Su adicción a las cirugías estéticas la llevó a ver su rostro desfigurado

Después de ser diagnosticada con un trastorno dismórfico corporal, el cual la hacía ver una visión deformada de sí misma y sentirse disgustada con su reflejo, una mujer decidió que debía someterse a varias cirugías estéticas para sentirse como quería.

Y es que se hizo rellenos en los labios, las mejillas, la mandíbula y debajo de los ojos y la nariz, lo cual posteriormente la llevó a que esta práctica se convirtiera en una adicción.

El objetivo de Kim Booker, de 34 años, residente de Reino Unido, era que su rostro fuera como el que salía una vez que se tomaba fotografías y les ponía filtro. “Estaba analizando cada parte de mi cara, que es una compulsión dismórfica corporal habitual. Utilizaba aplicaciones para ajustar la forma de mi nariz y de mi cara, y después de editarlas pensaba: ‘podría operarme para verme así”.

Fue a partir de los 18 años que comenzó con su primera inyección, seis más tarde, es decir a los 24 años, también competía como fisicoculturista.

“Estaba usando aplicaciones para ajustar la forma de mi nariz y mi cara y después de editar pensaba, ‘hay un esteticista que puede hacerme lucir así‘”, externó para Daily Mail.

Las consecuencias de los procedimientos estéticos fueron fatales, ya que empezó a ver su cara deformada: “Fue una de las cosas más dolorosas que he experimentado”, dijo.

Los problemas empezaron cuando caminó directamente hacia una puerta de vidrio y se dañó la nariz, lo que la llevó a necesitar un procedimiento reconstructivo. El cirujano que le operó la nariz estaba consternado por la cantidad de relleno que tenía en la nariz y le dijo que había provocado el debilitamiento del cartílago.

Su adicción desde ese momento se terminó con el fin de que su integridad y estado físico no se complicara más.

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