La nueva aventura de Boing, la única refresquera mexicana frente a Coca Cola

La alianza entre las empresas mexicanas Pascual Boing y Rumec, busca hacer frente a las grandes empresas refresqueras transnacionales como la gigante Coca-Cola

Distribución del producto

Distribución del producto Pascual Boing en México. Crédito: Pascual Boing | Cortesía

MEXICO.- Juan Manuel Soto entra agitado a las oficinas corporativas de la refresquera Pascual Boing. Ha sido un día acalorado. No solo por el clima sofocante de la tarde en la Ciudad de México, sino porque se cocina una nueva maniobra de la única refresquera 100% mexicana frente a la trasnacional Coca Cola.

Antes de tomar las escaleras que lo llevan a su cubículo. Pone gel en sus manos por órdenes del vigilante. Quienes le siguen como acompañantes, hacen lo mismo. “Es el protocolo”, dice. Y sigue el camino con pasos ruidosos hasta su escritorio, donde se sienta para esta entrevista.

“¿Qué sigue?”, repite la pregunta sobre el paso que acaba de dar la cooperativa de la que es parte como encargado de la  comisión de relaciones y responde:

Llevar los refrescos mexicanos a Emiratos Arabes, Egipto y Sudán”.

Frente a él, Miguel Angel Suarez sonríe y le da ánimos como representante de Rumec, otra cooperativa mexicana que apoya a productores para exportar a Asia.

La alianza de Rumec y Pascual Boing en este momento es un símbolo más en la larga lucha de emprendedores mexicanos frente a las grandes empresas trasnacionales.

La refresquera mexicana pasará del negocio doméstico con una sola exportación (a Texas) a un mercado emergente. 

El camino no ha sido fácil. En sus orígenes fue una empresa como cualquiera otra de sociedad anónima. La fábrica se ubicó en la colonia Tránsito, en pleno centro de la Ciudad de México, y contaba con más de 1,000 trabajadores.

En 1982 el gobierno decretó un aumento salarial para atenuar la crisis y el dueño se negó a hacerlo. Los trabajadores se fueron a huelga y el patrón encabezó un ataque armado contra ellos. Hubo sangre y un muerto.

Los empleados resistieron durante más de tres años el paro con donaciones y peticiones de ayuda en la calle.

Finalmente, las autoridades determinaron que el dueño debía de pagar las utilidades devengadas y salarios caídos durante la huelga. La empresa se declaró en bancarrota, se puso en subasta y…

¡La compraron los trabajadores!

Así se convirtió en una sociedad cooperativa donde todos pasaron a ser dueños de la empresa y a tomar decisiones en asambleas integradas por quienes antes sólo ejecutaban órdenes. Pronto se acostumbraron a los nuevos roles y más: desde entonces han logrado el posicionamiento de nueve marcas, entre ellas Boing, Pascual, Mexicola y Lulú.

De todo ello hay documentación escrita y en imágenes. Es gusto de Juan Manuel Soto mostrarlas y repetir la historia del arranque de Pascual Boing con el modelo cooperativista. Pasar de ser empleados a dueños fue el primero de por lo menos tres grandes desafíos a los que se han enfrentado.

“El segundo fue el reto fue enfrentar a las trasnacionales y particularmente a Coca Cola”, reconoce con una sonrisa socarrona. 

Un joven de camisa blanca con el logo de Boing se acerca para ofrecer su propio refresco de Cola. Las cuatro personas que escuchan toman uno y se lo empinan echando la cabeza para atrás. “MexiCola”, se lee en la lata roja.

“Ah, está bien chingona contra este calor!”, comenta Miguel Angel Suárez, quien está ahí, entre otras cosas, para hablar del convenio que llevará a Boing a Medio Oriente.

A este hecho le antecede una carta de intensión del corporativo Unibev que desde septiembre dijo que estaba en interés y capacidad de comprar 30 toneladas de jugo de mango Boing para Emiratos Arabes, Egipto y Sudán

“Pronto vamos a tener estos productos de Boing allá también”, agrega Suárez y se despide para cambiarse a la oficina de a lado, donde se encuentra la comisión de exportación.

México tiene actualmente un particular superávit en la balanza comercial con Emiratos Arabes. Las exportaciones anuales rondan los 44 millones de dólares y las importaciones son de dos millones de dólares. 

Al envío de aguacate, panadería y pastelería, garbanzos, berries, alfalfa, cerveza, preparaciones de malta, tequila, algodón y pimienta… ¡se suma el mango!

