“El Calacas”, un joven que vigila las calles para el Cártel de Sinaloa narra su experiencia como “halcón”

Cuando realiza los trabajos más arriesgados le gusta “ponerse a tono” con marihuana, pero solo un poco, pues si se pasa pierde el equilibrio de su motocicleta

Vigía del Cártel de Sinaloa

A los que realizan esta actividad ilegal a bordo de motocicletas también se les conoce como "punteros". Crédito: Francisco Vega | AFP / Getty Images

Son poco mencionados en los medios de comunicación, pero muy conocidos en las comunidades mexicanas, y sin ellos el engranaje del crimen organizado no funcionaría como lo hace. Son los “halcones”, personas generalmente jóvenes que se unen a las filas de los cárteles, en los últimos eslabones, soñando llegar más alto. Uno de ellos narró sus vivencias al medio sinaloense Café Negro.

Se trata de “El Calacas”, quien se presentó con total orgullo y desenfado diciendo: “Mi trabajo es bien chin$%&, me pagan por detectar a la tira (policía) y no lleguen hasta el patrón”. Por seguridad del joven se omitió su nombre real y dijo el apodo con el que era conocido su padre.

Aunque también se le conoce como “Puntero” a la actividad ilegal que realiza, él prefiere que se le llame “halcón”, porque es una ave muy rápida, además de ser uno de los pájaros favoritos de los reyes. Su trabajo consiste en estar en las calles “patrullando”, para avisar a los miembros del cártel para el que trabaja la presencia de la policía o de sus enemigos.

Para el joven de 19 años su padre fue su ejemplo, sobre él dijo que “lo mataron apenas levantando el vuelo. Si no lo hubieran venadeado, en estos momentos sería uno de los buenos en el negocio”.

Durante la entrevista usaba una camiseta de una renombrada marca, la cual presume le regaló su jefe, algo que lo llena de orgullo. Sus tenis son de marca también. Así vestido se pasea en su motocicleta realizando el trabajo por el que le pagan 500 pesos mexicanos al día. Señala que a veces les dan alimentos y jugosas propinas.

Entró al negocio de las drogas debido a que solamente concluyó el bachillerato, cuando comenzó a buscar trabajo se encontró con una realidad en México: los bajos salarios. Así es que con el Cártel de Sinaloa encontró buena paga y adrenalina, algo que le apasiona.

Respirando la muerte

Según contó, cuando realiza los trabajos más arriesgados le gusta “ponerse a tono” con marihuana, pero solo un poco, pues si se pasa pierde el equilibrio de la motocicleta.

Aunque en su día a día se cuidan de no ser vistos por las fuerzas del orden, asegura que los dejan trabajar con tranquilidad pues “se hacen de la vista gorda”, especialmente en Sinaloa.

“El Calacas” se siente orgulloso de que lo hayan contratado para ser parte de los que cuidan “al patrón”, espera algún día llegar a codearse directamente con él. Por ello cumple con cabalidad su trabajo de halcón, aunque sabe que entraña peligros. “Siempre estamos respirando la muerte porque en ocasiones las situaciones a las que nos enfrentamos son de vida o muerte, pero me gusta siempre andar volando en mi nave”.

Todos en Sinaloa saben quiénes son los halcones, los ven pasar en sus motos a toda velocidad, a veces van varios “plebes” detrás de los soldados. Aunque nadie se explica por qué no hacen nada, si incluso van mandando mensajes por radiocomunicadores.

Pero para ellos son personas tranquilas que no se meten con nadie, que solo cumplen su trabajo. Además, según los habitantes de Sinaloa, también ayudan a la economía local, pues consumen los productos que los comerciantes ofrecen.

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