“La mayoría de hinchas ni sabe que Argentina juega en un Mundial en pocos días”: el triste panorama que envuelve al fútbol femenino
La realidad que le toca vivir a la “Albiceleste” femenina contrasta con las imágenes de júbilo y celebración que acompañaron a los jugadores hasta el título mundial en Qatar
El 20 de julio inicia la Copa del Mundo. Crédito: DAMIEN MEYER | Getty Images
“Para ser sincera, lloré. Lloré mucho”, reconoció Vanina Correa, la capitana de la selección argentina que participará en la Copa Mundial Femenina 2023 que comienza el 20 de julio en Nueva Zelanda y Australia.
La veterana guardameta, quien formó parte del equipo que participó por primera vez en un torneo mundialista en 2003 en Estados Unidos, habla de sus emociones cuando la selección masculina se proclamó campeona del mundo el pasado 18 diciembre.
Título por el que hubo una explosión de júbilo en todo el país.
Se calcula que cinco millones de personas se volcaron a las calles de Buenos Aires para dar a Lionel Messi y a sus compañeros una bienvenida de héroes tras derrotar a Francia en la tanda de penales de la final de Qatar.
Siete meses después de aquellas increíbles escenas en la capital argentina, la otra “Albiceleste”, la femenina, se prepara para su primer partido en el mundial, que será contra Italia en el estadio Eden Park, Auckland, el 24 de julio.
Ningún país ha conseguido ser campeón de la Copa Mundial masculina y femenina al mismo tiempo. Y es poco probable que eso cambie en las próximas semanas.
Mientras que Argentina está en la cima del mundo en el fútbol masculino, la selección femenina -28ª en la clasificación de la FIFA- no ha ganado ningún partido en sus tres participaciones anteriores en un mundial, en 2003, 2007 y 2019.
Tal vez eso explique por qué en el país, obsesionado con el fútbol, hay pocos indicios de que el seleccionador Germán Portanova y sus jugadoras vayan a participar en el mayor acontecimiento deportivo femenino.
“La mayoría de la gente en Argentina es fanática del fútbol, pero el fútbol femenino no es tan popular“, le dijo a BBC Sport Daniela Lichinizer, periodista de TN Deportivo en Argentina.
“Estoy seguro de que la mayoría de ellos no sabe que nuestra selección va a jugar un Mundial dentro de unos días. Ahora mismo no hay anuncios de televisión que lo promocionen. Es un poco triste”, lamentó Lichinizer, quien lleva años cubriendo el futbol femenino.
10.000 kilómetros y partidos a las 3 de la mañana
Hasta 40.000 hinchas argentinos estuvieron en Qatar en diciembre, pero es probable que los números en Nueva Zelanda que apoyen a las mujeres en los partidos de la fase de grupos sean de cientos en lugar de miles.
Argentina se enfrenta a una interminable crisis económica y, con una inflación galopante, el triunfo de la selección masculina fue una rara oportunidad para la efusión de celebración que hubo en todo el país.
La Copa Mundial Femenina, sin embargo, se celebra a 10.000 kilómetros de distancia, y tal es la diferencia horaria que dos de sus tres partidos de la fase de grupos -contra Italia y Suecia- comienzan a las 3:00 y las 4:00 de la madrugada, respectivamente, en Argentina.
“Supongo que la gente no se despertará en mitad de la noche para ver los partidos”, añade Lichinizer.
El otro partido, contra Sudáfrica, comenzará a las 10 de la mañana del 28 de julio en Nueva Zelanda, es decir, a las nueve de la noche del día 27 en Argentina.
Se espera que la gran mayoría de sus seguidores para los partidos en Auckland, Dunedin y Hamilton provengan de los aproximadamente 2.000 argentinos que ya viven en Nueva Zelanda.
“Estuvimos en Nueva Zelanda en febrero para disputar tres partidos amistosos”, explica Stefania León, responsable de prensa de la selección femenina argentina.
“No había muchos aficionados argentinos, pero los que asistían a los partidos eran ruidosos. Sé de algunos hinchas locos que viajan desde Argentina al Mundial, pero son muy pocos. Desde luego, no va a ser como en Qatar”, contó León.
“Tuve un almuerzo con Messi”
La selección argentina se inspirará en los logros de Messi en Qatar para tratar de alcanzar por primera vez los octavos de final.
”Es una gran inspiración, pero la expectativa no es la misma”, reconoce la delantera Paulina Gramaglia, comparando los objetivos de los equipos masculino y femenino.
“No tenemos la misma base que ellos, no buscamos ganar el trofeo. Tenemos nuestros propios objetivos y nuestro propio contexto”, explicó.
Hace cuatro años, las jugadoras pudieron conocer a Messi en el centro de entrenamiento nacional de Argentina, donde se preparaban para sus respectivas participaciones en la Copa América de Brasil (hombres) y en el Mundial de Francia (mujeres).
“Conozco a Leo, compartimos un almuerzo antes de ir al último Mundial”, cuenta la mediocampista Florencia Bonsegundo.
“Lo que más me sorprendió fue que él [Messi] fue el único jugador que se quedó para las fotos“.
Lichinizer dijo que era raro que los equipos masculino y femenino se mezclaran.
“Cuando les preguntes a las jugadoras sobre ese día, te dirán que sólo fue un almuerzo”, añadió. “Los hombres estaban en una mesa y las mujeres en otra”.
“Todavía no he visto ningún vídeo ni ningún mensaje del equipo masculino apoyando a la selección femenina antes de que vayan a Nueva Zelanda”, resaltó Lichinizer.
“Puede que eso cambie a medida que nos acerquemos a la Copa Mundial. Espero que así sea“.
De una fábrica de zapatos a la Copa Mundial
En Argentina no existen lucrativos contratos de patrocinio para las jugadoras, mientras que la delantera Estefanía Banini -considerada la Messi de la selección femenina- ha jugado gran parte de su fútbol de clubes en España.
Es por eso que el plantel que ha conformado Portanova para que Argentina supere la fase de grupos está lleno de historias.
Por ejemplo, Miriam Mayorga, es apodada “Doc” por sus compañeras, ya que la jugadora de Boca Juniors es graduada en medicina.
Correa, que participa en su cuarto Mundial, dejó el fútbol en 2012 y dio a luz a gemelos antes de pasar de “estar retirada en todos los sentidos” a jugar el Mundial de Francia 2019.
A punto de cumplir 40 años el mes que viene, es una de las jugadoras más veteranas de este Mundial.
Portanova, ex centrocampista, trabajó en una fábrica de zapatos tras el final de su carrera como futbolista antes de empezar como entrenador.
“Un amigo mío tenía una fábrica, clientes, de todo”, cuenta el argentino. “Me fue bien, pero no estaba contento”.
Sobre su nombramiento como seleccionador nacional femenino en 2021, comenta: “Soy bastante religioso y creo que Dios me estaba preparando para este momento”.
Con estas historias es que Argentina llegará a Nueva Zelanda con el deseo de hacer su propia historia.
“No creo que el éxito de los hombres en el Mundial haya metido presión a las mujeres, porque saben que nunca han ganado un partido en este torneo”, dice Lichinizer.
“Ganar ese primer partido sería lo máximo”, reconoce.
“Eso haría que los aficionados se entusiasmaran con el torneo y les haría ver que la selección femenina también es nuestra selección nacional y que nos representa igual que los hombres”.
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