Juan Manuel Soto sigue con los recuerdos sobre las batallas frente a Coca Cola en una especie de mantra para no dormirse en los laureles. 

“Nos han hecho de todo para matarnos como competencia”, afirma. Resopla. Es uno de los empleados más antiguos. Se sabe de todas, todas.

Trabajadores de la cooperativa en uno de los últimos desfiles del Día del Trabajo. Foto: Pascual Boing.

México es el país que más bebe refrescos en el mundo, con un consumo anual promedio de 163 litros por persona, según datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), por tanto, es un mercado peleado con uñas y dientes. Con prácticas leales y desleales.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador exhibió en su más reciente libro, A la mitad del camino (Planeta, 2021), cómo sus dos antecesores, Enrique Peña Nieto (2012-2018) y Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) beneficiaron con condonaciones millonarias a los grandes corporativos, entre ellos FEMSA, la empresa que representa a Coca Cola en México. 

“Estoy obligado a informar, por ética y honestidad”, observó el mandatario. 

En mayo de 2020, FEMSA informó que había acordado con el Servicio de Administración Tributaria “finalizar diferencias de interpretación” que había sobre impuestos pagados en el extranjero sin recurrir a juicios. Desembolsó, entonces, alrededor de 43 millones de dólares.

Coca Cola Company también utiliza tácticas de contratación a ex funcionarios que conocen la administración pública para sus propios fines. En tiempos recientes reclutó a Patricio Caso, exfuncionario de la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), un organismo dependiente de la Secretaría de Salud.

Coca Cola tiene en Pascual Boing a un duro adversario en el mercado. Es una marca querida y consumida por los mexicanos y es un símbolo de resistencia.

“Las trasnacionales compraron todas las marcas de refrescos que había en México. Ya nada más quedamos nosotros y los de Jarrito”.

Testimonios recopilados por cooperativistas de Boing detallan que Coca Cola ha intentado sobornar a miembros de la asamblea general para comprar la cooperativa con cheques en blanco. “Gracias a nuestros principios no nos hemos vendido”.

Entre esos principios se encuentra el orgullo de tener una cooperativa que no ha quebrado después de 40 años y, en cambio, ha crecido poco a poco. 

Al principio compraron dos plantas de producción: una en Querétaro y otra en Hidalgo. Cuando la demanda creció abrieron centros de distribución. Actualmente cuentan con 30 sucursales en diversas ciudades del país y quieren construir dos productoras más en Nuevo León y Villahermosa.

Todo esto a pesar de la trasnacional que ha montado plantas frente a las suyas, les ha tirado jugos al caño, les ha inventado productos “guerrilla” para confundir a los cosumidores, según cuentan los cooperativistas.

“Somos como esos Kamikazes”, dice Soto divertido.

Los Kamikazes son unos muñecos plásticos que tiene frente a su escritorio. Durante décadas fueron las mascotas de la marca y parte de su promoción. Salieron de la ecuación de venta tras la entrada en vigor de la NOM-051 en 2021.

Las autoridades mexicanas determinaron que los productos altos en azúcares debían de eliminar a los dibujos atractivos para los niños.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la ingesta de azúcares añadidos no sobrepase 10% del total de energía de la dieta; sin embargo, en México, entre el 66 y 91% de la población ingiere más de esa cantidad a través de azúcares añadidos. 

Las bebidas azucaradas son responsables de, al menos, 70% de ese sobreconsumo. Como consecuencia, un 7% de los fallecimientos anuales en adultos se atribuyen a estos productos.

Aunque las marcas Pascual Boing solo usan fructuosa en sus jugos, los añadidos de azúcar jugaron en su contra. Por eso salieron los kamikazes del paquete publicitario y del juego de ataque “al imperio”. 

La tercera prueba de fuego de Boing estuvo relacionada con esa campaña contra las bebidas edulcoradas porque quienes más consumían sus productos eran los muchachitos de las escuelas. Sobretodo el famoso “triangulito”.

La cooperativa intentó quitar el azúcar y dejarle más pulpa de fruta, pero los niños dijeron que eso no era boing y la cooperativa tuvo que acatar la ley y llevar la vendimia a otra parte, lejos de las escuelas. 

“Fue muy difícil”, reconoce Soto. “Pero aquí seguimos y somos ejemplo”.

