“Monstruo de Amstetten” sale de prisión para delincuentes con problemas mentales a cárcel común

El austríaco Josef Fritzl, condenado en 2009 a cadena perpetua por secuestrar y violar a su hija durante 24 años, recibió este jueves permiso para salir de la zona de alta seguridad para delincuentes con problemas mentales donde estaba encarcelado.

La resolución se basó en un informe psiquiátrico que considera que no se dan ya las condiciones para mantenerlo en esa institución; mientras su defensa considera que se trata un paso hacia la libertad condicional.

Según agencias internacionales, los jueces basaron su decisión en un informe psiquiátrico que cita su edad avanzada, pues cumplirá 89 años en abril y un comienzo de demencia. El traslado se autorizó bajo la condición de que el condenado siga regularmente una terapia y sea sometido a exámenes psiquiátricos.

El caso de Josef Fritzl cobró relevancia cuando fue arrestado y condenado en 2009 a cadena perpetua por secuestrar y violar a su hija durante 24 años.

En marzo de 2009, Fritzl fue condenado a cadena perpetua tras declararse culpable de asesinato por negligencia por la muerte del bebé que incineró. Los otros cargos incluían esclavitud, incesto, violación, coerción y encarcelamiento ilegal.

En 1984, Josef Fritzl atrajo a su hija Elisabeth, de 18 años, a su sótano, donde la drogó y violó repetidamente.

Después de decirle a su propia esposa, Rosemarie , que Elisabeth se había escapado y se había unido a una secta, Fritzl logró mantener a su hija prisionera en el sótano insonorizado durante 24 años.

Los crímenes de Fritzl quedaron al descubierto cuando la hija mayor del sótano, una chica de 19 años, enfermó gravemente.

Elisabeth le rogó a su padre que llevara a la niña, Kerstin, al hospital, pero los médicos alertaron rápidamente a la policía después de interrogar a la adolescente, que nunca antes había estado en el mundo exterior.

Después de su arresto, Josef confesó las repetidas violaciones, alegando que la violación de su hija era una adicción y la redirección de los sentimientos incestuosos que sentía hacia su propia madre. También afirmó ser un padre amoroso y atento con los niños que engendró en el sótano: llevándoles libros y peluches, viendo videos con los niños, cenando con la familia.

En el juicio, el padre admitió culpabilidad por un cargo de incesto, pero se declaró inocente de esclavitud y del asesinato de su hijo. Después de ver el testimonio grabado de Elisabeth Fritzl, cambió su declaración de culpabilidad total, reconociendo que su falta de atención médica para el recién nacido puede haber contribuido directamente a la muerte.

Según medios que cubrieron el hecho, Fritzl hizo que Elisabeth escribiera cartas a su madre explicándole que necesitaba tiempo fuera de casa y luego las envió a ciudades lejanas. Les dijo a los vecinos que ella se había escapado para unirse a una secta.

“No fue fácil, porque los pensamientos sobre lo que había hecho daban vueltas constantemente dentro de mí”, dijo.

“Estaba constantemente lleno de energía. No había nadie en quien confiar. Tenía que mirar hacia adelante y continuar por el camino que había elegido.’

Fritzl cumplía cadena perpetua en una unidad penitenciaria especial para criminales dementes en la prisión austriaca de Krems-Stein.

Según los informes, Fritzl sufre demencia y su estado se ha deteriorado desde que lo pusieron tras las rejas por primera vez.

Por su parte, su hija Elisabeth, vive bajo una nueva identidad en un lugar desconocido en Austria y no ha tenido contacto con su padre desde que fue enviado a la cárcel.

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