Donación para las personas de la tercera edad incluye a las personas de la comunidad LGBTQ

Fundación judía otorga el dinero para que los ancianos tengan una vejez digna

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Archivo Crédito: YAMIL LAGE | AFP / Getty Images

Julia es una mujer transgénero de 61 años quien actualmente se encuentra sin una vivienda fija. Como indocumentada que no habla inglés dijo que enfrenta muchos retos para poder salir adelante. 

Hasta hace unos tres años trabajaba para el ministerio de una iglesia metodista, la cual tenía una organización encargada de ayudar a otras personas en el desamparo. Les proveían alimento y camas para dormir. Julia recibía un salario mensual lo que le permitía sostenerse económicamente. 

Pero de repente la iglesia dejó de proveer el servicio y por ende Julia perdió su empleo.

“Estoy en la calle y sin esperanza. He tocado puertas para poder restablecer la organización pero hasta ahora no he recibido ayuda”, dijo Julia, quien no proveyó apellido.

Recalcó que encuentra irónico que después de ayudar a tantas personas a mantenerse a salvo mientras se encontraban en situación de calle, ahora ella esté en la misma condición.

Dijo que vivir en la calle es muy difícil. Recientemente alguien vandalizó la camioneta donde duerme. Quemaron la parte de atrás donde estaban sus mascotas, cuatro perritos y dos aves. Las aves se quemaron, los perritos se salvaron. 

Julia dijo que si alguien llegara a ofrecerle la ayuda que necesita la obtendría de inmediato ya que vivir en la calle no es lo ideal para una mujer transgénero que está envejeciendo.

“Vivir en el desamparo es lo que provoca los problemas de salud mental. Por eso hay personas que usan alcohol y drogas para enfrentar la situación”, dijo Julia. “Se habla de mucha ayuda pero nunca llega a uno”.

Atendiendo a los más vulnerables

Julia podría ser una de muchas personas que pudieran recibir ayuda tras la donación de 1 millón de dólares de la Fundación de la Comunidad Judía de Los Ángeles para abordar la pobreza de los adultos de la tercera edad.

Las cinco organizaciones beneficiadas son Los Ángeles LGBT Center, Mexican American Opportunity Foundation (MAOF), ONEgeneration, Partners in Care y St. Vincent Meals on Wheels.

Se estima que casi un tercio de los residentes mayores de Los Ángeles viven en o por debajo del umbral de pobreza, según datos del  UC Berkeley Labor Center. Esa cifra podría empeorar, ya que se espera que la población de adultos mayores de California se duplique en 20 años.

Marvin I. Schotland, presidente y director ejecutivo de la fundación, dijo que en las comunidades de color, ese porcentaje aumenta drásticamente.

“El problema se ve agravado por la inasequibilidad de la vivienda, la atención médica y otras necesidades básicas”, recalcó.

Añadió que en su opinión es la responsabilidad de todos proteger a los adultos mayores vulnerables. La tradición judía instruye a que deben respetar y salvaguardar a los adultos mayores.

“Me enorgullece que nuestras subvenciones de este año aborden este problema apremiante y brinden los recursos críticos que las personas mayores necesitan para mantenerse saludables y albergadas, y envejecer con tranquilidad”, dijo Schotland.

Resaltó que un porcentaje alarmante de adultos mayores en Los Ángeles vive en la pobreza y tiene que elegir regularmente entre pagar el alquiler, la comida o los medicamentos.

“La pobreza de los adultos mayores en Los Ángeles, que ya es la más alta de la nación, se vio agravada aún más por la pandemia del covid-19, los fuertes aumentos en los costos de vivienda y la actual tasa de inflación desenfrenada que ha empujado a muchos adultos mayores de bajos ingresos a los márgenes”, aseveró Schotland.

La financiación, parte de la iniciativa de subvenciones comunitarias generales de la Fundación, amplía el apoyo a los programas que brindan asistencia a adultos mayores de bajos ingresos a través del acceso a alimentos, atención médica, vivienda y atención de apoyo para vivir de forma independiente y envejecer con dignidad.

La donación pretende apoyar a comunidades diversas e impactadas en el área metropolitana de Los Ángeles.

Julia dijo que ella está dispuesta a mudarse a algún lugar donde no tenga que preocuparse durante la noche.

Dijo que ella es diabética y se tiene que inyectar la insulina, hacerse un monitoreo diario y ordenar su medicamento. Algo que se le complica cuando no tiene un lugar estable para vivir.

“El abandono social [para los transgénero] es real. Estamos quedando desamparados en los últimos días de nuestras vidas”, dijo Julia.

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