“Yo viví en la frontera que pelea Caro Quintero”

“El Naranjero” cuenta cómo es la vida en Caborca, Sonora, el pueblo que le dio nombre al segundo cartel fundado por Rafael Caro Quintero

"Yo viví en la frontera que pelea Caro Quintero""Yo viví en la frontera que pelea Caro Quintero"

Caborca, Sonora, el lugar que le dio nombre al segundo cartel de Rafael Caro Quintero. Crédito: ALFREDO ESTRELLA | AFP / Getty Images

MEXICO.-  “El Naranjero” nació y creció en Caborca, Sonora, el pueblo que dio el nombre a la organización que fundó Rafael Caro Quintero cuando salió de la cárcel de México en 2013 para convertirse inmediatamente en prófugo de la justicia de Estados Unidos hasta su reciente detención.

Pero tuvo que emigrar. Supo brincar a tiempo cuando vio que el carro de la inseguridad se encaminaba hacia el precipicio.

“Me fui con mi familia para tener estabilidad: me fui en el momento justo, cuando mis hijos de 10 nueve y 10 años podrían tomar el camino del crimen organizado o el camino correcto”, advierte en entrevista con este diario.

Sabía que al pueblo había caído un cáncer, una malaria”, agrega desde el anonimato.

La madrugada del 9 de agosto de hace nueve años, Rafael Caro Quintero salió libre después de que un tribunal federal en Guadalajara ordenara su liberación y así puso fin a 28 años de prisión en México mientras Estados Unidos lo buscaba por la muerte del agente de la DEA, Enrique Quiqui Camarena.

Cuatro años después fundó el segundo cártel de su historia: el de Caborca, de acuerdo con un reporte de la organización InSight Crim; anteriormente, había creado el Cártel Guadalajara a finales de los setentas.

“El incremento de la violencia en Sonora de los últimos se explica por la aparición de la nueva organización que anunció su presencia mediante narcomantas, medios y comunicados de autoridades para recuperar el control de esta entidad”, detalló la organización InSight Crime en un informe regional.

Sonora tiene también la presencia de los Cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, además de la red de Fausto Isidro Meza Flores, alias Chapo Isidro, antiguo operador de los Beltrán Leyva con quien presuntamente los de Caborca formaron otra alianza, según la consultora Lantia Intelligence,.

“El Naranjero” cuenta que en el pueblo empezó a haber mucha desolación. Las casas y los ranchos se quedaron sin habitantes y, sin mantenimiento, comenzaron a descarapelarse, a caerse.

Fue poco a poco. Hace unos 20 años los agricultores dejaron de sembrar las tierras ante la agitación de las primeras organizaciones que llegaron a lucrar con el cruce de droga.

“Antes dejábamos las puertas y los carros abiertos,  podías apagar el aire acondicionado  y abrir las puertas para que circulara el aire”.

En ese tiempo, Caborca era tan tranquilo que cuando llegaban a pasar las Fuerzas Armadas a los pobladores les parecía un escándalo y los más pequeños corrían a esconderse debajo de la cama, más como un juego.

El peligro ahora es muy real. Hay balas perdidas, esta gente no duerme. Y si ven abierto, se meten, no les importa dañar a las gentes de las casas ni nada de esto”, detalla.

 “Son las mismas organizaciones que andan en la calle como si estuvieran patrullando a la ciudad o al pueblo, con las armas expuestas”.

Hoy

Después de que el pasado viernes, la Marina Armada de México detuviera a Caro Quintero, diversos enfrentamientos han sumado casi 30 asesinatos. Informes extraoficiales señalan a José Gil Caro Quintero, “El Pelo Chino”, como el nuevo líder del Cártel de Caborca.

El informe de InSight Crime, detalló que el Cartel de Caborca actualmente mantiene presencia en el noroccidente de Sonora, sobre todo en los municipios de Caborca y Magdalena de Kino.

“Es uno de los grupos criminales que se consolidaron durante los primeros años del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador”, indicó

Versiones de la prensa local aseguran que el cártel también tendría presencia en Chihuahua y Baja California con el apoyo de bandas locales como La Barredora y La Plaza como brazos armados.

Por otro lado, para enfrentar al Cartel de Sinaloa (antes su aliado, hoy su principal rival), habría unido fuerzas  con la Línea, uno de los principales contras de los “Chapitos” en el territorio cercano al estado de Chihuahua con Los Salazar y Gente Nueva.

Con los Chapitos se disputa principalmente el control de las rutas que unen a Sonora con los estados de Arizona y Nuevo México, un corredor importante para el trasiego de drogas, armas y personas a Estados Unidos.

Varios medios locales han afirmado, citando inteligencia del gobierno mexicano, que la alianza con La Línea se habría negociado mientras Caro Quintero seguía en prisión.

La población

Al principio, cuando El Naranjero tomó la decisión de emigrar, le dolía en el alma, pero ahora sabe que fue lo mejor porque las amistades de sus hijos fueron enroladas por los cárteles.

“Esos muchachos o ya murieron o andan huyendo o está en la cárcel”, dice. 

“En su momento lo dudé. Dejar los sentimientos de un pueblo bonito es difícil pero cuando ves lo que gananste por haberlo hecho ves que está bien… y ya no quiero regresar”.

 Lo cierto es que todo se ha complicado por la evolución de las actividades de los cárteles y sus apuestas ilícitas para capitalizarse. El objetivo sigue principalmente el traslado de cargamentos de cocaína procedentes de Sudamérica, pero la extorsión es otro ingreso.

“Antes era sólo paso de droga y quien se portaba bien le iba mal por estos asuntos pero y ahora andan a destajo. Entre más asesinatos más ganan y matan también porque están extorsionando a todo tipo de negocios y si no pagan los levantan, los desaparecen o asesinan”, cuenta El Naranjero.

 Van contra los negocios más grandes y las tiendas chicas, dicen: dame dinero, consume a los productos que yo te impongo. O plomo.

Para el analista Javier Oliva, la falta de beneficios para la población cada vez que se captura un capo, resta importancia.

¿De qué sirve que haya sido el más buscado, por quien se daba una millonaria recompensa si no cada vez que se descabeza un cártel se fracciona en decenas?

En los años 80, cuando Caro Quintero tenía mucho más fuerza, había siete u ocho organizaciones pero hoy da cuenta de poco más de 200 bandas criminales”, apunta.

“Sigue un número exhorbitante de desaparecidos y eso no es una democracia, aunque detengan a Caro Quintero, no se traduce en una atmósfera para la paz o aplicación del Estado de Derecho”.

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