El Rescate, una historia de 42 años de lucha, resistencia y apoyo

Celebra un aniversario más, la organización que nació para dar respuesta a los miles de salvadoreños que abandonaron su país durante la Guerra Civil

Reconocimiento a la organización El Rescate.

Reconocimiento a la organización El Rescate. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Desde su fundación en 1981, El Rescate, una organización sin fines de lucro, nació para luchar por la justicia y los derechos migratorios de miles de salvadoreños que huyeron a Estados Unidos de la Guerra Civil que desangró a la nación centroamericana con 75,000 muertos y 15,000 desaparecidos.

En la celebración del 42 aniversario, Salvador Sanabria, director ejecutivo de El Rescate y Francisco Rivera, además de otros miembros de la junta directiva, hicieron un repaso de la historia del organismo, ideado por integrantes del Comité de Refugiados Centroamericanos Santana Chirino Amaya (SCARCC) y el Consejo Ecuménico del Sur de California.

Históricamente, El Rescate fue la primera agencia en los Estados Unidos en responder con servicios legales y sociales gratuitos al flujo de miles de refugiados que huían de la cruenta guerra en el “Pulgarcito de América”.

“La misión era rescatar a familias enteras que, en Estados Unidos, caían prisioneras de lo que se llamaba Servicios de Inmigración y Naturalización (INS), la “migra” de esos años, y que hoy es USCIS”, dijo a La Opinion, Sanabria, director ejecutivo desde 2007. “Éramos la tabla de salvación legal para aquellos que querían deportar y que habían sobrevivido a la conmoción social, política y militar en Centroamérica”.

Francisco Rivera, Salavdor Sanabria, director ejecutivo de El Rescate y Carlos Vaquerano, director ejecutivo de Clínica Monseñor Romero.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Desde la certificación de El rescate, en mayo de 1981, Sanabria fue parte del Comité de Refugiados Centroamericanos Santa Ana Chirino Amaya, cuyo nombre fue instituido por aquel joven salvadoreño de 24 años, a quien se le negó el asilo en Estados Unidos y fue deportado.

En junio de 1981, aquel luchador social fue asesinado cerca de su pueblo natal, Amalupapa, San Vicente. Su cuerpo fue decapitado y encontrado un mes después de su deportación.

“Él viajaba en un autobús de regreso a su casa y fue detenido en un retén militar; los seis que iban en ese transporte fueron detenidos y asesinados”, recordó Sanabria. “En el poblado rural, los que practicaban el terror contra las aspiraciones de libertad del pueblo salvadoreño fueron masacrados”.

Entre 200,000 y 300,000 salvadoreños abandonaron su país y se convirtieron en la diáspora de una nación que no superaba los cinco millones de habitantes.

Si bien nunca fue declarado un conflicto bélico interno, las Fuerzas Armadas de El Salvador (FAES) , respaldadas por los Estados Unidos, que comandaban los “Escuadrones de la Muerte”, causaron numerosas masacres y se enfrentaron a la respuesta del insurgente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Funcionarios y activistas estuvieron presentes en la celebración.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Tanto la polarización de los secuestros y asesinatos de empresarios en los años 1970, cometidos por izquierdistas radicales, así como el magnicidio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, cometido por la clase política de derecha en 1980 -a través de sus escuadrones de la muerte- profundizó la guerra, el descontento social y la guerra civil, que duró de 1980 a 1992.

En El Rescate, personajes como Eduardo González, Roberto Alfaro, Oscar Andrade, Celia Grail, Juan Carlos Cristales, Richard Méndez y Salvador Sanabria no solo eran testigos del terror que vivían las familias salvadoreñas en su patria, sino que lucharon contra una doble victimización.

En Estados Unidos, la administración del presidente Ronald Reagan rechazó que los miles de salvadoreños eran refugiados que huyeron de la persecución e insistía que habían arribado a este país por razones económicas.

Sin embargo, una contradicción del mismo personaje, quien aspiraba a un segundo mandato presidencial promulgó la bipartidista Ley de Reforma y Control de Inmigración (IRCA) de 1986, que permitió la legalización a 2.7 millones de inmigrantes, entre ellos decenas de miles de salvadoreños.