El mundo cooperativista

Cuando Miguel Angel Suárez llegó a México tras fundar RUMEC en California, buscó a empresas cooperativas para hacer alianzas. Había vivido como migrante durante muchos años en Estados Unidos y le sorprendió la cantidad. “Habla bien de la capacidad de trabajar en equipo”, resume.

De acuerdo a la Ley General de Sociedades Cooperativas en México existen un poco más de ocho millones de socios cooperativistas agrupados en más de 18, 000 cooperativas.

Están organizadas en tres distintas clases: de consumidores de bienes y servicios, de productores de bienes y servicios, y de ahorro y crédito.

“No es una cantidad menor. Representan el 7.4% de la población total en nuestro país”, destaca Juan José Rojas, investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo.

Sin embargo este porcentaje es modesto si se compara con otros países como Argentina, cuya proporción oscila entre 20 y 25%; Costa Rica (15 y 18%); Colombia y Brasil (15%). 

Suárez, de Rumec, ve en el cooperativismo mexicano una oportunidad de independencia económica para toda la sociedad. “Si  se consolidan las microeconomías evita que seamos conquistados porque ya no seríamos empleados”, dice. “El 70% de la economía es micro y se podría integrar  en cooperativas que se complementen entre sí”.

Juan Manuel Soto, de paseo en un viaje por Morelos son socios de la cooperativa. Foto: Cortesía.

Pascual Boing ha sido vanguardia. Hoy tiene 746 socios y más de 3,000 trabajadores que son hijos y parientes de cooperativistas. Dicen que eventualmente podrán ser parte de la sociedad. 

Desde su fundación ha capacitado a miles que quieren seguir sus pasos. Entre ellas a la cooperativa Tláloc, una productora de llantas cuyos trabajadores mexicanos pelearon a la marca Euskadi, en Alemania, para quedarse con la compañía y volverla cooperativa en El Salto, Jalisco.

Con esa experiencia, lo único que lamenta Soto es que el Estado no atienda las demandas de las sociedades cooperativas. Por ejemplo, Pascual Boing ha pujado para se actualice la ley que data de 1994.

Pero los diputados no tienen prisa. “El presidente Andrés Manuel López Obrador siempre ha simpatizado con Pascual Boing, pero ahora no estamos en la agenda”.

Soto ha pasado por todas las comisiones de la administración y producción, conoce del tema. Saca de su escritorio una copia impresa de la ley y busca los párrafos subrayados que, a su juicio debieran corregirse, mejorarse, erogarse…

Son tantos que se agobia antes de leerlos para sí y cierra con fuerza el escrito. Salda el tema con un resumen de tres palabras: “Esto es obsoleto”. 

Toma otro trago de MexiCola. 

El problema es que no nos ayudamos entre cooperativas, si nos uniéramos el gobierno nos haría más caso”.

  • ¿Podría darnos un ejemplo de lo que no les gusta?
  • Se ha permitido a las cooperativas tener un administrador único en lugar de una asamblea y eso es un error porque éste puede cometer fraudes como ocurrió en la cooperativa de Cementos Cruz Azul.

Desde el año pasado, la Secretaría de Hacienda demandó al presidente de la cooperativa, Guillermo Álvarez (que era administrador único) y a los directivos Alfredo Álvarez y Víctor Garcés por lavado de dinero y venta ilegal de cemento a través de empresas de facturas ilícitas. 

En los últimos días también se expulsaron de la sociedad a más de 200 presuntos cómplices por lo que la sociedad está en riesgo después de una exitosa historia. 

Nació en 1934 con el modelo económico cooperativista único en la industria del cemento en México. Produce hasta 10 millones de toneladas anuales en su sede del Estado de Hidalgo, al centro de México, Oaxaca, Aguascalientes y Puebla. La bonanza económica permitió a los cooperativistas fundar un club de fútbol que en1964 alcanzó la Primera División mexicana.

La ambición hace caer en imprudencias. Soto dice: “Con el modelo cooperativista no se trata de hacerte rico sino de no tener patrón, vivir dignamente y tener prestaciones justas”. 

Son las cinco de la tarde. El tiempo laboral ha concluido. Todos se van. Nadie fuerza a nadie para trabajo de horas extra. La luz se apaga. Mañana será otro día e irán con todo.

Te puede interesar:
El peor enemigo de empresas mexicanas está en México
Inflación: Coca-Cola recurre a botellas de vidrio rellenables para combatir el aumento de los precios
Qué pasa en tu cuerpo cuando bebes refrescos gaseosos

En esta nota

Coca Cola refrescos
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain