54%. 

Eso sí: el Estado tendría el control total de la distribución.

Para lograrlo, la iniciativa de reforma eléctrica pretende dar marcha atrás a otra que se aprobó en 2013 durante el gobierno de Enrique Peña Nieto y abrió el camino a la incursión de empresas internacionales de energía limpia, principalmente españolas especializadas en eólica, solar y de gas natural.

No queremos que pase lo de Alemania que depende del gas ruso o Marruecos dependiente de Argelia o como ha pasado en los últimos años en España, donde han subido los precios que imponen las compañías que que muchas familias ya no pueden pagarlos y tienen que pasar el invierno con velas”, comenta Balderas Puga. 

Estados Unidos también tiene a la energía como un asunto prioritario, recuerda Puga. “Para vender a México una de las 130 refinerías en su territorio se reunió varias veces el comité de Seguridad Nacional, entonces, ¿por qué no podemos en México?”

Los contras

El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, pidió en días pasados entender las razones del presidente mexicano, sobre su reforma eléctrica y dijo que “tiene razón al decir ‘vamos a hacer cambios para lo mejor del pueblo’”.

Las declaraciones generaron disgusto en distintos sectores de Estados Unidos e incluso se pidió la renuncia del diplomático y, en las últimas horas, declaró que el gobierno de su país está preocupado porque la actual iniciativa “promueve el uso de tecnologías más sucias, anticuadas y caras sobre alternativas renovables eficientes que pondrían en desventaja tanto a consumidores como a la economía en general”. 

Algunas posturas expuestas por Carlos de María, vicepresidente de la Academia Mexicana de Derecho Energético y Monserrat Ramiro, consejera independiente de empresas del sector, manifestaron posiciones similares durante el primer foro en la sede de la Cámara de Diputados federal:

Que se daría más lugar a combustibles fósiles, ahora 67% de la generación de energía de la CFE es con base en estos; que los planes del gobierno de repotenciar hidroeléctricas, la construcción de una planta solar y plantas de gas natural, es insuficiente para la generación de energía limpia y que en los próximos 15 años se tendrá que desembolsar del presupuesto federal 80,000 millones para la renovación de la infraestructura, además de indemnizaciones billonarias.

La réplica

La Comisión Federal de Electricidad argumenta que la ley de 2013, contrario a la mayoría de las legislaciones internacionales, excluyó  a la energía procedente de las hidroeléctricas de la clasificación de “limpias”. Así se puso el sambenito de “energía sucia” a  toda la compañía estatal aunque gran parte de su producción es de hidroeléctricas. 

La  intención fue abrir el camino a las empresas privadas con apoyo de ex funcionarios de Energía integrados a la nómina de Iberdrola o Naturgy y otras”,  explicó Guadalupe Correa Cabrera, profesora asociada de política y Gobierno de la George Madison University, quien ha seguido el tema energético mexicano.

“Debe quedar claro que se hizo una ley muy conveniente para las empresas que dominan el mercado, que son una oligarquía y que han cometido muchos abusos. Con la nueva iniciativa vemos  que se les va dejar seguir participando pero con menos abusos”. 

Entre los excesos que han cometido las compañías, según coinciden los analistas, se encuentra la constitución de sociedades de autoabastecimiento para simular que producen energía para consumo propio cuando en realidad venden a otros sin pagar a la CFE por la transmisión.

En esas trampas han incurrido, según la CFE, 400 empresas. Entre ellas, gigantes como Kimberly-Clark de México, dek empresario Claudio X González; Coca Cola -que tiene como socios a las tiendas Oxxo-, Lenova, la armadora Volkswagen con una planta en Puebla, Liverpool y Rotoplas.

El analista Balderas Puga explica que la reforma de 2013 se planeó para sacar al Estado de la industria con artilugios legales. Por ejemplo, se obligó a la CFE a comprar energía por 20 y 25 años a generadores privados que fijaron precios por arriba del mercado y cobran el 100% aunque generen menos energía. También se fragmentó a la parestatal en su estructura organizacional.

Oficialmente la CFE promete que no se piensa quedar con la producción de energía sucia procedente de fósiles sino que tendrá una transformación gradual también hacia el gas natural y la eólica, pero primero necesita dientes legales para hacerlo.

“Esa la tendencia global y México estará obligado pero desde el Estado como lo hizo durante mucho tiempo (desde los años 30) y hasta la reforma de 2013”, observó Balderas Puga. 

La electrificación de México inició con pequeños generadores en empresas mineras, agrícolas y textiles hacia la década de 1880. A inicios del siglo XX esas  pequeñas empresas se absorvieorn  por otras más  grandes, como la Mexican Light and Power Company o Necaxa, la mayoría de capital extranjero hasta el nacimiento de la CFE en 1933 que nacionalizó la industria.

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