Conectan a familias con servicios para sacar adelante a los niños que llegaron solos

El Centro Legal de los Defensores para Inmigrantes reunió a más de 100 familias con menores no acompañados para proveerles apoyo, desde juguetes, ropa, intérpretes y servicios legales, entre otros

La familia Hernández llegó al evento con su ahijado, recién llegado de El Salvador.

La familia Hernández llegó al evento con su ahijado, recién llegado de El Salvador.  Crédito: Agustín Durán | Impremedia

Presentarse ante la corte sin representación legal en la mayoría de los casos es un suicidio en el tema migratorio, es por eso que la organización Centro Legal de los Defensores para Inmigrantes (ImmDef) realizó un evento para darles la bienvenida a todos los menores no acompañados que llegaron el año pasado al sur de California.

“El objetivo es conectar a todos los niños y sus familias con los servicios disponibles que hay para ellos”, expresó Renee García, vocera ImmDef. “No queremos que luchen solos porque todavía existe el riesgo de la deportación”.

El sábado 26 de febrero se esperaban unas 500 personas, incluyendo unos 150 menores que fueron parte de los 10,000 menores de edad no acompañados que llegaron a estar en el centro FairPlex de Pomona el año pasado, antes de ser reunidos con sus familiares.

Se esperaban unas 500 personas al evento. (Agustín Durán) Crédito: Agustín Durán | Impremedia

No obstante y debido a la pandemia, la situación fue complicada para reunirse con los menores, pero el mismo fin de semana que aligeraron las restricciones contra la Covid en el condado, las familias llegaron al Parque Estatal Histórico de Los Ángeles donde recibieron apoyo de la ciudad, del condado y de organizaciones no lucrativas que proveían todo tipo de servicio.

Yliana Johansen-Méndez, abogada de ImmDef, explicó que cada caso de los niños que luchan por asilo es diferente, pero tiene confianza de que con una buena representación legal, la mayoría, sino es que todos, pudieran permanecer en Estados Unidos.

“Nosotros nos especializamos en la visa juvenil y el asilo”, explicó la abogada. “Es importante entender que la mayoría de estos niños han sufrido abusos, ya sea en su lugar de origen o en el camino rumbo a Estados Unidos, aunque lo más difícil, en muchos casos es reconocer el problema”.

La organización CIELO ayuda a unos jóvenes de Guatemala. (Agustín Durán) Crédito: Agustín Durán | Impremedia

Luego de identificar el delito y respaldarlo, viene el proceso de custodia y después el proceso migratorio, ir a la corte y explicar al juez de la importancia de que las víctimas permanezcan en Estados Unidos.

“Es un proceso largo, no muy complicado, pero si hay que tener paciencia”, explicó la abogada.

No sé sabe exactamente cuántos niños de los que llegaron ocupan la ayuda de un intérprete para explicar bien la situación, aunque se calcula que por lo menos un cuarto de los menores recibidos en el sur de California pudieran necesitarla.

Luis López Reséndiz, director del Centro de Poder de las Lengua Indígenas (CLIP0), explicó que era muy importante que aunque muchos de los menores hablan un poco de español, si su lengua materna es una lengua indígena, sería de mucho valor al caso legal, conseguir el apoyo de un intérprete.

La organización ImmDef brinda ayuda sobre los derechos de los jóvenes y niños recén llegados a Estados Unidos.  Crédito: Agustín Durán | Impremedia

“En nuestros países no se habla de asilo político, no se habla de los derechos lingüísticos, entonces al llegar a Estados Unidos  hay mucha información que los migrantes no saben”, explica. “Hemos tenido casos donde las personas de las organizaciones dicen que si hablan español, pero cuando están a punto de terminar el proceso político, no saben que es asilo, entonces les tenemos que explicar desde el inicio”.

Reséndiz explicó que es un problema muy profundo, histórico y hasta de sobrevivencia el negar tu lengua indígena, pero en términos legales, es mejor buscar a un intérprete para asegurarse que todo su caso está bien explicado y no tener mayores problemas para recibir el asilo.

Entre los menores que llegaron había muchos adolescentes, incluyendo la hermana menor de Sebastián, ambos de Guatemala. Ellos dijeron hablar una lengua indígena, pero preferían español, aunque a la hora de expresarse, prefirieron no hacerlo.

También se encontraba Hugo Hernández, bien contento con su ahijado Job de 17 años, quien lleva viviendo dos meses en Estados Unidos.

Hernández dijo que su ahijado era perseguido por las pandillas, pero “gracias a Dios lo pudieron traer.  El objetivo era salvarlo; ahora es darle un mejor futuro”.

Debido a los altos precios de un abogado, en ocasiones hasta $400 por hora, Hernández no había podido hacer nada, pero esperaba que en el evento pudiera hablar con alguna organización que los apoye para arreglar la situación de su ahijado.

El joven Job dijo que en El Salvador tenía sueños, pero no estaba seguro si los podría llegar a realizar debido al problema de las pandillas; pero ya en Estados Unidos, las cosas han cambiado y ve las cosas más claras.

“Me quiero convertir en ingeniero, trabajar y ayudar a mi madre que se ha quedado en El Salvador”, explicó.

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