A 15 años de la noche que el narco tiñó de sangre México con granadas en celebración de Independencia
En 2008 se registró el primer acto de narcoterrorismo en México, ocurrió en Morelia, Michoacán y dejó ocho personas muertas y 132 heridos. A 15 años de ese hecho el recuerdo sigue presente
Años después se supo que el ataque fue anunciado y se pudo prevenir. Crédito: AFP / Getty Images
Era un 15 de septiembre normal -un día de fiesta para México, pues celebra los hechos que dieron pie a su independencia-, las personas se alistaban para celebrar en grande la llamada “noche mexicana”, algunos optaron por ir a ver el Grito a las plazas públicas donde gobernadores y presidentes municipales lo encabezan.
Pero en la ciudad de Morelia, Michoacán, ocurrió un hecho considerado como el primer acto de narcoterrorismo, el cual dejó ocho personas muertas y 132 heridos, de los cuales 20 fueron considerados de gravedad. Algunas de las víctimas quedaron con secuelas de por vida, según informó el portal Sin Embargo. Era 2008, han pasado 15 años y la justicia no ha llegado.
Fue justo en ese estado mexicano donde el entonces presidente Felipe Calderón decretó la guerra contra el narco, desatando así una oleada de violencia sin precedentes que dejó escenas dantescas, como la de la Plaza Melchor Ocampo de Morelia, donde una gran multitud estaba reunida celebrando, cuando sicarios arrojaron granadas de fragmentación.
Al estallar en medio del público causaron daños terribles, algunas de las personas no sabían lo que ocurría y corrían, otros trataban de no ser aplastados por los demás, mientras que algunos, los que estaban más lejos de la concurrencia, creyeron que el sonido de las detonaciones era parte de los fuegos artificiales.
Fabricación de culpables
Michoacán lleva años siendo azotado por la violencia del crimen organizado, varios grupos criminales emanaron de él y era urgente resolver el acto terrorista, por lo que al poco tiempo se detuvieron a tres presuntos autores materiales que dijeron pertenecer a Los Zetas, una de las organizaciones criminales más cruentas del momento.
Siete años más tarde fueron liberados, pues un juez determinó que fueron torturados y bajo esa acción confesaron, dos de ellos ni siquiera estaban en Morelia el día de los hechos. Actualmente se considera que fue La Familia Michoacana la culpable de las explosiones.
Un ataque anunciado
El recuerdo de varios cuerpos tendidos en la calle, servicios de emergencia ayudando a las personas ensangrentadas y toda la sangre que tiñó de rojo aquel Grito de Independencia sigue presente en los mexicanos, nunca falta quien aconseja a los demás no acudir a las plazas públicas diciendo, “ya ves lo que ocurrió en Michoacán”, pero algo que lastimó más a la población fue saber que el ataque se anunció previamente.
En 2014, un documento dado a conocer a Noticias MVS por dos exfuncionarios del Centro de Comunicaciones, Comando, Cómputo y Control (C4) del gobierno michoacano y retomado por SinEmbargo, detalló cinco amenazas de atentado que recibieron del 1 al 12 de septiembre de 2008 a través del Servicio de Emergencias 066.
En el documento se revela que las cinco advertencias fueron notificadas vía telefónica y escrita, en sobre cerrado, a altos funcionarios de dependencias de seguridad federales y estatales.
La nota periodística precisa que, una de esas cinco amenazas fue recibida vía telefónica en el C-4 a las 11:37 horas del viernes 12 de septiembre de ese año, y en ella un hombre advirtió de forma textual: “El lunes 15 de septiembre estén atentos, porque va a haber un desastre el día del Grito”. Ninguna de las advertencias fue tomada en serio.
Víctimas y sobrevivientes
El medio mexicano Excélsior señala que algunas personas sobrevivientes han sido reconocidas como víctimas, a varios se les han dado incluso pensiones vitalicias, pero muchos otros aún no han sido atendidos, como María de Jesús Vázquez Silva, a quien las esquirlas le destrozaron una pierna.
No ha podido ser reconocida como víctima por omisión de la Fiscalía. Reclama ser reconocida como afectada y tener acceso al pago por la reparación del daño, porque ni siquiera aparece como víctima en las investigaciones.
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