La travesura más tierna de Lionel Messi cuando era niño en Rosario
La leyenda viviente del fútbol mundial tuvo un episodio en su vida tierno y preocupante para sus padres
La relación entre Lionel Messi y su abuela materna Celia es quizás una de las más fuertes y llenas de admiración y devoción por la leyenda viviente argentina; a día de hoy cada vez que anota un gol, mantiene su ritual: se hace la señal de la cruz, se besa la mano y levanta los brazos y dedos índices hasta el cielo para dedicarle cada anotación como lo ha hecho a lo largo de su exitosa carrera como profesional.
De igual forma celebró los dos goles que le anotó a la Selección francesa en la final de la Copa del Mundo Qatar 2022 en donde consiguió el único trofeo que le hacía falta para finalmente poder descansar y quitarse de encima tanto peso mediático y también personal.
Celia fue la primera en llevar al pequeño Lionel a jugar al Club Grandoli, donde dio sus primeros pasos como futbolista y fue precisamente por la insistencia de la abuela de Leo que Salvador Aparicio, entrenador de la categoría 86 dio la gran oportunidad de jugar y para su sorpresa y la de muchos, el más pequeño de los Messi se convirtió en una figura importante convirtiendo dos goles.
El propio Messi ha relatado anteriormente que luego de ese partido antes mencionado, su abuela vio de manera desafiante y muy orgullosa por la actuación de su nieto, al técnico Aparicio, ya que, sin su insistencia y consejo, ese gran partido no hubiese ocurrido. Doña Celia no sabía que ese sería el principio de la gran historia de Lionel Messi, su nieto.
Lamentablemente El Alzheimer privó a Leo de poder disfrutarla mucho más; falleció en el año 1998, época en la que Leo ya había formado parte de las categorías inferiores de Newell’s.
En sus tiempos de infante Leo era un como cualquier niño, revoltoso, travieso e intranquilo, y fue en ese entonces donde tuvo la travesura más osada, fuerte y preocupante para sus padres, una que al momento nunca nadie pensó que podría llegar a suceder; Messi se escapó de su casa para visitar a su abuela en un cementerio ubicado en una zona cercana a Rosario.
El jovencito necesitaba estar cerca de su abuela, así que tomó la decisión de visitarla.
Con tan solo 10 años de edad, convenció a su mejor amigo de la infancia, Diego Vallejos para que lo acompañara en la travesía para ir en colectivo a Villa Gobernador Gálvez, donde descansan los restos de su abuela Celia, un reto de alto nivel a dicha edad y que los infantes simplemente no entendían la magnitud del peligro que pudieron haber atravesado en su momento.
Comenzó el viaje y el primer paso para concretarlo, fue juntarse y para llegar al cementerio tuvieron que caminar alrededor de 10 minutos y luego de ello viajar en colectivo otros 20 minutos hasta recorrer las dos últimas cuadras pendientes en Gálvez.
Llegaría el momento en donde los padres de Messi como usualmente hacían, salían a la calle a llamarlo, para que retornara a su hogar, pero ese día no hubo respuesta alguna de Lionel Andrés y comenzaron los miedos, intrigas y preocupaciones.
Hubo reprimendas, lógicamente, pese a la comprensión del caso y el lindo gesto que había tenido Leo con su abuela, a quien a día de hoy sigue honrando con cada uno de sus goles y sus majestuosas actuaciones sobre el campo de juego. En ese entonces se pudo ver uno de los lados más sensibles de Lionel Messi, uno de los jugadores más aguerridos sobre el campo y que siempre estará en el eterno debate sobre si es o no, el mejor jugador de todos los tiempos en el mundo del fútbol.
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