Así es el pueblo donde nació “El Mencho”, el narcotraficante más buscado
Naranjo de Chila, donde “El Mencho” pasó su juventud ayudando en los campos de aguacate, hoy en día es prácticamente un pueblo fantasma
En el municipio de Aguililla, en Michoacán, existe una pequeña comunidad llamada Naranjo de Chila, cuya población apenas supera los 500 habitantes, por lo que pasa casi desapercibida, excepto por una cuestión: Es el lugar donde nació “El Mencho”.
Nemesio Oseguera Cervantes, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y uno de los narcotraficantes más buscados por autoridades de México y Estados Unidos, nació el 17 de junio de 1966 en una ranchería de ese pequeño poblado.
Al igual que muchos habitantes de Michoacán, “El Mencho” pasó su juventud ayudando en los campos de aguacate, pero con el paso de los años la región cambió el cultivo de ese producto por el de marihuana y amapola.
Posteriormente Oseguera Cervantes emigró de su lugar de origen para vivir un tiempo en Estados Unidos, pero al regresar a territorio mexicano comenzaría su vida criminal, hasta llegar a ser uno de los capos más temidos y poderosos hoy en día.
Naranjo de Chila no es ajena a esta ola de violencia, pues se convirtió en una auténtica zona de guerra que obligó a sus habitantes a desplazarse hacia otras comunidades.
Aparentemente el interés de Oseguera Cervantes por disputar su pueblo natal, se debe a que pretende convertir a la región en su búnker.
Fue así como la población prácticamente se transformó en un pueblo fantasma, derivado de enfrentamientos armados, caminos bloqueados, casas incendiadas y decenas de asesinatos.
Y es que, además del CJNG, existe la presencia de otros grupos criminales en Aguililla, tales como Los Caballeros Templarios o La Familia Michoacana, quienes se disputan a sangre y fuego el control de esa zona.
Un ejemplo de esta guerra son las marcas de balas en la única iglesia de San José de Chila, comunidad vecina de Naranjo de Chila. Esta parroquia resulta un punto estratégico para los sicarios, debido a la ventaja que da la altura del campanario, desde donde pueden vigilar en todas direcciones.
Como era de esperarse, la invasión al templo provocó el temor de los feligreses y hasta del propio sacerdote Isaac Barajas, quien tuvo que abandonar la comunidad debido a la falta de garantías.
“El templo fue víctima de los maleantes, fue su fortín, su madriguera”, lamentó el religioso al ser entrevistado por el diario Milenio.
Ahora esta iglesia solo forma parte del paisaje que predomina en San José de Chila y Naranjo de Chila, donde se aprecian calles de terracería vacías, casas abandonadas y escuelas con las marcas de bala de grueso calibre en sus paredes.
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