Epic Games: hackers robaron más de 200 GB de datos personales de usuarios

Un nuevo y audaz grupo de ciberdelincuentes, autodenominado ‘Mogilevich’, ha irrumpido en el panorama digital con declaraciones alarmantes. Aseguran haber perpetrado ataques contra importantes entidades, entre las que se incluyen la renombrada compañía de videojuegos Epic Games y el Departamento de Asuntos Exteriores de la República de Irlanda. Sin embargo, lo que hace que estas afirmaciones sean aún más inquietantes es la naturaleza de los datos que afirman haber obtenido: más de 200 GB de información confidencial, que incluye correos electrónicos, contraseñas, información de pago y, lo que es aún más preocupante, parte del código fuente de Epic Games.

El código fuente de una empresa es el corazón de su operación digital, la columna vertebral de su tecnología y, en muchos casos, la joya de la corona de su propiedad intelectual. Contiene instrucciones detalladas sobre cómo funcionan sus aplicaciones y sistemas, lo que significa que su divulgación puede tener consecuencias catastróficas. 

El acceso al código fuente proporciona a los ciberdelincuentes una visión interna de la arquitectura de software de la empresa afectada. Esto les permite identificar posibles vulnerabilidades y puntos débiles en el sistema, allanando el camino para ataques más sofisticados y devastadores en el futuro. Además, la posesión del código fuente puede facilitar la creación de malware específico y ataques dirigidos diseñados para explotar las debilidades del software de la empresa comprometida.

¿Qué dijo Mogilevich?

Las declaraciones del grupo de hackers conocido como ‘Mogilevich’ han enviado ondas de choque a través del mundo digital. Con una audacia sin igual, el grupo ha proclamado abiertamente su responsabilidad en los ataques, desafiando a las autoridades y desatando el pánico entre sus presuntas víctimas. Su comunicado, difundido en la oscuridad de la web, es un recordatorio sombrío de la creciente amenaza que representan los ciberdelincuentes en el panorama actual.

En sus declaraciones, Mogilevich no solo se atribuye los ataques, sino que también exhibe con orgullo el botín obtenido. La lista de datos comprometidos es alarmante: correos electrónicos, contraseñas, información de pago e incluso una porción del codiciado código fuente de Epic Games. Esta exhibición descarada de poderío cibernético no solo busca intimidar a sus presuntas víctimas, sino también atraer la atención de posibles compradores en el mercado negro digital.

El lenguaje utilizado por el grupo es provocativo y desafiante, reflejando una mentalidad despiadada y sin escrúpulos. Sus amenazas implícitas de hacer públicos los datos robados si no se cumplen sus demandas son una táctica de intimidación diseñada para infundir miedo y coacción. Sin embargo, la falta de respuesta por parte de las presuntas víctimas, como Epic Games, sugiere que las autoridades y las empresas afectadas están adoptando una postura firme contra los chantajes cibernéticos.

Las declaraciones de Mogilevich son un llamado de atención para gobiernos, empresas y usuarios individuales por igual. La amenaza cibernética es real y omnipresente, y la complacencia no es una opción. Es imperativo que se tomen medidas concertadas para proteger la infraestructura digital, fortalecer las leyes y regulaciones relacionadas con la ciberseguridad y promover la conciencia y la educación sobre los riesgos cibernéticos. Solo a través de un esfuerzo conjunto y coordinado podemos esperar hacer frente a esta creciente amenaza y salvaguardar nuestra seguridad digital.

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