Mi foto destapó un montaje de la CIA en Nicaragua en los años 80 y desató un escándalo político en EE.UU.
El fotógrafo Lou Dematteis con una de sus imágenes ayudó a revelar la política de Ronald Reagan en Nicaragua en los años 80
Poco después de que Nicaragua pusiera fin a más de cuatro décadas de dictadura somocista, Ronald Reagan llegaba a la Casa Blanca.
En pleno contexto de Guerra Fría, la coordinación de la Junta de Gobierno instaurada en 1979, en manos del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), representaba para la nueva administración republicana una amenaza.
Bajo ese argumento, Reagan decidió desplegar una de las políticas intervencionistas más duras sobre Centroamérica para frenar la consolidación del FSLN en Nicaragua.
Los grupos armados de oposición, conocidos como los “contras”, pasaron a estar respaldados por la Casa Blanca, a pesar de la oposición del Congreso de Estados Unidos.
Eugene Hasenfus, un exmarine estadounidense, fue parte del engranaje. Y una foto en la que aparecía él desató un escándalo.
La captura de Hasenfus
A Hasenfus le dispararon el 5 de octubre de 1986 mientras volaba por el sur de Nicaragua. El avión de carga adquirido por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) en el que viajaba llevaba municiones, rifles automáticos, botas para la selva y documentos reservados.
Tres personas murieron en el ataque, entre ellos el piloto. Pero Hasenfus sobrevivió, quedó prisionero y reconoció que trabajaba entregando suministros a los grupos armados de oposición, conocidos como los “contras”, en una serie de vuelos supervisados directamente por miembros de la CIA.
“Soy culpable. No puedo decir que no estuve allí, que no llevaba armas pequeñas y municiones para la resistencia. Todo lo que cargaron está ahí”, admitió Hasenfus en el momento de su captura.
La primera reacción de Reagan y de los miembros de la CIA fue negar cualquier conexión con Hasenfus. Las pruebas estaban entre los restos del avión derribado.
En ese lugar, se encontraron documentos que evidenciaban que el teniente coronel Oliver North estaba ejecutando desde la Casa Blanca el programa de manera ilegal.
El hecho reveló que algunos miembros del gobierno Reagan junto a funcionarios de la CIA estaban vendiendo equipo militar a Irán a cambio de rehenes estadounidenses y desviando las ganancias para continuar financiando a los grupos armados en Nicaragua.
Las maniobras del gobierno violaban las leyes establecidas tanto por la ONU como por el Congreso de Estados Unidos, que prohibía vender armas a Irán y financiar a grupos armados en Managua.
El hecho desató un escándalo político conocido como el caso Irán-Contra, que recorrió el mundo entero.
El reportero gráfico Lou Dematteis logró captar las imágenes que servirían de evidencia.
La foto que recorrió el mundo
Dematteis estaba en Nicaragua cuando un colega en El Salvador le avisó de que había unos aviones que se decía que llevaban suministros desde Estados Unidos.
En esos días, recibió una llamada de la agencia de noticias Reuters: “Escuchamos que salió un avión de suministros y no volvió. Dicen que fue derribado. Habría alguien que sobrevivió. Queremos que lo compruebes y obtengas fotos“.
Dematteis era consciente de que no les estaban pidiendo unas imágenes cualquiera. Le pedían unas fotos que provocarían una tormenta política.
Pero el camino no fue sencillo. Lou no integraba el pequeño grupo de periodistas elegido por el gobierno de Nicaragua para cubrir la historia. Pero no estaba dispuesto a rendirse.
Era consciente de que era una oportunidad única para mostrar su trabajo.
Después de insistir, Lou logró subirse al helicóptero que llevaba a los periodistas al sitio del accidente. Desde arriba vio algo que el resto no había visto: abajo a la izquierda estaba Eugene Hasenfus rodeado de un grupo de personas con uniforme militar.
Al llegar al lugar, las personas del gobierno nicaragüense les ofrecieron a los periodistas en el lugar participar en una conferencia de prensa. Pero él sabía que la historia estaba en otro lado.
“Tomé una decisión en una fracción de segundo: iba a ir a la zona del accidente. Entonces comencé a correr por un camino y mientras lo hacía vi todas esas botas militares por todos lados“, le cuenta Dematteis al programa Outlook de la BBC.
Esas botas militares eran parte del cargamento que EE.UU. había enviado a los contrarrevolucionarios, que habían quedado desparramadas por la selva después de la caída del avión.
“Los suministros se fueron por todos lados, estaban esparcidos por toda la selva. Luego corrí y llegué a ver a los soldados sacando armas del avión. También a los tres tipos que estaban muertos. Tenían una lona sobre ellos”, dice.
Después de ver eso, Dematteis corrió de regreso a la conferencia de prensa. Fue ahí que vio a dos soldados subiendo a Hasenfus por un monte justo frente suyo.
