Denuncian condiciones ‘deplorables y acoso constante’, los inquilinos de Residences at Woodlake en Los Ángeles
Una mujer denuncia haber sido atacada físicamente por un guardia de seguridad en el complejo habitacional
Residentes del complejo de departamentos The Residences at Woodlake, ubicados en el área de Crenshaw, protestaron por lo que denominan “condiciones deplorables” para vivir y que no son resueltas.
Al mismo tiempo, una activista en favor de la organización de inquilinos, Miracle McKinney, denunció una presunta agresión física y haber sido esposada la noche del 13 de julio, por parte de un guardia de seguridad, después que hizo un reporte de ruido excesivo por parte de sus vecinos.
De acuerdo con los manifestantes asociados a la Alianza de Californianos para el Empoderamiento de la Comunidad (ACCE), un grupo de propietarios e inquilinos que luchan por salvar sus hogares y preservar viviendas asequibles para familias de clase trabajadora, están pidiendo a los propietarios de The Residences at Woodlake “que dejen de poner en riesgo la salud y la vida de los inquilinos, al negarse a reparar la propiedad”, de acuerdo a las condiciones estándar descritas por la ciudad de Los Ángeles.
En el inmueble de 276 unidades, ubicado en el 4555 al oeste del bulevar Martin Luther King, rige la Ordenanza de Estabilización de Renta (RSO) de la Autoridad de Vivienda de la Ciudad de Los Ángeles (HACLA).
“Los inquilinos están soportando hostilidades por parte de la compañía administradora del edificio, los amenazan con desalojarlos, viven en habitaciones enmohecidas, les reducen los servicios y algunas unidades están en ruinas”, señala la tercera queja escrita por Charles Williams y Charles Xu, representantes de ACCE a la compañía dueña del edificio: FPI Management, Ethos Real Estate.
En efecto, La Opinión pudo verificar que un departamento que se encuentra a punto de colapsar y apenas es sostenido por unos maderos, prevalece un fuerte olor a humedad en los pasillos alfombrados, varios buzones de correo están abiertos y la correspondencia de los inquilinos es visible.
Durante la manifestación, un vecino que no quiso identificarse por temor a represalias invitó a La Opinión a verificar que tenían varios días sin agua caliente.
En efecto, un calentador de agua antiquísimo y de gran tamaño estaba completamente corroído y tenía una fuga de agua. En el lugar, un plomero de AG Plumbing de Anaheim intentaba reparar los daños.
“Nuestro problema principal es abordar la agresión de un guardia contra una de nuestras inquilinas”, dijo Maxie “N”, un afroamericano de 71 años, quien ha vivido en el complejo de departamentos por dos décadas.
“Queremos que la gerencia notifique a los guardias de seguridad que no vuelvan a la propiedad”.
Maxie expresó que las condiciones de vida en el lugar se deterioraron sustancialmente, desde que se mudó allí, hace 20 años.
“Una orden de reparación se hacía al día siguiente de una queja”, recordó. “Teníamos personal profesional, una empresa profesional de mantenimiento y seis trabajadores; ahora ya no hay nadie”.
Sergio Vargas, codirector de ACCE, indicó que los abusos contra inquilinos se han multiplicado en toda la ciudad de Los Ángeles porque los propietarios de inmuebles “a toda costa quieren sacar a los inquilinos para poder aumentar la renta”.
“Cuando la gente comienza a organizarse para defenderse, es cuando escalan el acoso y las agresiones”, afirmó.
Por su parte, Eric Brown, portavoz de la Autoridad de Vivienda de la Ciudad de Los Ángeles (HACLA), respondió a La Opinión que, dicha entidad se asoció recientemente con la firma de inversión multifamiliar Ethos para la adquisición de Woodlake Apartments.
“Nos acaban de informar sobre las preocupaciones de los residentes y estamos trabajando con Ethos para investigar este asunto”, dijo en una respuesta por escrito, sin aludir a la presunta agresión física de un guardia a una inquilina.
Ni la compañía administradora de los departamentos, FPI Management, INC., ni tampoco los propietarios de Newton Patrol, Inc. respondieron a llamadas de La Opinión para esta historia.
Mujer es atacada físicamente
Una queja por ruido de su vecino y una llamada a la “patrulla de cortesía” del edificio de departamentos acabó en una presunta agresión física a una inquilina de The Residences at Woodlake.
Miracle McKinney, una mujer afroamericana y soltera, de 33 años, narró a La Opinión el incidente que la envió al hospital, sangrando de las manos y que le dejó moretones en ambos brazos, después de ser agredida presuntamente por un guardia de seguridad.
“Eran como las 11:00 de la noche y por más de una hora un vecino estaba causando molestias por ruido. Traté de llamar a la patrulla de cortesía para hacerles saber sobre una queja por ruido y presentarla con ellos”, dijo Miracle.
Contó que, a la tercera llamada le respondió un despachador, pero le colgó el teléfono. La compañía Newton Patrol Inc., de Beverly Hills estaba en proceso de ser expulsada de la propiedad.
La mujer salió de su departamento para buscar ayuda y se acercó a la patrulla de cortesía, cuyos oficiales, dijo, “tenían una actitud realmente desagradable, poco profesional y recurrieron a los insultos cuando les dije que estaba allí para hacer una denuncia por ruido”.
Uno de los policías dio indicaciones a su compañero de que cerrara la puerta y las ventanas. Decidieron no abordar la queja.
Ella, con su mano, presuntamente trató de evitar que cerraran la ventanilla, al tiempo que el oficial le advirtió que si tocaba a él o al vehículo la arrestarían por agresión.
“En dos segundos sale del vehículo y luego me esposa, arrojándome contra el vehículo”, relató. “Me esposo con una mano y grité para pedir ayuda”.
Al menos nueve residentes grabaron el incidente y algunos exigieron la liberación de la mujer.
“Las esposas estaban extremedamente apretadas, por lo que inmediatamente tuve moretones y sangre en el brazo y me retuvieron durante más de una hora y media”, aseguró Miracle. “El policía decía que yo le había impedido irse y hacer su trabajo, que yo lo había agredido al alcanzar la ventana y evitar que él la cerrara con mi mano”.
Elementos del LAPD arribaron a la escena. Aseguraron a Miracle que no estaba detenida ni que los patrulleros de cortesía del edificio no tenían derecho a arrestarla y tendrían que liberarla.
Los agentes de la División Southwest del LAPD no emitieron un reporte ni tampoco le ofrecieron asistencia médica.
Aquella noche, ella tuvo que ir a Baldwin Hills -que en realidad es una división de tráfico-, desde donde llamaron a la División Southwest y un oficial fue al centro comercial para levantar el reporte, horas después de que fue dada de alta en una unidad de atención urgente, donde le tomaron radiografías y le dieron medicamento para el dolor.
“Los médicos me dijeron que tenían la impresión de que los moretones en mis brazos y el sangrado de mis manos tuvieron que haber sido causados por una fuerza excesiva”, relató Miracle, quien denunció también que su presunto agresor se acercó a ella, a las 3:00 de la madrugada cuando ella sacaba algunas pertenencias de su automóvil el martes 17 de julio, antes de la protesta pública.
“Me dijo que se sentía mal por lo que había ocurrido, y que, tal vez los dos teníamos un problema de temperamento”, expresó. “Ahora, me siento más insegura y parece que estos patrulleros están tratando de intimidar a los residentes”.