No se puede ser inmigrante y apoyar a la actual ‘oposición’ en México

Es una tristeza que los inmigrantes, independientemente del papel que realicen en el exterior, apoyen el sistema que los expulsó de México en los últimos 40 años.

No importa cómo hayan salido del país —por cuestiones económicas, de violencia, de trabajo o por gusto—, el hecho es que si vives en Estados Unidos es porque lo que ofrecía México en ese tiempo no era suficiente o no garantizaba tu estancia en la nación.   

Entonces, ¿por qué se sigue apoyando a los hoy partidos de oposición: PRI, PAN, PRD?

No solo es una contradicción en sí misma, sino una especie de traición personal y colectiva, sobre todo ahora que esos partidos conforman la alianza “Va por México”, en la que políticos que en su nacimiento eran diametralmente opuestos, como el PRD, de izquierda, se han unido a los políticos de derecha que han favorecido al corporativo internacional: el PAN y del PRI.

Para el pueblo de México no hay argumento válido, lógico, moral o económico para respaldar a estos partidos políticos desde el exterior, especialmente si consideramos el dolor que han causado con la “guerra contra el narco”, y las consecuencias económicas que originaron la salida de millones de personas y generaron la pobreza de unos 60 millones de mexicanos, mientras solo unos cuantos se beneficiaron pasando a formar parte de la lista de millonarios de la revista Forbes.

Desafortunadamente eso no ha cambiado y, lejos de que estos partidos traten de enderezar o por lo menos reparar algo de todo el daño que hicieron —particularmente con la reforma energética de Enrique Peña Nieto aprobada en el 2013—, se siguen aferrando a prolongar el deterioro y han anunciado que NO apoyarán la reforma eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador que está en juego.

La reforma eléctrica que hoy se decide en la Cámara de Diputados de la Ciudad de México, lo que hace es solo regresar el control de la energía a México; de lo contrario, si se deja como está, para el 2029 la iniciativa privada extranjera (Iberdrola) controlará más del 90% de la industria y los mexicanos quedarán a merced de lo que decida la empresa privada, tanto en precios como en formas de uso.

Un punto importante de aclarar es que esta reforma permite a la iniciativa privada invertir un 46% del total de la industria, un mercado muy similar a lo que representa todo el país de Argentina.  Esta medida no expropia o monopoliza la electricidad en manos del estado mexicano, solo le da el control que garantice el suministro y los bajos precios para los mexicanos.

España es un ejemplo claro de lo que pasa cuando la iniciativa privada controla estos recursos vitales de una nación: en 2021 este país terminó pagando cifras récord y ridículas que obligaba a miles de sus habitantes a lavar la ropa durante la madrugada o terminar los meses alumbrándose con velas para disminuir el gasto de la electricidad. Y eso que la empresa Iberdrola que controla ese suministro es española. Me pregunto, ¿qué podrán esperar los mexicanos si el control total lo adquiere dicha empresa en los siguientes años?

Una clara muestra del favoritismo de la oposición al corporativo extranjero es su insostenible apoyo a Iberdrola en lugar de respaldar la medida que beneficie a los mexicanos. La oposición en México ya ha anunciado que NO apoyará la reforma energética, lo que significa que está poniendo en manos privadas el suministro del gas, un recurso que debería de ser un derecho y no una mercancía, por la utilidad que representa en la vida del ser humano.

Aclaremos, esta medida que se aprobó en 2013 con sobornos y con modificaciones a la Constitución debería de ser eliminada; no obstante, ahora que se busca reformarla para evitar un daño permanente, esos mismos partidos que la aprobaron hace nueve años, la siguen respaldando.

Es una vergüenza que estos políticos se digan “defensores” y “representantes” de los mexicanos, cuando en realidad son defensores y representantes del corporativo extranjero. Lo peor es que todavía haya mexicanos que los apoyan. Aún más triste es que haya inmigrantes en Estados Unidos que los defiendan.

Sabemos que la Cuarta Transformación no es perfecta, pero ha dado los primeros pasos en la dirección correcta para beneficio de la mayoría de los mexicanos. Si bien es necesario criticarla para señalar y corregir lo que se hace mal, esa crítica debe de ser legítima y no solo dejarse influir por los medios masivos de información, que constantemente mienten, desinforman y solo buscan dañar a la actual administración para que ellos recuperen sus privilegios en futuras administraciones.

Es decir, un medio de comunicación que ha mentido durante décadas en México no informará la verdad ahora. Es imposible, pues hay intereses de por medio que se han tejido a lo largo de los años con el fin de mantener un nivel insano de privilegios que nunca han beneficiado a la nación. Ellos tienen intereses económicos y no sociales, de tal modo que nunca les ha importado ayudar a los mexicanos más vulnerables. Es correcto luchar para sacar a los indeseables de la actual administración, pero es necesario sobre todo respaldar a los jóvenes que están haciendo las cosas bien.

En unas horas sabremos cuál fue el voto de la oposición sobre la reforma eléctrica en México, y sabremos también en ese sentido quién traicionó a la patria. Si lo hecho en el pasado por estos partidos no fue suficiente para que los mexicanos en el exterior los dejen de apoyar, un voto negativo a la reforma debería de ser suficiente para dejarlos de respaldar.

Agustín Durán es editor de Metro de La Opinión en la ciudad de Los Ángeles.