Salvadoreños de Los Ángeles votan para elegir a su presidente
Un gran número de votantes de la diáspora salvadoreña se deciden por la reelección de Nayib Bukele
¡Uff, ya está! Fueron las palabras de alivio y de celebración de José Gilberto Tejada, de 73 años, quien no tuvo el más mínimo problema para emitir su voto para las elecciones que van a definir a los titulares de la presidencia y la vicepresidencia, para el periodo que comenzaría el 1 de junio de 2024 hasta el 1 de junio de 2029.
Con ayuda de Deisy Cabrera, a través de su celular y tras la comprobación de su Documento Único de Identidad (DUI), Tejada completo el proceso en menos de cinco minutos.
“Fue fácil…Es mi primer voto en 42 años, desde que salí de El Salvador”, dijo el hombre nacido en Cojutepeque, Departamento de Cuscatlán. Las elecciones se desarrollarán de manera simultánea con los comicios legislativos. Hay 60 escaños a la Asamblea Legislativa para la XIV Legislatura.
Tejada y decenas de salvadoreños se reunieron en una casa de Sherman Oaks, donde algunos compatriotas les auxiliaron a completar los sencillos pasos para emitir su sufragio.
Aproximadamente 741,000 salvadoreños residentes en Estados Unidos están registrados y facultados para votar mediante el proceso en línea.
El proceso comenzó 30 días antes de los comicios en los que el presidente Nayib Bukele, quien goza de una amplia popularidad, parece enfilarse hacia la reelección.
“Yo he votado en todo por Nuevas Ideas y por el presidente Bukele”, dijo Tejada, quien concuerda con el mandatario que pidió permiso para contender en la elección, al decir que, “como dice el presidente, se firmaron los Acuerdos de Paz [tras la Guerra Civil de 1980-1992], pero nunca hubo paz en El Salvador”.
“Al contrario, murió más gente después que se firmaron los acuerdos de paz, porque nunca se acabó la corrupción; no se borró el odio y no hubo nada bueno para el pueblo”, añadió el hombre que trabajo como guardia de seguridad en la embajada de Estados Unidos en la capital salvadoreña.
“Tuve que huir, la guerrilla y el gobierno querían reclutarme”, recordó. “Pienso que sí valió la pena haber venido a Estados Unidos porque salvé mi vida y también la de mi familia”.
Añadió que haber visto muertos en las calles y en las cunetas era algo “normal”. Cuando viajaba en autobús, el conductor tenía que desviarse porque encontraba cadáveres en las carreteras.
“Le decíamos al chofer que se moviera a la izquierda o a la derecha, para que no le rompieran los huesos a las personas que habían sido asesinadas y que estaban tiradas en el piso”, recuerda. “Ver todo eso nunca dejaba tranquilo a nadie. Fue muy traumático”.
Para las elecciones están llamados a sufragar un total de 6.2 millones de votantes dentro y fuera de El Salvador. Quienes residen en Estados Unidos representarían casi el12% de los sufragios.
Todos, afines a Bukele
La Corte Constitucional de El Salvador dictaminó en 2023 que Bukele podía postularse para un segundo mandato consecutivo, a pesar de que la Constitución de ese país no permite la reelección.
En noviembre, el mandatario con licencia cesó sus funciones del poder ejecutivo por seis meses, a fin de poder estar habilitado para participar en las elecciones de este año.
Deisy Cabrera, una líder del movimiento de ciudadanos salvadoreños, declaro a La Opinión que el grupo comenzó a organizarse en Los Ángeles, desde el nacimiento del partido Nuevas Ideas del presidente Bukele.
“Somos una organización de lo que ahora es el partido, y así como nosotros, surgieron muchas células en diferentes partes del país”, agrega.
“En Los Ángeles, habemos tantos salvadoreños (438,783, según el censo de Estados Unidos) que se formaron varios grupos, y nos hemos ido organizando, porque el presidente dijo que el partido es horizontal, no vertical. Nosotros somos libres de organizarnos”. Llevan los reglamentos del partido, pero no se rigen por el partido.
No hubo voto secreto
Durante la votación vía electrónica fue notorio que a ninguna persona se le coaccionó para que votara por algún candidato o partido.
La totalidad de quienes sufragaron ya sabían de antemano que votarían por Bukele y los diputados de Nuevas Ideas.
“La gente tiene confianza en nosotros; solamente somos un vehículo para que, en el proceso, ellos ejerzan su derecho y ejecuten su voto”, precisó Cabrera. “No se persuade a nadie a que voten por nadie”.
El voto, empero, no fue secreto en ninguno de los casos observados por La Opinión.
Cabrera y la totalidad de quienes estuvieron presentes para votar, están de acuerdo con el estado de excepción que instauró el presidente Bukele para lograr el arresto y encarcelamiento de decenas de miles de mareros (pandilleros). La medida seguirá vigente en 2024.
“Esperamos que se mantenga hasta que estemos seguros y libres de delincuentes y de pandillas”, subrayó.
El año pasado, El Salvador registró la tasa de homicidios más baja en tres décadas. Se cometieron 154 asesinatos, en comparación con los 495 de 2022.
En 2019, cuando Bukele asumió el poder, el país centroamericano, asolado por la pobreza y la delincuencia pandilleril tenía uno de los más altos niveles de asesinatos del mundo: 38 homicidios por cada 100,000 habitantes. La tasa actual es de 2.4 homicidios por cada 100,000 habitantes.
