La captura de un pez ligado a grandes terremotos desata el temor entre pobladores de Sinaloa, México
Luego de ver al ejemplar a través de un video, varias personas piden estar alerta
Desde hace unos días en varias poblaciones cercanas a la costa de Sinaloa, México, entre los habitantes impera el temor de que se avecina un gran terremoto.
Todo ello se debe a que un grupo de pescadores capturaron a un pez remo, cuyo nombre científico es regalecus glesne y que para mucha gente es de mala suerte pues su aparición está ligada a grandes catástrofes sísmicas registradas en varios puntos del mundo.
Considerado por la ciencia como es el pez óseo más grande del mundo, es capaz de crecer hasta 56 pies de largo y generalmente habita en el océano a profundidades que oscilan entre 656 y 3,200 pies.
De acuerdo con varios estudios científicos, el hecho de ver a este tipo de ejemplar nadando cerca de la superficie está relacionada con ciertas condiciones de inestabilidad en el lecho marino.
De ahí que cuando el grupo de pescadores sinaloenses compartieron un video en redes sociales presumiendo la captura de un extraño pez al que no conocían, de inmediato recibieron varios comentarios alertándolos de que probablemente estaría cerca de producirse un terremoto en su región.
En el video grabado por un teléfono móvil se observa como el largo del pez remo supera el tamaño de la caja de la camioneta donde fue transportado.
Incluso se aprecia que el ejemplar todavía se encuentra vivo pues agita la aleta dorsal de todo su largo cuerpo e incluso en su agonía jadea, lo cual horroriza a la mayoría de los más de 205,000 usuarios que han visto la grabación en Twitter.
“¡Se acerca un terremoto! ¡Vamos a morir todos! No me tienen que creer, pero en Chile ese pescado es señal de mal augurio”, son algunos de los numerosos comentarios de asustados usuarios.
Sin embargo, parte de esta superstición deriva de la mitología japonesa, donde este tipo de especies marinas son vistas como símbolos de terremotos y otras catástrofes.
Al respecto, Hiroyuki Motomura, profesor de ictiología en la Universidad de Kagoshima, explicó en una entrevista concedida al New York Post hace ya un par de años que todavía no existe alguna conexión científica entre ambos sucesos.
“El vínculo con los informes de actividad sísmica se remonta a muchos, muchos años, pero no hay evidencia científica de una conexión, por lo que no creo que la gente deba preocuparse”, indicó.
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