Gustavo Santaolalla revisita su pasado
El destacado artista argentino trae su show "Desandando el camino" al Royce Hall de la Universidad de California, el 17 de marzo
Gustavo Santaolalla trae una melena y una barba impresionantes. Son reminiscencias de la pandemia, pero también un gusto que este músico, compositor y cantante se quiso dar a sus 70 años.
“He pasado por todos los estados”, dijo el artista argentino en una entrevista. “Cuando empecé mi carrera con Arcoíris, de tenerlo largo y con barba, hasta el punk y el new wave corto y una cola de color, luego otra vez largo, luego pelado”.
Es como si cada estilo llevara consigo cada una de las etapas musicales por las que ha pasado el artista en sus más de 50 años de trayectoria, que resume en Desandando el camino, un concierto que antes de la pandemia recorrió escenarios de América Latina y que ahora pisará el Royce Hall de la Universidad de California en Los Angeles el 17 de marzo.
El show es un recorrido por la vasta y fructífera carrera de Santaolalla, quien vive desde hace décadas en Los Ángeles y a quien muchos en la industria musical se refieren como el Rey Midas puesto que es el genio que ha estado detrás –o más bien al frente– de los proyectos musicales de intérpretes como Café Tacuba, Juanes, Julieta Venegas y Maldita Vecindad.
En esta ocasión Desandando solo llegará a dos teatros del país –además de Los Ángeles, a Miami–, para luego pasar por varias ciudades de Europa, donde se quedaron pendientes varias fechas desde hace dos años.
La inspiración para este show fueron sus dos nietas, que además de tenerlo enloquecido fueron un parteaguas en la vida personal y musical de Santaolalla. Las niñas, hijas de su hija mayor, lo obligaron a darle un respiro a su vertiginosa vida, para revisitar, por primera vez, su carrera en perspectiva.
“Siempre he mirado hacia adelante, no soy de mirar para atrás”, dijo. “Cada vez que miraba atrás había tanto hecho”.
Pero hace unos años, motivos personales –de los que no da detalles– y la presencia de las dos nietas, lo forzaron a apretar el botón de pausa, “pausa para mirar un poco cómo es que llegué a este lugar”.
Quienes han seguido la trayectoria de Santaolalla sabrán lo diversa y prolífica que ha sido su carrera. Sin embargo, aún hay gente que se sorprende al saber que, además de productor, Santaolalla toca varios instrumentos, o que es el autor de la banda sonora de varias películas –Babel, Diarios de motocicletas, Brokeback Mountain– y series de televisión –Narcos México–, además de una de sus más recientes adiciones: música para videojuegos.
“Es un concierto de mi universo musical”, dijo. “Quien no me conoce por las películas me conoce por mi trabajo como productor o por mi música o por The Last of Us, el videojuego”.
Además de este proyecto, y como si el botón de pausa se desactivara de vez en cuando, Santaolalla participa en la gira que realiza Soda Stereo por escenarios del mundo. Por estos días estará en el festival Vive Latino, que tiene lugar en Ciudad de México, y al mismo tiempo trabaja en el nuevo disco de Bajofondo, un proyecto de tango y fusión que comparte con destacados tangueros uruguayos y argentinos.
Llevar una vida tan plena, que también incluye la administración de un pequeño viñedo en Argentina y una pequeña casa editorial, tiene su origen en la infancia de Santaolalla. Recuerda que cuando era muy pequeño tenía la intención de convertirse en un sacerdote católico; sin embargo, una fuerte crisis a los 11 años lo obligó a reconsiderar esta opción.
“Fue un cuestionamiento filosófico”, dijo. “Lo plantee a mis padres y mi padre me dijo, ‘si no lo sientes no lo hagas’; me fui alejando De la Iglesia y jamás se volvió a hablar del tema”.
La búsqueda por una vida espiritual y rica en experiencias continuó hasta llegar a las corrientes filosóficas orientales. Fue entonces cuando Santaolalla creó y formó parte de Arcoíris, una comunidad en la que vivió de los 18 a los 24 años y en la que sus miembros no comían carne, no bebían alcohol y llevaban una vida célibe.
El destrampe vino después, cuenta, cuando “el péndulo se fue para el otro lado, y fue meterse en la piel del hombre en todos los sentidos”.
Ahora “trato de usar el don que me ha sido dado para transmitir algo positivo, algo bueno que afecte a la gente positivamente”, dijo.
Mientras tanto el cabello y la barba no se van. Santaolalla está feliz con su apariencia porque “me veo como cavernícola, y me encanta”.
Qué: Desandando el camino, con Gustavo Santaolalla
Cuándo: jueves 17 de marzo, 8 pm
Dónde: Royce Hall, 340 Royce Dr., Los Angeles
Cómo: boletos $39 a $59; informes cap.ucla.edu