Por qué la crisis de la vivienda está en el centro de la inflación histórica en EE.UU.
La crisis de la vivienda, con precios de venta históricos, tasas inmobiliarias por las nubes y una casi nula asequibilidad, es más que un dato asociado a la inflación. Para los expertos su solución toca esferas económicas, sociales y políticas
La crisis de la vivienda son más que datos que complican la compra de una casa o el pago del alquiler, para algunos analistas, se encuentra en el fondo de otro problema: la inflación trepidante que no deja de acelerarse.
Es que el problema de la vivienda, con altos costos históricos, tasas hipotecarias por las nubes y una asequibilidad que es casi imperceptible en el mercado, puede no solo tener consecuencias económicas, sino sociales y políticas.
Por lo pronto, en junio pasado el aumento de los precios de la vivienda continuó alimentando la inflación, cuando el Índice de Precios al Consumidor (CPI) llegó a 9.1%, un nuevo récord de 40 años.
En ese dato, el alza de los precios asociados a la vivienda aporta alrededor de un tercio del CPI, al que se suman los altos costos de la gasolina y de los alimentos; así como de otros servicios.
Pero más allá del dato, el alza de los precios asociados a la vivienda, y esto no solo tiene que ver con los costos de comprar una casa, ya sea nueva o de segunda mano, sino el alza en el precio del alquiler, pega directamente en el bienestar de las familias.
Según análisis publicado en Fox Business, en este punto el problema de la crisis de vivienda en Estados Unidos rebasa lo macroeconómico para aterrizar en lo social, cuando las personas no tienen para pagar sus alquileres y enfrentan amenazas de desalojo, por ejemplo.
Desde ese punto, el problema brinca a otro escenario, también visible, la crisis política que se cierne sobre la Casa Blanca y el reto para la Reserva Federal para tomar decisiones que finalmente controlen la inflación.
Una variable clave en la ecuación inflacionaria
En tanto, los costos de la vivienda nuevamente subieron en junio en un 0.6%, lo que los llevó de nuevo a un máximo de 18 años, que ya se había superado en mayo. El precio promedio en junio fue de $416,000 dólares, según un informe de un informe de la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR)
En el comparativo anual, el costo de vivienda ha crecido 5.6% más rápido en un dato que no se veía desde febrero de 1991.
Aquí es donde el precio del alquiler entra en escena, pues en junio tuvo un aumento de 0.8%, el más alto en el comparativo mensual desde abril de 1986.
Pero el problema no hizo nada más que agudizarse en los últimos meses; sin embargo, su génesis se remonta al inicio de la pandemia, en el primer trimestre de 2020.
En ese momento el mercado inmobiliario estadounidense detonó con un profundo interés de los compradores alentados por tasas bajísimas y ahorros considerables.
El resultado es que ahora se tienen precios 20% más altos desde abril pasado en comparación con lo que había, no en 2020, sino en 2021, es decir, una escalada de tan solo un año, según un reporte de S&P CoreLogic Case-Shiller.
El problema parece más complejo, pues a diferencia del comportamiento que tienen los precios de productos como los alimentos y la gasolina, que pueden explotar asociados a un fenómeno económico o social puntual y bajar cuando el mercado lo asimila, no es así en el mercado inmobiliario.
Los expertos consideran que los precios de la vivienda continuarán subiendo en los próximos meses y aportarán hasta un 1.1% al componente del CPI, durante 2022 y 2023, según estimaciones del Banco de la Reserva Federal de San Francisco.
Estas alzas difícilmente se controlarán mientras el país no resuelva el problema de la falta de viviendas que regule naturalmente los precios a través de la oferta y la demanda, pues lo que la inflación ha mostrado es que el control de la demanda, que la Reserva Federal ha buscado a través del alza de su tasa base, ha resultado insuficiente.
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