Con esa ley a favor de los salvadoreños sucedieron tres cosas: su recurso de libertad era pagar la fianza de migración y perderse en el país, donde no fueran encontrados, e incluso realizaron una huelga de hambre en centro de migración en Calexico, lo cual dio paso a la creación del Comité de Refugiados Centroamericanos Santana Chirino Amaya (SCARCC)

Aquella huelga provocó la necesidad de organizarse para defender sus derechos. Todos se cuidaban de la “migra” y las redadas que hacían en las calles y callejones aledaños al MacArthur Park, en la zona de Pico-Union de Los Ángeles, o donde las autoridades migratorias creían que se reunían salvadoreños, guatemaltecos, nicaragüenses y hondureños.

“La gente vivía con mucho miedo y corrían para todos lados cuando hacían sus redadas”, comentó Salvador Sanabria. “Nosotros estábamos allí, para defender de la deportación a nuestra gente”.

Además, la realidad humana de la solidaridad se dio con el entonces primer ministro de Canadá, Pierre Trudeau, padre del actual ministro, Justin Trudeau, quien abrió las puertas de su país para los salvadoreños que no consiguieron el estatus de asilados o refugiados en Estados Unidos.

“Muchos decidieron aprovechar la oportunidad y con ayuda del SCARC, apoyamos a quienes decidieron abrazar esa asistencia de la sociedad canadiense; así que cruzaron la frontera porque tenían un programa de integración, educación para aprender inglés o francés; además, ofrecían una carrera vocacional o apoyo para carreras técnicas equivalente a un título de médicos y enfermeras”, recordó Sanabria.

“Muchos más decidieron quedarse en Estados Unidos para enfrentar a la bestia del INS y correr el riesgo de ser deportados. En esa lucha recibimos el respaldo total de Eugene Boutelier, del Concilio Ecuménico del Sur de California.

Bajo el auspicio fiscal de esa entidad, y antes de obtener su personería jurídica, es que nace El Rescate. Y dos años más tarde le dan vida a Clínica Monseñor Romero con personajes como la enfermera Aurora Martínez, -quien fue la fundadora-, Dr. Jack Kent, el Sr. Ricardo Cartagena, Juan Ochoa, Francisco Rivera,  la doctora Mercedes Mendoza y Anne Mello, quien recibió en 1984 la primera subvención para la clínica

En LA River Center & Gardens de Los Ángeles, -donde se efectuó la celebración de El Rescate-, Carlos Vaquerano, director ejecutivo de Clínica Monseñor Romero, recibió un reconocimiento por los 40 años de servicio a la comunidad y la atención anual a 18,000 usuarios de servicios médicos en seis clínicas, dos de ellas abiertas en el último año y medio, en el Valle de San Fernando y Montebello.

“Es un honor seguir el legado de El Rescate, de donde surgió Clínica Monseñor Romero”, dijo Vaquerano.

Durante el festejo, el premio Jorge Núñez al servicio público, fue entregado al concejal de Los Ángeles, Kevin de León. Núñez trabajó en El Salvador muy de cerca con Monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien influyó en su accionar, a través de la Teología de la Liberación.

Junto con otros compañeros activistas, Nuñez fundó en Los Ángeles COSIES (Comité de Solidaridad con la Iglesia en El Salvador), y fue miembro del comité de solidaridad Farabundo Martí de Los Ángeles.

El proyecto de El Rescate fue catalogado como “maravilloso” por el vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa hijo, “porque despertó conciencia y solidaridad en la comunidad de Los Ángeles”, a partir de la ceración del Comité Santana Chirino Amaya.

“42 años se dicen fácil, pero en esa trayectoria hay miles de historias de personas que han sido marcadas por la labor de El Rescate”, agregó. “Son 42 años de una historia que presenta a un El Salvador distinto, a los miles de salvadoreños que fueron forzados a emigrar en la década de los 80 por la violencia de una guerra civil y, después, en la posguerra, a causa de un modelo económico que cerró la industria agropecuaria; además, la violencia forzó a la gente de las zonas rurales a emigrar a las grandes ciudades o hacia los Estados Unidos”.

Aunque el cese al fuego se firmó el 31 de diciembre de 1991, la Guerra Civil en El Salvador terminó con el acuerdo de paz firmado entre el gobierno y el FMLN, en enero de 1992 en el Castillo de Chapultepec, en la Ciudad de México.

Previo a la fiesta de fundación de El Rescate, en la sala John Ferraro de la alcaldía de Los Ángeles, la concejal Eunisses Hernández y el concejal Bob Blumenfield presentaron la moción para efectuar una proclamación de reconocimiento a esta organización defensora de los inmigrantes.

En esta nota

El Salvador inmigrantes
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain