Asesinato de menores por su padre saca a relucir el impacto de la violencia doméstica en los niños

Durante una visita supervisada en una iglesia de Sacramento, David Mora de 39 años mató a sus tres hijas de 13, 10 y 9 años para luego quitarse la vida. La madre describió al padre de sus hijas como un hombre violento que la tenía amenazada de muerte.

Aún cuando Mora tenía prohibido el uso de armas, se hizo de un arma con la que acabó con la vida de sus hijas. Documentos de la corte revelaron que la madre de la menor vivió una historia de violencia y miedo durante 15 años, lo que la llevaron a obtener en mayo de 2021, una orden de restricción para que el padre de sus hijas no se acercara a ella.

Esta tragedia llevó a varios expertos en el tema a cuestionar el impacto de la violencia doméstica en los menores durante la videoconferencia “Niños experimentando violencia – rompiendo el ciclo generacional”, organizada por Ethnic Media Services.

“El impacto de la violencia doméstica en los menores no ha sido identificado por el gobernador y el fiscal general como un problema, en parte porque se les considera como testigos simples, y no como víctimas”, lamentó La Tonya Wood, directora de entrenamiento clínico del programa de psicología de la Universidad Pepperdine. Pero enfatizó que la violencia doméstica dentro de la familia afecta a todos. 

Una de cada tres latinas han experimentado violencia doméstica alguna vez en sus vidas, pero también las latinas padecen la más alta tasa relacionada con feminicidios que ningún otro grupo étnico y racial.

“La violencia doméstica por parte de un compañero íntimo es un asunto serio, pero una cosa es cierta, la presencia de un arma en tales situaciones hace que sea aún más mortal”, dijo Shikha Hamilton, directora nacional de abogacía y movilización de la organización Brady United to End Gun Violence.

Explicó que la mera presencia de un arma de fuego puede amenazar, intimidar y favorecer el abuso; y en una situación de violencia doméstica, aumenta el riesgo de homicidio en 500%.

Datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), indican que 1 de cada 5 víctimas de homicidio son asesinadas por un compañero íntimo, lo que representa el 15% de todos los crímenes violentos.

Hamilton señaló que la violencia doméstica afecta a 10 millones de personas cada año, y no por no terminar en muerte significa que no dejen daños físicos, emocionales y heridas.

“En California, en 2018, hubo 166,890 llamadas de auxilio por violencia doméstica, 46% de esos incidentes involucraron armas”.

Hizo énfasis en que muchos de la violencia doméstica no se reporta. 

“Un estudio de 2019 concluyó que entre 2010 y 2017, los homicidios cometidos por un compañero que involucran un arma aumentaron 26%.

Violencia Doméstica y Niños

De acuerdo a la Revista Americana de Medicina Preventiva, los niños que son afectados físicamente en incidentes de violencia de las parejas, son  poco estudiados.

Sin embargo, Hamilton señaló que con base en los casos interpuestos por las cortes estatales, 1 de cada 4 niños son testigos de la violencia doméstica de pareja, en un 22%.

Más grave aún es que un estudio de 2019 que examinó los homicidios de niños entre 2005 y 2014, descubrió que el 20.2% de todas las víctimas de homicidio infantil fueron asesinados en casos relacionados con violencia doméstica de pareja.

De esos casos, el 54.3% fueron asesinados en momentos cuando el agresor intentaba matar a su compañera íntima antes de que el homicidio ocurriera.

Pero además los accidentes por armas de fuego en niños que manejaron un arma, aumentaron 31% al comienzo de la pandemia, comparado con un año antes.

Hamilton dijo que están apoyando el fortalecimiento de las leyes federales de seguridad en las armas para proteger a todas las víctimas y sobrevivientes, incluyendo a las víctimas de acecho, sobrevivientes, personas que están saliendo de novios con alguien, y solicitantes de órdenes de protección temporal.

Wood dijo que el impacto en la salud mental de los niños, depende de la edad y de la etapa de desarrollo en el que se encuentra el menor cuando la violencia ocurre, así como de la periodicidad y por cuánto tiempo ocurre en la familia”.

Observó que entre más temprano un niño sea expuesto a la violencia doméstica y entre más tiempo ocurra, tiende a padecer dificultades a más largo plazo. 

“Por ejemplo, los niños pequeños en edad de aprender a caminar, hablar o ser entrenados para ir al baño, pueden tener un retraso en el aprendizaje o problemas con el lenguaje, problemas para dormir y miedo de dormir solos en la noche”.

Entre los 3 y 5 años, se pueden observar mayores problemas de comportamiento como berrinches y agresividad, lloriqueo constante, dolores de estómago y de cabeza; y también pueden presentar problemas para dormir, pesadillas, sonambulismo, ansiedad y rechazo para ir a la escuela.

Con los niños en edad escolar, esto se ve reflejado en problemas en el desempeño escolar y en las relaciones con sus compañeros.

“Tienden a ser más susceptibles de sufrir bullying en las escuelas, baja autoestima, depresión y mucho enojo”.

Y cuando llegan a la adolescencia, tienden a tener problemas para relacionarse socialmente y a expresar sus emociones de manera agresiva.

“Hay datos que sugieren que la exposición a la violencia en el hogar es un indicador de un comportamiento abusivo, particularmente entre los hombres cuando se convierten en adultos”.

También se observa un aumento en la adicción a las drogas, comportamientos sexuales riesgosos, depresión y deserción escolar.

Wood dijo que las investigaciones indican que hay un gran riesgo de que los menores expuestos a relaciones abusivas en el hogar pueden volverse agresivos hacia sus propios padres, otros miembros de la familia o sus parejas íntimas. Aunque precisó que no necesariamente esto ocurre.

¿Qué podemos hacer para ayudar a estos niños?

Indicó que debemos crear líneas de comunicación con los miembros de la familia y las víctimas para conectarlos con las diferencias agencias y sus recursos. 

“Tenemos que informar a nuestras escuelas e iglesias de estas cosas para proveer una red de apoyo a estas familias”.

Leiana Kinnicutt, directora del programa de Niños y Jóvenes de la organización Futures Without Violence, habló sobre los factores de protección para sobrevivientes adultos y niños que promueven la sanación.

“Un ejemplo de cómo ayudarlos es apoyarlos con vivienda accesible, empleo, comida, transportación, cuidado de niños, educación y refinanciamiento”.

Dijo que esto disminuye el impacto de las experiencias traumáticas y aumenta el sentido de control de los adultos sobre sus vidas. 

Otro factor de protección son las conexiones sociales, culturales y espirituales para proveerles apoyo sin juzgarlos, enlace a empleos, servicios de salud mental, y conexión con gente con la que compartan su identidad cultural.

“El tercer favor es la resiliencia para enseñar a los sobrevivientes que son más que sus experiencias y promover que al menos con uno de sus padres, tengan una relación afectiva que ayude a disminuir el trauma”.