Perder su empleo lleva a madre de familia a crear sus ‘Salsas Chingona’
Con base en recetas familiares, Brenda Apolinar las prepara, las envasa y las lleva a vender a diferentes mercados de Los Ángeles
Cuando el restaurante de Long Beach en el que Brenda Apolinar trabajaba, cerró sus puertas al no sobrevivir al impacto de la ola de covid del invierno de 2021, no imaginaba que la falta de empleo la llevaría a emprender y crear sus propio negocio de salsas.
“Mis amigos cada vez que probaban mi comida, me felicitaban mucho. Y entonces mi esposo, me decía ‘ay si, muy chingona’ cuando me decían que estaba todo muy rico”.
En México, una chingona, es una mujer muy capaz y competente en una actividad.
Brenda bautizó sus salsas con el nombre Salsas Chingona, en honor al calificativo que siempre le da su esposo cuando sus amistades reconocen sus comidas y salsas.
“Mi esposo me hizo el logotipo del negocio”.
Todo comenzó cuando dos meses después de perder su empleo, Brenda organizó una fiesta en San Pedro – donde vive – para celebrar el cumpleaños de su hijo.
“Cuando probaron las salsas que había hecho para los tacos, una amiga me dijo que debía venderlas. Yo le pregunté, ¿A poco si las comprarías? Claro que sí, me respondió”.
Animada por los comentarios positivos hacia su salsa roja de molcajete y la salsa cruda que había preparado, Brenda publicó en Internet que estaría vendiendo salsas el siguiente lunes.
“En un ratito me salieron 40 órdenes. Eso me animó para publicar en Facebook que estaba haciendo salsas, y una tras otra comenzaron a llegar las órdenes de compra”.
Así fue como Brenda se lanzó como pequeña empresaria con sus Salsas Chingona.
“Empecé a irme con mi mamá a vender. Mi mamá es una madre soltera que nos sacó adelante a sus cinco hijos, vendiendo de todo. Yo empecé a acompañarla con mi salsas”.
Después le dieron la oportunidad de participar en un pop-up shop Nude Juice en San Pedro; y ahí comenzó a relacionarse y a hacerse de clientes frecuentes.
Brenda considera que sus salsas han sido muy gustadas porque son hechas en casa, con base en recetas familiares; las envasa en frascos de cristal y no contienen conservadores químicos.
“Tengo 7 diferentes tipos de salsa, la de aguacate, la roja de molcajete, la de mango con chile de árbol, la salsa cruda, y tres salsas hot: la café hecha con chiles secos, la roja elaborada con chile Fresno; y la picosa con chile habanero”.
Más tarde creó su propio mole para que las amas de casa lo tengan listo solo para agregar el pollo o el ingrediente que quieran.
“Mis amigas dicen que estoy salvando muchos matrimonios con este mole porque ya no pierden tiempo en prepararlo”.
Pero también creó su propia versión de chiles jalapeños en vinagre; y vegetales (coliflor y zanahoria) en vinagre”.
También ha creado salsa roja y verde para hacer enchiladas.
En sus próximos planes está ofrecer las salsas que llevan los tamales para facilitar la elaboración de estos deliciosos antojitos.
“Mi prioridad es que mis salsas tengan mucho sabor. Aún cuando el tomate se puso muy caro, yo mantuve la calidad para que no fueran solo agua sino que estuvieran chunky con pedacitos de sus ingredientes”.
Brenda de 37 años, quien nació en México, pero vino como inmigrante al lado de su madre a los 2 años de edad a Estados Unidos, está muy contenta de que su pequeño negocio de Salsas Chingona esté creciendo.
“Me siento que estoy en control. Las salsas me han permitido ser independiente económicamente. Ya gano más de lo que me daban en el restaurante, y este trabajo me permite estar más cerca de mis dos hijos de 17 y 9 años. Ahora los puedo llevar a sus clases y hasta soy voluntaria en su escuela”.
Brenda, se casó muy joven y lleva 20 años de matrimonio.
“Siempre trabajé en restaurantes. Aún en mis embarazos, siempre trabajé casi hasta el último día antes de mi parto”.
Y dice que siempre en sus empleos, daba mucho de ella y le ponía el extra.
“Ahora en lugar de dar más a otras compañías, doy más a mi propio negocio de salsas y aún tengo tiempo para disfrutar a mis hijos”.
Y comparte que se siente feliz porque sus familia y amigos están muy orgullosos de ella.
“Hasta mi hija Izzy me dice que soy un orgullo”.
Brenda dice que nunca imaginó tener un día su propio negocio sobre todo cuando después de quedarse sin trabajo, empezó a preocuparse al darse cuenta que aunque su esposo es muy bueno proveedor, no tenía un empleo estable y su ingreso hacía falta en la casa. Sin embargo, dos meses después ya estaba lanzando sus Salsas Chingona.
Los resultados obtenidos la han llevado a preguntarse qué es lo que quiere hacer en la vida.
“Todos me dicen que lo que cocino es muy bueno. Ahora mi sueño es abrir un restaurante de comida mexicana, que sea muy casera”.
Las Salsas Chingona ya se venden en algunos restaurantes y tiendas como la Corner Store en San Pedro, pero también las puedes encontrar en el mercado Lakewood Family YMCA, los viernes de 4 de la tarde a 8 de la noche, y puedes visitar su cuenta de Instagram para saber los lugares donde lleva sus salsas.
En Instagram la encuentras como Chingona_en_la_cocina; y en Facebook en: https://www.facebook.com/salsaschingona