Muertes y la esperanza no perdida
Ana Thompson, de 59 años, nacida en Santa Ana y residente de Las Vegas, Nevada, dijo que ella podrá votar solamente hasta el 4 de febrero, último día hábil para los electores que radican en Estados Unidos, pero cuyo DUI tiene domicilio en el país centroamericano.
Thompson narró a La Opinión que decidió emigrar a Estados Unidos hace 40 años porque los pandilleros mataron a su tío Fabio Mejía y, posteriormente a un amigo de su padre, llamado René Mendoza.
“Los pandilleros trataron de quitarle dinero a mi tío; lo estaban extorsionando y un día, cuando no tuvo dinero lo mataron”, dijo. “A René también lo mataron para quitarle dinero”.
De oficio trailera, Ana Thompson manifestó que, a pesar de llevar cuatro décadas viviendo en los Estados Unidos, nunca perdió la esperanza de las cosas cambiaran en su patria.
“Todo el tiempo tuve la ilusión que el país cambiara, pero empecé a verlo solo hasta hace tres años, porque los primeros dos no le dieron esa oportunidad, [Bukele] estuvo luchando contra toda la oposición y sí, él fue el cambio con el que yo soñaba”.
Es la misma opinión de Edith De la O. Posada, originaria de Sociedad, Departamento de Morazán.
“La seguridad de mi país ha cambiado por completo; la atención en el aeropuerto de Comalapa es increíble y la limpieza en El Salvador es otra”, expresa. “La mayoría de nosotros estamos con el presidente Bukele; vale la pena tenerlo en el poder”.
Estados donde se puede votar
El voto presencial de los salvadoreños en el exterior, por primera vez en la historia se llevará a cabo hasta el 4 de febrero en Seattle, Washington; Springdale, Arkansas; Omaha, Nebraska; Salt Lake City, Utah; Chicago, Illinois; Duluth, Georgia; Doral, Florida; Boston, Massachusetts; Saint Paul, Minnesota.
Las Vegas, Nevada; Nashville, Tennessee; Tucson, Arizona; Aurora, Colorado; Charlotte, Carlina del Norte, y en Nueva York, en New Jersey, Manhattan y Long Island, además de los estados de Virginia, Texas, Maryland, Washington, D.C.
En California, la votación puede efectuarse en los consulados de Fresno y San Bernardino; en San Francisco, en el Omni San Francisco Hotel Grand Ballroom y The Hemlock.
En Los Ángeles: LA River Studios del 2021 North San Fernando Road; MG Studio, en el 1319 11th Street, y Sonesta Los Angeles Airport Continental.
‘El Salvador está cambiando’
La situación económica y la inseguridad que se vivía en su país orillaron a Exequiel Alemán Morgan, a tener que emigrar hacia Estados Unidos, salir adelante, y, a la vez, salvar su vida.
“Yo me vine cuando las maras comenzaron a matar a la gente”, dijo Exequiel, cuyo hogar en Sherman Oaks, acogió a decenas de sus compatriotas para participar en las elecciones presidenciales, emitiendo sus votos desde el exterior.
De hecho, indica que él mismo fue asaltado tres veces: dos a punta de navaja y una, con una pistola.
“La primera vez, caminaba con 25 libras de café; venía con mi expareja y me salió alguien que me amenazó que si no le daba el café me iba a apuñalar”, contó.
En la segunda ocasión, cuando estudiaba el bachillerato de agricultura fue asaltado cuando un sujeto le arrebató una cadena de oro
En la tercera experiencia, un pandillero de la colonia donde vivía lo asaltó cuando caminaba con su exnovia.
“Él me amenazó de que le diera todo lo que tuviera. Él sí sacó una pistola y me la puso en la sien”, relató. “Dijo que, si no obedecía, pues ya vería lo que iba a pasar”.
Aquellas experiencias traumatizantes lo motivaron para valorar la realidad que ahora se vive en su país natal, después de una cruenta guerra civil y miles de muertes causadas por las maras.
“Yo miraba muy lejos que se daría alguna vez, pero soñaba con que a mi país llegaría un líder [Nayib Bukele], alguien que iba a cambiar y que nos daría esperanza de paz”, expresa.
“Sin embargo, lo miraba muy lejos, no porque el país siempre ha sido muy corrupto, sino por la oposición, los que han gobernado mi país por casi 40 años y que han sido corruptos”, añadió el salvadoreño nacido en La Libertad.
“De hecho, ARENA es el partido más corrupto de Latinoamérica. Ellos han robado a manos llenas mi país, el FMLN era mucho peor”, añadió. “Yo tenía una esperanza de que algún día iba a llegar alguien para ayudarnos, pero no pensaba que fuera a verlo tan pronto”.
Exequiel Alemán Morgan, quien vive con su esposo Keef Morgan Alemán expresó que pensaba que iba a morir y que nunca vería la paz en El Salvador, similar a la quietud que experimenta cuando va al muelle de Santa Mónica o como cuando disfruta hasta altas horas de la noche en San Francisco.
“Nayib Bukele se merece no una segunda oportunidad de gobernar El Salvador, sino una tercera, cuarta oportunidad; ha cambiado muchas cosas, empezando por la seguridad y luego por la economía”, valoró.
“No espero que cambie todo de golpe, pero, por lo menos se observa que está cambiando las estructuras del país, las carreteras, puentes y creo que El Salvador, cada vez estará mucho mejor”.