Jim Jordan, una de las tres opciones para designar a un presidente en la Cámara de Representantes
La imposibilidad de que Steve Scalise obtuviera los votos necesarios para convertirse en orador volvió a sacar a flote el divisionismo de los representantes republicanos
Después de que Steve Scalise, republicano por Luisiana, dejó de ser candidato a la presidencia de la Cámara de Representantes, los conservadores se encuentran en la búsqueda de un líder y quien de nuevo ha vuelto a cobrar relevancia es Jim Jordan.
A pesar de que el miércoles Scalise fue proclamado ganador de la una votación realizada a puerta cerrada, eso no le bastó para obtener los 217 votos necesarios para convertirse en presidente de la Cámara y tuvo que cederle la oportunidad a otro aspirante.
En este sentido, Jim Jordan quien sólo obtuvo 99 votos a su favor frente a los 113 de Scalise, de nuevo surge como alternativa para convertirse en líder, pues cuenta con el respaldo de un amplio número de correligionarios de partido.
No obstante, el hecho de que el representante por Ohio y presidente del Poder Judicial haya sido etiquetado como candidato favorito de Donald Trump enfrenta cierto el rechazo para que llegue a la cima de la Cámara.
Otra opción que se presenta es la posible nominación de Tom Emmer, republicano por Minnesota y quien ocupa el tercer lugar de liderazgo dentro del Partido Republicano en el Senado.
De hecho, ante la baja de Scalise, el abogado de 62 años expresó públicamente su interés de ser contemplado en la contienda.
Cabe señalar que una solución a la carencia de un presidente en la Cámara consistiría en extender el interinato de Patrick McHenry, representante de Carolina del Norte, mientras se define a la persona que lo reemplace de manera permanente.
Al respecto, se prevé que algunos republicanos promoverán una iniciativa para brindarle mayor autoridad en el cargo por lo menos hasta mediados de noviembre, cuando expira el proyecto de ley a corto plazo conocido como resolución continua (CR), el cual fue aprobado el 1 de octubre en una votación de 335 contra 91 con el objetivo de que provisionalmente el gobierno se mantuviera financiado y así evitar que múltiples proyectos se detuvieran, así como retrasos en los salarios de millones de trabajadores.
Hasta el momento, lo único claro en la Cámara de Representantes es que los republicanos continúan siendo víctimas del divisionismo sin medir las posibles consecuencias que ello podría tener en el desarrollo de la nación.
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