La revolución de los autos eléctricos alcanza a los mexicanos

El gobierno mexicano ha marcado como meta que para el año 2030 la mitad de los vehículos fabricados y utilizados en México sean eléctricos.

Elio Saguilán con su auto eléctrico

Elio Saguilán con su auto eléctrico Crédito: Elio Saguilán | Cortesía

MEXICO.- Elio Saguilán es un migrante a la vanguardia de la revolución de los autos eléctricos. Aunque nació en la capital mexicana, la vida en California lo ha empujado a apostar por este tipo de energía limpia y sumarse a una tendencia imparable que en los últimos días anunció un estímulo millonario en dólares desde Estados Unidos que integra a México.

Por eso habla bien de su Hyundai Ioniq a cualquiera que le pregunte, sean amigos o parientes, sea en EE.UU. o en cualquier estado oriundo.  

“El auto eléctrico es el futuro, sin duda”, dice a este diario poco después de que una delegación de funcionarios estadounidense—entre ellos Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos— viajó a la Ciudad de México para cantar las buenas nuevas.

Que el Congreso estadounidense incluyó a los vehículos eléctricos de manufactura mexicana y canadiense a un beneficio fiscal de 7,500 dólares (unos 151,000 pesos por unidad) que otorgará el gobierno de Estados Unidos a los interesados en adquirir un auto de este tipo, cuyo precio no supere los 80,000 dólares (alrededor de 1.6 millones de pesos). 

Y que los autos eléctricos usados también podrán acceder a un crédito fiscal por 4,000 dólares como parte del beneficio que es parte de las medidas contenidas en la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, cuyo objetivo es reducir los costos para las familias, combatir la crisis climática y reducir el déficit.

Elio Saguilán ya vive en La Mirada, un poblado cercano a Disney World, las ventajas de estos beneficios por el ahorro de dinero que implica su vehículo 100% eléctrico desde que vendió su camioneta de ocho cilindros, cuando el precio de 7.50 dólares por galón de gasolina comenzó a ahogarlo: gastaba 250 dólares al mes aunque la usaba poco. 

Ahora gasta 40 dólares por el mismo tiempo y con lo que sobra paga una parte del costo del auto eléctrico porque pagó la mitad con el dinero de la ventana de la Donge Durango y el resto a crédito. 

Además es beneficiario de reembolsos de impuestos porque el Estado da un bono de entre  2,500 y 7,500 para empujar la energía limpia en EE.UU. como pretende ahora en la región y por lo cual el impacto inmediato para México será positivo ya que se quitó la restricción que favorecía fiscalmente sólo a quienes compraban a vehículos eléctricos fabricados en plantas estadounidenses que operaran bajo un contrato colectivo negociado con sindicatos.

También se prohibirá los créditos fiscales para vehículos ensamblados fuera de Norteamérica, que hoy representan alrededor del 70% de los 72 modelos eléctricos e híbridos enchufables disponibles en el mercado estadounidense. 

Al sur

Desde que Roberto Carlos Lopez, de 38 años, se compró el Subaru crosstrek, lo suyo es el paseo. Por las montañas, la nieve, los caminos de terracería de Virginia y Carolina del Norte, donde emigró hace años.

Es un híbrido entre el combustóleo y la energía limpia que él imagina perfectamente en su natal Guanajuato, un estado que aunque tiene toda la intensión de montarse en la tendencia de los autos eléctricos, aún no hay la infraestructura necesaria para hacerlo masivo. “En México es diferente porque es imposible que haya estaciones para cargar los carros eléctricos”, destaca. 

Roberto Carlos López. Foto: Cortesía.

En días pasados, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, aseguró que el gobierno mexicano se ha marcado como meta que para el año 2030 la mitad de los vehículos fabricados y utilizados en México sean eléctricos.

“En 2030 tiene que ser la mitad de todos los vehículos que vamos a tener en México, tienen que ser fabricados ya para que sean vehículos eléctricos, no híbridos, eléctricos”.

La experiencia de los mexicanos en EE.UU. es que primero debe pensarse en la infraestructura. El caso de Elio Saguilán es un ejemplo. Todo iba bien con el ahorro de dinero y el modelo ligero que le permite ir y venir con sus hijos y su esposa hasta que se topó con la realidad más allá de la zona donde compró el Hyundai Ioniq, rodeado de 100 estaciones en dos kilómetros cuadrados. 

Iba a visitar a un amigo a Stockton y  bajó la aplicación donde podría ver las estaciones de carga eléctrica. Todo bien hasta ahí hasta que llegó al pueblo donde supuestamente había una pero no estaba. Así que se quedó sin carga y tuvo que llamar a una grúa que le cobró 150 dólares hasta la próxima estación.

Ahí encontró que la carga era lenta. Normalmente tarda 20 minutos en dejar llena la batería, pero frente a esas circunstancias tardó seis horas para lograr solo el 30%. Luego se le ponchó la llanta como cereza en el pastel de imprevistos que le sumó 230 dólares a los gastos. Total que el viaje de cinco horas se volvió de 16 horas. 

“Llegué a la fiesta con la conclusión de que un carro eléctrico es perfecto si hay las condiciones de carga, sino es mejor un híbrido”. 

Del otro lado de EEUU, en la costa Este, Roberto Carlos López no ha tenido ese problema con su Subaru todo terreno porque en el coche pasa del combustóleo a la batería según sus propias necesidades. “Si en México se va a hacer eso sería muy bueno”. 

La discusión del lado sur está sobre la mesa. En diversos foros, especialistas discuten la ruta “para democratizar el acceso (actualmente tienen un costo de entre 15,000 y 450,000 dólares en su equivalente en pesos) y  los retos de la movilidad eléctrica así como la producción frente a países que llevan ventaja como China. 

El estado de Guanajuato se ha puesto como meta, tener para 2026 un ecosistema que le permita iniciar con la producción mientras la BMW ha invertido mucho en electrolineras en México. En convenio con otras armadoras y con la CFE  instalaron 4,000 puntos de carga: muy poco para el mercado. 

En los últimos días, Tatiana Clouthier, secretaria de Economía, sostuvo tras la reunión con el gabinete del presidente de Estados Unidos que buscarán centrar en Sonora un plan de energías limpias que incluye la movilidad eléctrica con el reto de la demanda de minerales poco abundantes, como níquel, cobalto o litio, además de otros más abundantes como cobre, manganeso o hierro.

“Estamos analizando lo que tenemos que hacer como gobierno para preveer todos esos retos”, dijo.

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