Los niños pequeños tienen tasas más bajas de COVID-19 grave: por qué

Según nuevas investigaciones, la respuesta de anticuerpos de los niños pequeños al virus difiere significativamente de la de los adultos y la clave está en la producción de los niveles de anticuerpos

Los niños pequeños tienen tasas más bajas de COVID-19 grave: por qué

Los científicos sugieren que podría ser factible diseñar adyuvantes de vacunas que imiten las respuestas inmunes observadas en niños pequeños. Crédito: kamon_saejueng | Shutterstock

Los misterios de la COVID-19, especialmente en lo que respecta a su impacto en diferentes grupos de edad, han sido objeto de numerosas investigaciones desde que comenzó la pandemia.

Recientemente, una investigación financiada en parte por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud, ha proporcionado información valiosa sobre por qué los niños pequeños tienden a experimentar tasas más bajas de COVID-19 grave en comparación con los adultos.

Este estudio, dirigido por Pali Pulendran, Ph.D., y Mary Allen Staat, MD, MPH, se llevó a cabo en el Cincinnati Children’s y se centró en bebés y niños pequeños. A través de un enfoque de inmunología de sistemas, los investigadores analizaron minuciosamente las respuestas inmunitarias de estos jóvenes antes, durante y después de su exposición al SARS-CoV-2.

Uno de los hallazgos más destacados de este estudio es que la respuesta de anticuerpos de los niños pequeños al virus difiere significativamente de la de los adultos. Mientras que los adultos tienden a producir anticuerpos en niveles que aumentan durante algunas semanas y luego disminuyen, los bebés y niños pequeños mantuvieron niveles altos y sostenidos de anticuerpos protectores durante un período de observación de 300 días. Esta respuesta inmune particular podría explicar por qué los niños pequeños suelen experimentar casos leves de COVID-19.

Además, los científicos descubrieron que a diferencia de los adultos con COVID-19, la sangre de los niños no presentaba niveles elevados de ciertas proteínas inflamatorias asociadas con casos graves de la enfermedad.

En cambio, las narices de los niños mostraban niveles elevados de citocinas inflamatorias y una potente citocina antiviral. Estos hallazgos sugieren que las citocinas en las narices de los niños pueden haber ayudado a eliminar la infección por SARS-CoV-2 en el lugar donde el virus ingresó al cuerpo, lo que contribuye a la levedad de la enfermedad.

Se podrían diseñar nuevas vacunas gracias a estos hallazgos

Estos resultados abren la puerta a nuevas posibilidades en la lucha contra la COVID-19. Los científicos sugieren que podría ser factible diseñar adyuvantes de vacunas que imiten las respuestas inmunes observadas en niños pequeños, estimulando niveles persistentemente altos de anticuerpos sin provocar una inflamación peligrosa en la sangre.

Por otro lado, es importante destacar que la investigación también tiene implicaciones en el ámbito de la vacunación. Según la información proporcionada, se recomienda que los niños de 6 meses a 4 años que hayan recibido la vacuna contra el COVID-19 antes de septiembre de 2023 reciban una o dos dosis de la vacuna actualizada, dependiendo de la vacuna y la cantidad de dosis previas. Aquellos que no hayan sido vacunados deben recibir dos o tres dosis de la vacuna COVID-19 actualizada, según la vacuna que reciban.

En resumen, esta investigación arroja luz sobre por qué los niños pequeños experimentan tasas más bajas de COVID-19 grave que los adultos, destacando diferencias en sus respuestas inmunitarias. Estos hallazgos no solo aumentan nuestra comprensión de la enfermedad, sino que también pueden influir en futuros enfoques terapéuticos y de vacunación.

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