“Tenías al soldado que lo conducía con las manos atadas. Así que había un poco de espacio. Y luego detrás de él estaba otro soldado con un AK-47 que hacía guardia por la espalda”, dice.
Lou fotografió todo lo que pudo.
También en esa colina se encontraba el reportero de la cadena NBC John Siceloff, quien le preguntó su nombre y cómo había llegado ahí, según cuenta el fotógrafo.
“Y ahí es cuando Hasenfus mira hacia arriba y dice: ‘Me sacaron del cielo’. Fue increíble ese momento. Hasenfus pasó de pensar que lo iban a fusilar a tener un grupo internacional de periodistas a su alrededor”.
Así fue que Dematteis envió las imágenes del sobreviviente y el lugar del accidente a Reuters, sabiendo que tenía algo bueno.
En especial una de ellas, la del piloto siendo llevado por los sandinistas, que terminó por inundar las portadas de los principales diarios y revistas del mundo.
“El impacto fue inmediato“, recuerda Dematteis.
El respaldo de Reagan a los contras
Reagan había decidido apoyar abiertamente a los opositores armados en Nicaragua, en su intento de debilitar al primer gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional elegido por las urnas.
Pero a medida que se difundieron los informes de crímenes contra civiles, la opinión pública estadounidense se dividió. Muchos en el Congreso cuestionaron la legitimidad de respaldar a los rebeldes.
El Congreso aprobó así en 1984 una ley que prohibía la financiación de estos grupos.
“Cualquier propuesta que abandone a más de 15.000 miembros de una resistencia democrática a los comunistas no es un compromiso, sino una rendición vergonzosa”, dijo Reagan antes de la decisión del Congreso.
No quedaban dudas de que la administración republicana estaba dispuesta a seguir enviando suministros sin importar lo que ordenara el Congreso.
“Si el Congreso alguna vez aprueba tal propuesta, aceleraría la consolidación de Nicaragua como un arsenal terrorista comunista, y daría luz verde a la agresión patrocinada por los soviéticos en todo el continente americano”, había dicho el presidente.
Pero a pesar de las objeciones de Reagan, en octubre de 1984 se aprobó la prohibición de toda provisión de ayuda a los contras.
Ese podría haber sido el final. Pero no lo fue.
“Dijeron que pararon, pero no era cierto. Todavía seguían abasteciendo a los contras. Pero no había ninguna prueba”, dice Dematteis.
Hasta que finalmente Dematteis consiguió captar las imágenes que servirían como evidencia del accionar de Estados Unidos en Nicaragua.
La preocupación en Washington había llevado a la Cámara de Representantes a iniciar una investigación en la que los funcionarios del gobierno serían interrogados.
Un país llamado Nicaragua
Cuando Dematteis ingresó a la Universidad en San Francisco, apenas sabía de la existencia de Nicaragua.
Fue ahí que conoció a Carlos Somoza, un joven estudiante con el que compartía habitación y en poco tiempo se convirtió en uno de sus grandes amigos.
“Recuerdo que me dijo que su tío era el presidente de Nicaragua, Anastasio Somoza. Y acababan de celebrarse elecciones. La oposición decía que había fraude electoral y ellos decían que habían ganado las elecciones”, recuerda Dematteis.
El sobrino del dictador de Nicaragua no reconocía ningún tipo de fraude electoral. Él decía que su familia había gobernado Nicaragua durante 45 años porque el pueblo nicaragüense “quería mucho a su familia”.
“Siempre votan por nosotros”, le decía Carlos.
“En ese momento, no sabía nada de Nicaragua. Pero cuando escuché eso… No le dije nada en ese momento. Sólo pensé, bueno, esto de gobernar un país durante 45 años sin exactamente ningún tipo de interferencia suena cuestionable”.
En ese momento, antes de su gran foto, Dematteis le escribió a Reuters haciendo saber que estaba disponible para trabajar con ellos pero la respuesta fue: “No tenemos nada para ti. Buena suerte en tu carrera“.
Así que decidió ir por su cuenta hacia Nicaragua en 1985, para la asunción de Daniel Ortega, que había ganado las elecciones presidenciales en 1984.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional había ganado las primeras elecciones generales de la historia de Nicaragua, después de casi medio siglo de dictadura somocista.
Fue una época emocionante para muchos nicaragüenses de izquierda, pero para el gobierno estadounidense representaba una amenaza.
La aventura del fotógrafo implicaba un riesgo.
El peligro era real. Por un lado, los sandinistas, el gobierno socialista democráticamente elegido de Nicaragua. Por otro lado, los contras respaldados por Estados Unidos.
Después de exponer uno de los escándalos políticos más importantes de la historia de Estados Unidos, Dematteis pasó casi seis años en Managua.
*Este artículo está basado en esta entrevista realizada a Lou Dematteis por BCC World Service Outlook, presentada por Mobeen Azhar y producida por Tommy Dixon y Andrea Kennedy.
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