“Don Neto”, el socio de Caro Quintero que purgó su condena en casa
A Ernesto Rafael Fonseca Carrillo también se le relacionó con la tortura y el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena
Además de Rafael Caro Quintero, quien fue recapturado el pasado 15 de julio y lucha por frenar su extradición a Estados Unidos, hubo otros dos fundadores del Cártel de Guadalajara considerados los narcotraficantes más poderosos de la década de los 80 en México.
Se trata de Ernesto Rafael Fonseca Carrillo, alias “Don Neto”, y Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”, quienes también fueron relacionados al secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena.
Los tres líderes criminales terminaron en prisiones mexicanas por los delitos que cometieron en el pasado, y aunque ninguno de ellos fue extraditado a Estados Unidos, el destino fue diferente para cada uno de ellos.
Caro Quintero obtuvo su libertad en 2013, pero una nueva orden de captura lo convirtió en fugitivo hasta su arresto realizado por la Marina en Sinaloa. Por su parte, Félix Gallardo quedó recluido en el penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, de donde salió hace unos días para ser atendido por problemas de salud
Sin embargo, de los tres capos de la droga, quizá “Don Neto” es el que salió mejor librado, pues cumplió el resto de su condena desde la comodidad de su casa en el Estado de México.
Nacido en 1930 en Badiraguato, Sinaloa, Fonseca Carrillo es tío de Amado Carrillo Fuentes, alias “El Señor de los Cielos”, exlíder del Cártel de Juárez y uno de los narcotraficantes más temidos de su época.
Su arresto se produjo el 7 de abril de 1985 en Puerto Vallarta, Jalisco, y al igual que Caro Quintero, fue sentenciado a 40 años de prisión por los delitos de secuestro y homicidio, perpetrados en contra de Enrique Camarena y el piloto Alfredo Zavala.
Años después, el 27 de julio de 2016, “Don Neto” salió del penal de Puente Grande para cumplir su sentencia desde casa. Acompañado de su hijo y un médico, fue trasladado en una ambulancia al Aeropuerto Internacional de Guadalajara, de donde sería trasladado a la Ciudad de México.
La salida del narcotraficante se debió a su estado de salud, por lo que fue puesto en arraigo en una casa ubicada en un fraccionamiento de Atizapán, Estado de México.
Ante su avanzada edad, en 2017 obtuvo su libertad total y desde entonces permanece en su domicilio, una situación muy diferente a la que viven sus exsocios del Cártel de Guadalajara.
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