Avionetas antilluvia secan cultivos de un millón de mexicanos

Agricultores indígenas del estado de Puebla y Oaxaca señalan a tres empresas de atacar las nubes para evitar que llueva y moleste a las gallinas del negocio del huevo

María Consuelo, una agricutora de temporal en Puebla que padece de la falta de lluvias.

María Consuelo, una agricutora de temporal en Puebla que padece de la falta de lluvias. Crédito: Frente Unidos por el Futuro de México. | Cortesía

MEXICO.- Impotente, María Consuelo intenta revivir unas matas de frijol  y de maíz que se marchitan. Da golpes a la tierra para quitar con el azadón la maleza, aunque está segura que la hierba no es el problema de que su siembra de temporal no crezca y esté a punto de morir, sino las manos que conducen las avionetas que sobrevuelan cuando hay nubarrones.

Mira hacia el cielo y observa a lo alto un par de esas pequeñas naves que pasan haciendo ruidos estridentes. Soberbios. Vienen desde San Juan Ixcaquixtla y cruzan por Tecamachalco y Tlacotepec. Rompen las nubes, se sumergen en ellas y se escucha como si algo en una cazuela estuviera friéndose.

Luego, siguen su curso dejando atrás un cielo limpio y el corazón roto de los campesinos locales.

María Consuelo sigue con los ojos la ruta que llevará las aeronaves a otros pueblos, a San Marcos a Jojutla, darán la vuelta a San Gabriel Texoyocan y hasta San Lucas para tomar la cordillera hasta Tehuacán. 

¡Allá también evitarán que llueva!, concluye. 

Lo sabe porque esto ocurre hace años en el sur de Puebla y se llenan sus ojos de lágrimas hasta que cae de rodillas para clamar a Dios que le devuelva el agua de lluvias que representa su único sustento y el de miles de pequeños agricultores de las etnias iniguas y nahuatls que habitan el lugar desde tiempos prehispánicos. 

“Ya no tengo ni para comer”, confiesa María Consuelo a Humberto Petronilo, quien es parte de la organización Pueblos Unidos por un Mejor Futuro y la observa de visita en el lugar para documentar las consecuencias del cruce constante de las avionetas sobre sus territorios.

Los activistas de esta organización afirman que las avionetas que cruzan los cielos de sus territorios son de las empresas avícolas Calvario y Grupo Romero así como de la china Jazmines S.A de C.V, mayúscula en el cultivo de espárragos. Las tres se asentaron en la zona para trastocar la apacible vida de los agricultores del estado de Puebla.  

Puebla es el quinto estado más poblado del país con poco más de 6.1 millones de habitantes; de los cuales, el 30% se dedica al sector primario. Pueblos Unidos por un Futuro Mejor calcula que entre su zona y la colindante con la región zapoteca en Oaxaca, los afectados deben ser aproximadamente un millón. 

“Las empresas avícolas no quieren que llueva porque las gallinas dejan de poner cuando hay mucha agua, eso no les gusta, y la empresa agrícola china tampoco quiere que llueva porque los espárragos no necesitan tanta agua”, detalla. “Por eso las dispersan y usan yoduro de plata”.

CONTRAPARTE Y AURORIDADES

La polémica por el uso de la tecnología para alterar los ciclos naturales de la lluvia tiene dos caras. En los últimos meses, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador autorizó el uso de avionetas para rociar las nubes con yoduro de plata para hacer frente a una de las peores sequías en la historia del país.

A la par, se suman quejas de campesinos que hablan de otro efecto que es contrario: en 2020 hubo protestas en Colima por la “aparición” de avionetas que asustaban la lluvia en un permanente bombardeo con la misma sustancia en el municipio de Cuauhtémoc. 

Ante este doble uso, la diputada federal Margarita García presentó recientemente una iniciativa para que se regule por ley la práctica de intervenir las nubes, pero no ha avanzado en la discusión.

Mientras tanto, a principios de agosto, campesinos oaxaqueños vecinos a la región sur de Puebla bloquearon la autopista Oaxaca- Coacnopalan. “No es justo que unos cuantos empresarios millonarios destruyan el único sustento que tenemos”, gritó en el altavoz uno de los manifestantes.

Las avionetas fumigan las nubes con yoduro de plata e impiden que se recarguen los mantos acuíferos, prolongan las sequías, queman los manantiales y acarrean enfermedades. Actualmente tenemos 400 casos de leusemia en la cañada de Oaxaca”.

El mismo día de estas acciones, la organización de poblanos bloqueó las instalaciones de Calvario y de Jazmines e impidieron la entrada del personal y de los vehículos de transporte de ambas compañías. 

Jorge García, presidente de la Asociación de Avicultores y representante de Grupo Romero, informó que fueron afectadas dos millones y medio de gallinas que produjeron 450 toneladas de huevo que debieron empacarse en 20,000 cajas y no se pudo, además de que se les dejó sin agua y sin comer. 

“Nosotros no nos hacemos responsables del desabasto que haya en la canasta básica”, dijo ante medios de comunicación. 

El empresario negó que hayan sido las empresas señaladas quienes bombardean las nubes, “a nosotros nos conviene que llueva  porque se recargan los mantos friáticos y eso permite tener agua, se refresca la zona y el aparato respiratorio de las gallinas”, dijo.

“Solicitamos que se aclare todo esto”. 

Las denuncias de los agricultores llegaron hasta la conferencia “Mañanera” del presidente a través de la periodista Tania Damián. El mandatario dijo que “iban a investigar”, pero en el papel oficial se sugirió que lleven los problemas al estado de Puebla.

Después de que los quejosos entregaron una carta para exponer el problema en la oficina de Atención Ciudadana de Presidencia, ésta la turnó a la Secretaría del Medio Ambiente con el folio 20230823FFPL19 y ésta respondió tajante: 

“La Semarnat no tiene competencia en la autorización de avionetas con el uso de alguna sustancia. Sugerimos consultar a la Secretaría de Medico Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento territorial del estado de Puebla”.

Los agricultores habían tocado anteriormente las puertas de la Comisión Nacional del Agua, pero no en Medio Ambiente de Puebla. “Vamos a hacerlo allá, pero se nos está acabando la paciencia”, advirtió el activista Humberto Petronilo. 

Sus límites tienen documentación que avala que han seguido el camino legal, pero reciben a cambio intentos de soluciones “políticas”. Por ejemplo, el gobierno de Puebla les ofrecen abono ¿para qué lo queremos si no tenemos plantas?, observan; las empresas agrícolas, les  ofrecieron 2.5 millones de pesos (unos 100 mil dólares) para dejarlos en paz.

“Lo único que queremos de ellos es que dejen a la naturaleza en paz”, advierte Petrolino. “No queremos ver avionetas sobrevolando cuando va a llover y, si no nos respetan vamos a responder del mismo modo. Estamos armados, tenemos hambre de verdad y nada que perder porque nos quitaron hasta la lluvia”. 

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