De “El Pista” a “El Chapito”: Niños reclutados por el crimen organizado para ser sicarios
Ver a menores asesinando a sangre fría ya no es algo que se ve solamente en películas, sino una triste realidad cada vez más constante en México
Miles de menores crecen en circunstancias de pobreza y ven en el narco la salida a sus problemas. Crédito: Marco Longari | Cortesía
La narcocultura está muy permeada en la sociedad mexicana, muchas personas aspiran unirse al crimen organizado para mejorar sus vidas, este deseo comienza desde que son niños, por desgracia, algunos a esa edad cumplen sus sueños y se convierten en sicarios.
Ver menores asesinando a sangre fría ya no es algo de la ficción, es una realidad cada vez más constante. “El Pista” y “El Chapito” son algunos ejemplos de personas que llegaron a temprana edad a las filas de los cárteles.
Cuando el periodista mexicano Javier Váldez comenzó a documentar las heridas que el crimen organizado dejaba, los niños sicarios ya figuraban en ello. Sus libros son la muestra de aquel horror, algunos empezaron como halcones y, a base de sanguinarios crímenes, escalaron de posición hasta convertirse en asesinos.
El comunicador fue asesinado, su sangre fue otra de tantas que el narco dejó regadas. Sin embargo, en esos años aún esa realidad de la niñez mexicana estaba algo lejana.
Este tema volvió a discusión con la captura de Said “N”, alías “El Chapito”, un niño de 14 años quien junto a otro joven asesinó a ocho personas durante una fiesta de cumpleaños en Chimalhuacán, Estado de México, el pasado 22 de enero.
Al igual que este menor, “El Pista” fue otro niño sicario que se dio a conocer en 1996. Su sobrenombre se debía a su parecido con el personaje de Odisea Burbujas, Pistachón Zig Zag, sin embargo se convirtió en el terror de Chimalhuacán, Estado de México.
A bordo de su bicicleta y pistola en mano, buscó vengar la muerte de su padre, conocido como “El Gato”, líder de una banda de asaltantes que hace 27 años controló la zona oriente del Estado de México, según reveló el sitio La Silla Rota.
Sin piedad, cobró venganza, uno a uno mató o lesionó de gravedad a aquellos que lo dejaron huérfano, pertenecientes a una banda rival de la de su padre.
La entonces procuraduría mexiquense comenzó a buscarlo y logró detenerlo. Ofreció una conferencia de prensa para presentarlo y ahí dio unas declaraciones que dejaron fríos a muchos, pues respondió que para él matar era fácil, como reír o llorar.
Estos dos casos no son casos aislados, pues en 2010 Édgar Jiménez, alias “El Ponchis”, fue detenido por el Ejército. Tenía también 14 años y relató que aprendió a matar a los 11. Según su testimonio brindado a las autoridades, degolló a cuatro personas y, en ese entorno, comenzó a consumir diversas drogas.
En 2020 una investigación interdisciplinaria realizada por organizaciones vinculadas a jóvenes en situación de riesgo, documentó con diversos testimonios la problemática de los niños que reclutó el crimen organizado para convertirlos en sicarios y halcones.
Periodistas, organizaciones, dependencias gubernamentales han documentado lo que hacen los niños sicarios, las personas se horrorizan, pero detrás de esa problemática hay otras más: la pobreza, marginalidad y la desintegración familiar.
Miles de menores crecen en esas circunstancias y ven en el narco la salida a sus problemas, incluso encuentran el cobijo que les faltó por años. La misma sociedad que los marginó y juzgó por lo que hicieron, es la que les impide reincorporarse a aquellos que tiene la suerte de ser rescatados.
Sigue leyendo:
– “Yo estaba muy morro”: Jóvenes se unieron al crimen organizado a los 12 años y narran su experiencia.
– El crimen organizado recluta a niños de 7 a 13 años en escuelas de México y Centroamérica.
