Tambalea el compromiso del gobernador con la protección del medio ambiente
Los recortes en el presupuesto de California que presentó Gavin Newsom atentan contra los esfuerzos para proteger a las comunidades más vulnerables de los peligros del cambio climático
En California 2023 fue un año de incendios forestales devastadores, olas de calor, contaminación del aire que pone ciudades como Los Ángeles y Bakersfield entre las peores del país, e inundaciones inesperadas, todos signos del cambio climático.
Metas ambiciosas
Al mismo tiempo, el estado dorado quiere reducir la contaminación que causan los vehículos en un 25% para 2037. Que en 2026 el 35% de los nuevos autos vendidos sean eléctricos o híbridos enchufables. Que el porcentaje suba a 68% en 2030 y al 100% en 2035.
Paralelamente, ha iniciado un ambicioso plan de desarrollo económico basado en energía limpia, que atañe directamente a la salud de la población de bajos ingresos, de quienes viven cerca de focos de contaminación, especialmente de la comunidad latina.
Se han visto avances en ese sentido.
La lógica dictaría que para tener éxito, la lucha del gobierno de California contra los peores resultados del cambio climático debe ser sin cuartel, debe continuar y debe incrementarse.
Sin embargo, en su discurso de presentación del presupuesto estatal 2024-2025, el 10 de enero, el gobernador Gavin Newsom presentó un cuadro que hace dudar del compromiso de mantener el pie sobre el acelerador en esta lucha.
El presupuesto de $291,000 millones presenta un déficit de $37.900 millones. La reducción de gastos es inevitable. Pero no es inevitable que entre los incisos más atacados por los recortes estén precisamente los gastos para luchar contra los incendios, inundaciones, contaminación y calor excesivos.
Recortes en la inversión climática
Lamentablemente, en la propuesta presupuestaria figura un recorte de $2.900 millones de los programas climáticos de California; se retrasa el uso de $1.900 millones adicionales en gastos que ya habían sido aprobados y se transfiere otros $1.800 millones a fondos no relacionados.
Entre los planes recortados se cuentan $600 millones que estaban destinados al popular programa Clean Cars 4 All, que ayuda a consumidores de bajos ingresos en zonas prioritarias a reemplazar sus vehículos contaminantes con otros de energía limpia. El año pasado, fueron más de 13,000 vehículos.
El recorte significa que menos personas de bajos ingresos podrán pagar por autos eléctricos y que la mayoría de los camiones diésel seguirán recorriendo nuestros barrios y creando contaminación.
Se recortan también $283 millones del programa de Descarbonización Equitativa de Edificios, que financia bombas de calor de cero emisiones para hogares de bajos ingresos.
Se retiran $40 millones del Programa de Resiliencia Comunitaria y Calor Extremo. También se retrasa por tres años el dinero asignado para construir más estaciones de carga.
Otros recortes incluyen programas de transporte limpio, el mantenimiento de bosques, y las cuencas hidrográficas, la protección costera y la prevención del ascenso del nivel del mar.
Sufren programas de descarbonización
Mientras que en el año saliente el presupuesto climático aprobado en 2022 llegaba a $54,000 millones, en el nuevo desciende a $48.300 millones. Y mientras que hasta ahora ese dinero se gastaba en seis años, en el nuevo presupuesto lo haría en siete.
En líneas generales sufren entonces los programas de descarbonización que inciden directamente en la salud de nuestras comunidades. Las inversiones orientadas a combatir el cambio climático y alejarse de los combustibles fósiles podrían comenzar a mermar. Esto podría cortar de cercén la agenda medioambientalista del mismo Newsom.
Lamentablemente, se trata de una repetición del presupuesto anterior en el que también se redujeron, aquella vez en 3%, los fondos destinados a metas similares.
Los detalles del nuevo presupuesto frenan la transición de la economía californiana, la más grande del país y una de las primeras del mundo, a un futuro cercano de energía no contaminante. Una transición que estaba en pleno vuelo con el boom de los automóviles de cero emisiones, especialmente eléctricos, la construcción de proyectos solares y eólicos. y el aumento de recursos de energía renovable.
Newsom tenía la oportunidad de comenzar el año como un verdadero pionero, profesando su inclinación por proteger a los que menos tienen.
El presupuesto de California para 2024 es todavía una oportunidad para que el gobernador Newsom proteja a las comunidades latinas, que enfrentan algunas de las amenazas ambientales y de contaminación más importantes del estado, y que pagan una parte desproporcionada de sus ingresos en combustible para sus automóviles y hogares.
No se puede esperar
En el documento y en la presentación filmada, el gobernador expresa su parecer de que algunas de las soluciones a los desastres causados por el cambio climático pueden esperar uno o dos años más. De ahí que dentro del conjunto de prioridades que demanda la economía de California siente que es adecuado quitarle fondos a estos programas.
Pero la verdad es que estas soluciones no pueden esperar. Según algunos de los parámetros del cambio climático en California, es casi demasiado tarde.
California debe invertir más, y no menos en el medio ambiente.
Se trata de asegurar la vida de las generaciones venideras; si fallamos nuestros hijos lo pagarán con su salud.
Por eso, carece de lógica quitar fondos de los programas para “el reciclaje del agua ($100 millones), gestión y remediación de las aguas subterráneas, el mantenimiento y resiliencia de las cuencas hidrográficas ($350 millones), mantenimiento de diques ($50 millones) y la costa ($400 millones), la protección de la vida marina ($50 millones)y otros planes”, como lo definió Mark Gold, ex subsecretario de política costera y oceánica y hoy líder del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.
Soluciones alternativas
Se podría balancear los recortes si se cobraran correctamente impuestos a las corporaciones de combustibles fósiles eliminando las exenciones fiscales y subsidios de los que gozan actualmente. El dinero así proporcionado por quienes cargan con más responsabilidad que ninguno por la situación progresaría dramáticamente la búsqueda de soluciones. En el gobierno estatal lo saben y algunos quisieran implementar esa solución.
Pero al final de los debates y las reuniones y el cabildeo, se han retirado los fondos para implementar las nuevas leyes SB 253 y SB 261, que requiere a las grandes empresas estatales revelar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Estas leyes deberán esperar al menos dos años más. Nos alejamos de la meta en lugar de acercarnos.
El presupuesto así presentado la semana pasada no constituye la última palabra. Ahora, inician las negociaciones con la Legislatura para que en mayo, el gobernador presente el plan ya revisado. La fecha límite para la aprobación del presupuesto es el 15 de junio.
Todavía hay tiempo para corregir el rumbo.