Avance del COVID y viruela del mono desafían a América Latina

Los sublinajes BA.4 y BA.5 han impulsado una nueva ola de infecciones en las Américas, y la viruela del mono ha empezado a dejar víctimas mortales en la región.

Avance del COVID-19 y viruela del mono desafían a América Latina

La OMS también había alertado que un tercio del continente americano sigue sin vacunarse, algo que los especialistas no logran entender. Crédito: Getty Images

Mientras en Alemania y Europa una posible doble ola de coronavirus y gripe en el próximo otoño preocupa a los expertos, en América Latina la situación de la pandemia parece seguir relajándose, a pesar de que las cifras no son tan alentadoras. A ello se ha sumado el aumento de casos de viruela del mono en la región, donde este lunes se confirmó una nueva muerte en Perú, después que Brasil reportara la primera.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó recientemente que los casos de COVID-19 en las Américas, habían disminuido por primera vez en cinco semanas. Sin embargo, los 1,600,000 de nuevos contagios reportados se deberían tomar con pinzas, según el virólogo colombiano Bladimiro Rincón, que junto a la Universidad de Santander trabaja en el seguimiento del SARS-CoV-2 en distintos países de la región.

“Todavía hay que esperar para confirmar un descenso. Lo que se puede decir con seguridad es que la mortalidad no ha sido muy alta, en comparación con las olas anteriores”, explica a DW el experto Rincón, destacando que “la cobertura de vacunación ha influido en ello, pero se ha visto más mortalidad en niños y en adultos sin refuerzos de vacuna”.

La vacunación, la columna vertebral

La OMS también había alertado que un tercio del continente americano sigue sin vacunarse, algo que los especialistas no logran entender. En la mayoría de los casos, “estos son los que están graves. La apatía a la vacunación es total. Los jóvenes y adultos jóvenes no toman en serio este tipo de enfermedad. La vacunación es la columna vertebral para combatir la pandemia”, dice Rincón.

Ante ese desafío, el experto recuerda que una de las estrategias que más ha funcionado en la historia de la vacunación a nivel mundial es la búsqueda de las personas casa por casa, pero admite que eso implica recursos financieros, logísticos y humanos bastante grandes, con los que la mayoría de los sistemas de salud latinoamericanos no cuentan.

Al virólogo Andrés Moreira, de la Clínica Universitaria Charité de Berlín, le preocupa, además, que en la región no se siga haciendo vigilancia genómica, aunque la principal razón por la que la inversión en esa área ha quedado relegada en todo el mundo sería la guerra en Ucrania, sumada a las dificultades políticas.

“Políticamente se decidió que la pandemia ya había terminado y eso no es verdad porque tenemos nuevas variantes. Si no tenemos vigilancia del virus no vamos a saber cuál es la situación actual en Latinoamérica. El problema también es que la gente está cansada de tener que usar mascarillas o hacerse pruebas”, asegura el especialista costarricense, en entrevista con DW.

Viruela del mono y la falta de información

Por otro lado, existe preocupación en la región por el aumento de casos de viruela del mono, que ya está presente en diez países latinoamericanos, especialmente después que la OMS declarara la enfermedad como “emergencia de salud pública de interés internacional”. A pesar de que los expertos consideran que la propagación de la viruela símica podría contenerse mejor que la del COVID-19, harían falta grandes esfuerzos para obtener las vacunas existentes, pero, sobre todo, para informar a la sociedad.

Además de que estas vacunas son caras para los sistemas de salud de la región, hacen falta, en especial, campañas de concientización e información sobre la enfermedad de las autoridades y los medios de comunicación”, indica el virólogo Rincón.

Aunque cualquiera puede contagiarse, primeras investigaciones señalan que la mayoría de los casos se han detectado en hombres que tienen relaciones sexuales con distintos hombres. La transmisión se produciría a través de gotículas respiratorias o el contacto directo con lesiones cutáneas. Es decir, el virus se propaga por contacto muy estrecho entre dos personas, incluyendo besos. Por ello, “la vacunación se debería enfocar en población en alto riesgo, pacientes con VIH o pacientes inmunosuprimidos”, aconseja el experto Moreira, de Charité.

Para el virólogo Rincón, la mezcla entre sistemas de salud débiles, la no priorización de una comunidad susceptible y una probable discriminación hacen que “actualmente América Latina sea un caldo de cultivo muy importante de viruela símica: el tercero en el mundo”. Factores que, sin duda, contribuyen también en la estigmatización de la enfermedad.

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