La cultura de las danzas indígenas sigue viva

Adolescente danzante latino cuenta su interés por continuar la tradición

Grupo de danzantes Tenochtitlán. (Jacqueline García/La Opinión)

Grupo de danzantes Tenochtitlán. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: Jacqueline García/La Opinión | Impremedia

En cada presentación del grupo de danzantes Tenochtitlan, Sebastián Marek toma su puesto detrás del tambor y comienza a tocar enfocándose en cada movimiento de sus manos.

A poca distancia las danzantes, que incluye a su madre, encienden su copal, una cera de árbol, en sus sahumadores para purificar el espacio donde van a hacer la danza.

Sebastián, de 17 años, contó que desde los 10 años ha participado en danzas indígenas, tras haber tomado clases en su primaria. Desde entonces, fue algo muy motivante que cautivó su atención. 

“Vivíamos en Long Beach pero después vi que ofrecían clases en el Este de Los Ángeles y convencí a mi mamá de que fuéramos a tomar más clases”, dijo Sebastián. “Al principio a ella no le gustaba pero después comenzó a disfrutar la danza”.

Sebastián dijo que él está muy orgulloso de hablar de su cultura por la herencia y respeto que esto conlleva. Dijo que uno de sus mayores logros fue el hecho de convencer a su madre a participar y ahora verla danzar mientras él toca el tambor.

“Se que en el futuro continuaré pasando la tradición a mis futuros hijos y familia y con cualquier persona más joven en la comunidad”, aseveró el joven quien se enorgullece de hablar acerca de su pasión con la danza ante cualquier persona que le pregunte del tema.

Sebastián dijo que su padre, de origen alemán y checo, pese que no conoce la cultura lo apoya completamente y se mantiene al margen de sus decisiones.

Sebastian Marek (izq) y Sergio Ruiz tocan los tambores. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: Jacqueline García/La Opinión | Impremedia

Ruby González, madre de Sebastián, dijo que se enorgullece de ver a su hijo, quien pese a tener otras raíces, se siente orgulloso de representar a los mexicanos.

“Esto nos ayuda a conocer nuestras raíces y comportarnos como mejores ciudadanos y ahora él representa no solamente a la familia sino a su comunidad”, dijo González. “Él aprendió a tener orgullo por sus orígenes”.

Es mucho más que una danza

El grupo Tenochtitlan tiene más de 25 años de existencia y su fundador Sergio Ruiz también toca el tambor.

Ruiz dijo que él conoció la tradición de danzas indígenas desde que era muy pequeño y esto le ayudó a crecer amando su cultura.

Indicó que a diferencia de los danzantes que se enfocan en crear danzas aztecas, el grupo Tenochtitlan realiza danzas indígenas que representan varias culturas como los olmecas, mayas y aztecas, entre otras.

“Pero todas están envueltas en una misma cultura que es México. Por ejemplo, en Monterrey hay grupos de danzas, en Chihuahua y hasta en Estados Unidos. La razón es porque no solo es de los aztecas pero es una danza para todos”, dijo Ruiz.

El miércoles, el grupo Tenochtitlan participó en el evento de inauguración de las fiestas patrias de México en el consulado de Los Ángeles.

Durante su presentación Ruiz invitó a los presentes a formar un círculo de purificación y a realizar una oración en nombre de quienes ya no están en esta tierra. Les enseñó algunos pasos de las danzas indígenas y después las practicaron alrededor del copal mientras que Sebastián tocaba el tambor.

Les explicó cómo cada paso está ligado a un elemento natural; el agua, tierra, viento y fuego. También les explicó lo importante que era danzar en el lugar sagrado que había sido purificado al inicio del evento.

“Los danzantes usualmente consagran el lugar donde van a presentarse porque a diferencia de los bailes folclóricos, los danzantes indígenas danzan en un lugar considerado sagrado para que las personas que lleguen se lleven la medicina natural que se esparce”, explicó Ruiz.

Grupo de danzantes Tenochtitlán. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: Jacqueline García/La Opinión | Impremedia

El fundador dijo que si las personas se dedicarán a conocer más acerca de su cultura e historia tendrían un poco más de conciencia de cómo ser mejores seres humanos ante todas las personas.

“No tuviéramos esa mentalidad de racismo ni de porque tú tienes más o yo tengo todo”, dijo el originario de Jalisco, México.

También dijo que de alguna forma todos los danzantes indígenas se convierten en activistas medioambientalistas al promover el cuidado de la tierra, las siembras, de conservar y mantener limpias sus comunidades. 

“Para nosotros la sobrevivencia es muy importante pero, ¿cómo vamos a sobrevivir si no sabemos sembrar?” cuestionó Ruiz.

Añadió que el ser danzante no es un hobby sino más bien un trabajo que se realiza de por vida y por decisión propia. Contó que cuando los españoles llegaron a México buscaban el tesoro que Cuauhtémoc tenía escondido.

“Esto es parte de ese tesoro”, aseguró Ruiz.

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