Juez de EE.UU. ordenó reabrir el caso de Enrique Camarena ante pruebas falsas del FBI

Se infiltró hasta lo más profundo del mundo del narco mexicano, pero hacerlo le costó la vida. El asesinato del agente especial de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, fue un crimen que cimbró a México y Estados Unidos, pues mostró el poderío de los cárteles, por este hecho cayeron grandes capos, sin embargo, a más de tres décadas de aquel suceso, un juez de California ordenó reabrir el caso debido a que el FBI presentó pruebas falsas del mismo.

Lo anterior implica que se tendrán que volver a reunir evidencias y también testigos, tarea nada sencilla, pues muchos años han pasado. La decisión del juez fue dada a conocer por la periodista Laura Sánchez, del diario Milenio, medio que tuvo acceso al documento judicial, el cual está fechado el 23 de marzo de 2023, en él se revela que el juez federal John A. Kronstadt ordenó reabrir el juicio por el asesinato del agente de la agencia antidrogas.

Dicha decisión fue tomada por el juez después de que uno de los dos últimos sentenciados por el crimen –Raúl López Álvarez, ex policía judicial de Guadalajara, la ciudad donde fue torturado y asesinado Camarena–, demostrara que su proceso no fue realizado con apego a la ley, debido a una serie de irregularidades cometidas por personal técnico del FBI.

Cabe resaltar que pese a la decisión, el impartidor de justicia dictaminó que López Álvarez no podrá obtener libertad bajo fianza, deberá enfrentar el nuevo proceso desde prisión. Asimismo, el proceso deberá comenzar dentro de los 180 días posteriores a la publicación de la sentencia.

Irregularidades

Por el asesinato de Enrique “Kiki” Camarena, cometido el 9 de febrero de 1985, fueron detenidos en México varios líderes del Cártel de Guadalajara, como Rafel Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo; pero también policías. Estados Unidos los requería por tratarse de un crimen contra un ciudadano estadounidense, y logró detener a algunos.

Justo la sentencia de uno de los casos que fueron juzgados en EE.UU., se sustentó en evidencias que hoy se conoce fueron defectuosas, las cuales presentó un agente del FBI, Michael Malone, entonces jefe de la Unidad de Laboratorio de esa agencia.

De acuerdo con Milenio, Malone y sus subordinados realizaron análisis científicamente insostenibles en el lugar donde Camarena fue asesinado, pero además ofrecieron testimonios exagerados, todo lo cual incidió en una investigación que se ha mantenido activa durante más de tres décadas.

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